Sabor a burbujas

Algunos datos para apreciar los vinos espumantes. Año a año, el consumo de espumantes va en aumento. Argentina se posiciona, a nivel mundial, con productos de gran calidad. Para aprender de variedades y maridajes, el Centro de Enólogos de Buenos Aires da cursos durante todo el año.

        Tradicionalmente, las fiestas de fin de año eran el momento para brindar con espumante. Pero en los últimos años, festejos varios o sólo una noche de verano se convirtieron en el marco ideal para un descorche ruidoso y la espuma fría deslizándose por la copa.

        Es obvio que todos los lectores piensan en el champagne, sin embargo, es necesario aclarar: el vino elaborado en la región de Champagne, en el norte de Francia, lleva ese nombre; en el resto del mundo, donde no tienen una denominación de origen, son vinos espumantes.

        Las burbujas que caracterizan a este vino surgen de la segunda fermentación, que se realiza en un recipiente cerrado a presión, justamente para que las burbujas no se evaporen. Según el tiempo de fermentación y el lugar donde se realiza este proceso (botella o toneles) van cambiando el estilo, la personalidad, la calidad del producto. ¿Cuándo podemos hablar de calidad? Los expertos son crípticos: cuando el vino transmite sensaciones agradables y aromas complejos. En la actualidad, muchas bodegas elaboran sus productos bajo el concepto de vinos de autor, lo que apela a la educación de la sensorialidad. Un dato para tener presente: efervescencia fina, burbujas pequeñas, constantes y en columnas bien definidas indican una elaboración cuidada.

        En Argentina, los vinos base son Chardonnay, Pinot-noir, Torrontés, Syrat. La combinación de estas variedades y el licor de expedición (recetas celosamente guardadas) van recortando una personalidad. Si bien la mayoría de los espumantes son blancos, últimamente han ganado aceptación los que se hacen con base de vino tinto y, por lo tanto, son oscuros.

        Una curiosidad es que, en las etiquetas, no se coloca el año de cosecha de las uvas (esto tiene relación con el origen de esta bebida en Francia). Lo que se destaca es el nivel de dulzor y las variedades de uvas utilizadas. En relación al método de producción, se consigna sólo el champenoise, fundamentalmente porque implica mucho tiempo de guarda; en consecuencia, una vez comprado, hay que descorcharlo!

        Recomiendan guardar las botellas acostadas para que el líquido esté en contacto con el corcho, así no se seca. Además, hay que alejarlas de la luz, ya sea natural o artificial, para evitar que el espumante se caliente y así envejezca. Ojo!, en la cocina, el lugar menos adecuado es la alacena superior porque es donde se concentra el calor.

        La temperatura ideal de servicio es entre 10 y 15 grados. En cuanto al maridaje, en general el espumante va bien con todo; además, las rígidas reglas ya se han ablandado, entonces ¡a escanciar el espumante que tenga cerca porque la vida es breve y hay que disfrutarla!

Por Mónica Carinchi

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