Santa Mónica, una isla de libro

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Donde desemboca el San Antonio sobre el Río de la Plata

Juan Taylor compró una isla desierta en 1987 y  comenzó a construir un sueño. Aquí cuenta su experiencia como desarrollista.

Todos sabemos que el Delta del Paraná es una conformación en constante crecimiento. Su frente de avance es imparable. Lo mismo sucedió con el proyecto de Juan Taylor surgido después de visitar la Polinesia francesa. “De vuelta en Buenos Aires, durante los siguientes dos años, me dediqué a buscar una isla en el Delta para hacer allí algo con la onda polinésica”, comenta el creador de Santa Mónica, el primer country náutico del Delta. Fue así que, en 1987, compró “una isla que tenía una altura promedio de 1,50 metros sobre el 0 de San Fernando. Había un ranchito con un muelle, tenía algunos sauces y lo demás era todo juncal. Me pareció espectacular”; de esta manera describe Juan el paisaje originario de la isla que se encuentra en la desembocadura del río San Antonio sobre el Río de la Plata, a 3000 metros del Club Náutico de San Isidro.

La isla pertenece a la 1° Sección del Delta, por eso el proyecto fue presentado en 1990 a Ricardo Ubieto – ex intendente de Tigre – quien, al despedir a Taylor, le dijo “usted es el primero que me presenta un proyecto de esta naturaleza”.

Desde el inicio, el proyecto fue pensado como algo pequeño, familiar, que no atentara contra las características del lugar, “no quise poner protección de costas en forma vertical porque es perjudicial pues la ola rebota. Hicimos un tendido de  bolsas de suelocemento en forma gradual, con un grediente de 5 a 1 para proteger las costas que están frente al Río de la Plata. De esta forma, el agua sube como en una playa y baja”, explica Juan, con la misma tranquilidad con que suben y bajan las aguas del río.

De las 55 hectáreas que tiene la isla, “sólo fueron rellenadas 12, todo lo demás lo dejamos natural”, dice Taylor, quien no estuvo solo en esta aventura, ya que su socia, Margarita Viñes, fue poniendo orden en las actividades administrativas y además “tuve la suerte de encontrarme con la familia Galpasoro que vive en el Delta desde 1873. Jorge Galpasoro fue el primero que empezó a trabajar en la isla abriendo las picadas. Si tengo que hablar de un socio, es la familia Galpasoro”, cuenta este pionero, en reconocimiento a un hombre que lo acompañó en todos los trabajos y en situaciones muy difíciles, como la sudestada de agosto de 1989.

Después de años de trabajo, cuando ya estaba construido el club house, la dársena, la pileta de natación, las canchas de tenis, en 1994 se pusieron en venta los lotes, en total 83. La mayoría de los compradores adquirieron más de un lote, “con lo cual, nunca habrá más de 40 casas”, apunta, casi con alivio, Juan, que pensó esta isla como “una reserva segura y tranquila para todo tipo de aves” y aprovecha para quejarse de los barcos que, los fines de semana, invaden el San Antonio con su música molesta.

Juan Taylor pudo disfrutar la emoción de ser el primer argentino en ganar la copa mundial de motonáutica offshore (en 1978); se dio el gusto de armar concursos de elegancia de barcos de madera; actualmente disfruta de un atardecer sentado frente a una ventana de su casa en Santa Mónica. Este hombre tuvo hijos, plantó un árbol y “gracias a Guillermo de Urquiza que me invitó a escribir la historia de Santa Mónica”, también escribió un libro. Si usted, lector, quiere saber algo más sobre él y también sobre el primer country náutico del Delta, el libro Santa Mónica, “El nacimiento de una isla”, de Editorial Dunken, lo está esperando.

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