Y llegó un yacaré

, Medio Ambiente

En la isla se necesita un centro de zoonosis con personal capacitado en fauna silvestre.La excesiva población de perros y gatos genera dificultades. El único lugar que asistía a la fauna silvestre está cerrado. Cazadores furtivos y la prefectura sin herramientas suficientes para ejercer control.

        Por Ordenanza 2668/05 – Decreto 1490/05, la primera sección de islas correspondientes al Municipio de Tigre fue declarada una localidad más en 2005. En esos 221 kilómetros cuadrados de tierra y agua existe una gran variedad de fauna que se podría dividir en doméstica y silvestre. Tanto una como otra deben ser atendidas ya que, por un lado, tienen necesidades y, por otro, pueden generar problemas.

        La fauna doméstica se multiplica descontroladamente pues a los ciclos naturales hay que agregar personas incorrectas que llevan perros y gatos a la isla y los dejan a la buena de dios. “Acá hay dos perras que llegaron a tener 40 cachorros”, contó Cynthia Blanco, que tiene debilidad por los animales así que se transformó en una referente isleña en este tema. En relación a esas perras, organizaron una rifa para castrarlas de manera particular porque la demanda de castraciones es muy superior a la oferta de Zoonosis Tigre.

        Cynthia logró organizar 5 operativos, pero como sólo dan 20 turnos y a veces la gente falta y el turno que queda libre no se puede cubrir, entonces “terminan castrando 10 o 15 perros, nada más”.

        En la isla también añoran los viejos operativos a demanda libre. “Además se hacían más seguido, ahora son muy espaciados”, remarcó la entrevistada que también especificó: “En la isla se necesita directamente una sede de zoonosis porque la cantidad de perros y gatos que hay es increíble. Los gatos son un problema porque donde hay gatos no hay pájaros. Y los perros comen cuises, nutrias, carpinchos”. 

        Traer animales al continente para que sean tratados en Zoonosis es muy complicado: “La lancha colectiva no permite trasladarlos, entonces hay que tener lancha propia o apelar a la solidaridad de un vecino o pagar una fortuna de remís”.

        Actualmente hay 3 veterinarias radicadas en la isla, pero “hay que tener dinero para pagar la consulta. Todas son muy solidarias, pero igual hay que pagarles”.

        Es imprescindible vacunar anualmente a perros y gatos contra la rabia y más aún cuando hubo un caso. “Fue en el Miní, al cachorrito lo atendió una veterinaria particular. Es un tema delicado, por eso pedimos los operativos de Zoonosis, porque habiendo tantos animales, si empieza a circular la rabia…”.

Hay necesidades y no hay dónde recurrir

        Mientras unos dejan por ahí a los animales, otros los recogen: Cynthia tiene 11 gatos, 4 perros y un gavilán. El ave apareció en el Rompani acechado por perros, Cynthia se enteró y lo fue a buscar a las 9 de la noche para llevarlo al otro día a Delta Terra. Pero se encontró con la desagradable sorpresa de que la Fundación Azara ya no gestiona ese lugar y está vacío (¿o vaciado?).

        Cynthia debió llevar al gavilán a una especialista en aves que atiende en Carupá. “Ahora está entablillado porque tiene un ala rota”. Lo va a transitar durante 20 días; si se recupera, podrá soltarlo, pero si no puede volar, deberá conseguir una institución que se haga cargo porque no es fácil vivir con un ave rapaz.

        Si Delta Terra hubiera estado en funcionamiento, “lo hubieran atendido muy bien porque son especialistas en aves. Todos los vecinos que tenían problemas con aves iban ahí y los ayudaban y no cobraban nada”.

        En la isla hay gran cantidad de aves: garzas, benteveo, lechuzas, búhos, gavilán, carancho, zorzales. “Hay una época en que se rescatan muchos pichones de zorzal con gusanos, yo los sé curar, pero el que no sabe los llevaba a Delta Terra”. ¿Y ahora?

        En la reserva Delta Terra recibían animales rescatados, organizaban operativos, colaboraban con los vecinos, trabajaba personal calificado. Estuvo gestionada por la Fundación Azara que informó el 1° de febrero de 2022 que, a partir de esa fecha, Delta Terra se transformó en reserva natural municipal. ¿Cuánto tiempo más permanecerá cerrada? ¿Ofrecerá mejores servicios que la Fundación Azara? ¿El relevo de una gestión por otra no hubiera tenido que ser inmediato?

        “Según dicen, están armando un observatorio de humedales. Esperemos que pongan gente capaz y no por amiguismo”, comentó la vecina isleña.

Nutrias, carpinchos y yacaré

        Los primeros días de junio, en la localidad Delta de Tigre se avistó un yacaré. “Tuvimos que hacer un operativo grandísimo porque no sabíamos a quién llamar”, dijo Cynthia.

        La aparición de este animal demuestra que es necesario un lugar (¿Delta Terra?) para coordinar acciones cuando se presentan estos casos porque “ahí había guardaparque, veterinarios, una bióloga, que sabían cómo actuar”.

        Según parece, no hay un yacaré, sino varios: “A mí me llegaron reportes de Paraná Miní cerca del arenero, otro de Luján y Caraguatá y otro de pichones en Paycarabí”.

        El tema involucra, entonces, a Tigre y San Fernando que es Reserva de Biósfera, sin embargo, Cynthia precisó que “tampoco tiene nada para actuar en estos casos”.

        Este reptil es inofensivo, desde la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires ordenaron su seguimiento para chequear su estado de salud. Pero no sólo se debe monitorear al yacaré, también existen nutrias, carpinchos, aves en estado de desprotección, porque además de déficit en el rescate de fauna silvestre, no hay controles suficientes para preservar la vida de animales ni personas. Por este motivo, Cynthia espera que “el censo refleje la cantidad de gente que vive en la isla, porque siempre dicen que hay poca gente y como los recursos se destinan por la cantidad de habitantes, entonces a la prefectura le dan dos lanchitas. La prefectura tiene que hacer patrullajes nocturnos, necesita más lanchas, motos, gomones. Tienen que controlar porque si una persona mata un carpincho para comer, uno no lo juzga, pero que pase una lancha con 20 carpinchos para vender, eso indigna!”.

        Los pobladores isleños perciben un abandono generalizado: “Dicen que no ponen más médicos porque vive poca gente, pero saben que viven muchos animales y tampoco hacen nada. Si dicen que éste es un humedal y lo están protegiendo, que lo hagan como corresponde”.

Por Mónica Carinchi

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