Cultura, Soberanía y Trabajo Argentino

Trabajadores de la cultura exigen continuidad de asignaciones específicas. Representantes de la cultura sanfernandina se reunieron en la plaza Dorrego, de Victoria, el lunes 3 de mayo, para exigir la continuidad de la financiación federal y equitativa de los institutos y organismos culturales, en todo el país. Reclamaron que los legisladores traten una nueva ley que prorrogue definitivamente estas asignaciones de las cuales dependen miles de puestos de trabajo y el desarrollo de la cultura nacional.

        En el fin de una tarde en la cual el fresco otoñal se hizo sentir, un grupo numeroso de trabajadores y estudiantes de la cultura de San Fernando se hizo presente en la plaza Dorrego, de Victoria, convocados por la Asociación Argentina de Actrices y Actores, delegación Zona Norte, para visibilizar la delicada situación en que se encuentran todos los organismos e institutos culturales.

        Debido a la vigencia de la ley 27.432/2017, el Instituto Nacional de Teatro (INT), el Instituto Nacional de Música (INAMU), el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Radio y Televisión Argentina (RTA), la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), el Ente Nacional de Comunicación (ENACOM), el Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA) perderían sus asignaciones específicas. Esto provocaría que miles de puestos de trabajo desaparezcan y que, en consecuencia, la cultura nacional quede expuesta a mendigar recursos, en algunos casos, y a sucumbir rápidamente, en otros. Por esto, bajo el lema Cultura, Soberanía y Trabajo Argentino, se realizó esta jornada de carácter federal ya que en todo el país hubo actos donde se leyó la misma Proclama.

        “Estas asignaciones resultan imprescindibles para el desarrollo del teatro, la música, la danza, el cine, las bibliotecas y medios de comunicación comunitaria”, dijo Estela Oriana, delegada general de la Asociación Argentina de Actrices y Actores. Efectivamente, a través de impuestos específicos, que se distribuyen de manera federal y equitativa, las instituciones e industrias culturales desarrollan sus actividades, “por esto exigimos que se trate el proyecto de ley que establece la prórroga de estos aportes esenciales”, continuó la representante sindical.

        “No hay soberanía nacional sin cultura”, resalta la Proclama, al mismo tiempo que recuerda que para “mantener el entramado productivo de las industrias culturales y creativas a lo largo y a lo ancho de nuestro país” es necesaria la urgente sanción de una ley que resuelva el tema definitivamente. Finaliza sosteniendo que si los organismos quedan desfinanciados “se retrocederá más de medio siglo en derechos culturales forjados por toda la ciudadanía”.

        En la plaza Dorrego estuvieron representantes de Agrupación Cultural Bonaerense, Tinku Teatro Centro Cultural, Festi (Festival Latinoamericano de Teatro), Sala Ensueños, Asociación Artistas Sanfernandinos, Centro Cultural Leonardo Favio, Norestada, Teatro Martín Fierro, estudiantes de la Escuela Municipal de Teatro y también de la UNA, Movimiento Nacional de Teatro Popular. Todas las actividades realizadas por los trabajadores de la cultura cuentan con el apoyo de la CTA y la CGT.

        El 3 de este mes, la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados de la Nación emitió dictamen de mayoría para la prórroga de estas asignaciones hasta el 31-12-2072. Defendieron la iniciativa Pablo Carro, del Frente de Todos, Miriam Bregman, del FIT, y Luis Di Giacomo, de Juntos Somos Río Negro. Por su parte, Luciano Laspina, del PRO, se opuso a la prórroga, argumentando que la cultura no es una prioridad de los argentinos.

        El problema que está sufriendo el mundo cultural es una herencia más del gobierno macrista que el 27 de diciembre de 2017 sancionó la ley 27.432 que, en su art.4°, estableció que las asignaciones para los institutos culturales caducarían el 30-12-2022. Evidentemente para el PRO la cultura no es una prioridad. Pero los artistas saben luchar por sus derechos.

Por Mónica Carinchi

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