“Teatro hecho por vecinos y para vecinos” lució en el Museo

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Se presentó la obra “Liniers y la Perichona”

En el marco del ciclo “Teatro hecho por vecinos y para vecinos” se presentó este jueves 22 la obra “Liniers y la Perichona”. La actividad, con entrada libre y gratuita, se llevó a cabo en el Auditorio del Museo de la Reconquista, ubicado en Avenida Liniers y Padre Castañeda, Tigre.

En un ambiente de gran expectativa por ver a los propios vecinos actuar, la puesta constó de 4 momentos de la obra teatral de Ricardo Sagastizabal y Victoria Minicuchi, con la dirección de Daniela Denobrega y la Dirección Musical de Sagastizabal. La velada tuvo, además, una concurrencia de público que ovacionó a sus vecinos luego de un gran despliegue escénico, cargado de emotividad.

Participaron de la propuesta, Alejandro Barrios (Liniers), Agustín Serria (Alzaga), Adolfo Cordero (Beresford), Sara García (Criada), Laura Soiza (Mariquita Sánchez), Ricardo Sagastizábal (Pueyrredón), Victoria Minicucci (Ama Perichon), Marita Merlo Flores (Guadalupe Moreno), Oscar De Giamma (Mármol), Florencia de la Serna (Criada de Moreno) y Juan Ignacio De Giamma (Berutti).

Historia de “La Perichona y Santiago de Liniers

María Ana Perichón, conocida vulgarmente como «la Perichona», fue una mujer de pésima reputación en el Buenos Aires virreinal. Casada con Tomás O’Gorman, participaba junto a un reducido número de espías británicos en eternas conspiraciones contra el poder español, entre los que se encontraba hombres como Santiago de Liniers.

Pretendían liberarse de España con la ayuda inglesa. No eran representativos, ni socialmente fuertes. Apenas una minoría mal vista. En vísperas de las invasiones inglesas, mostraron su juego. El Virrey Sobremonte, al tanto de las andanzas del grupo y sospechando de la duplicidad de Liniers, desplazó a éste de sus funciones como responsable de la flotilla del Río y lo nombró en Ensenada, un cargo menor.

Usó en la oportunidad, como salvoconducto, a su amigo O’Gorman y a la «Perichona», en inmejorables relaciones con el inglés. Esa noche se realizó un banquete en honor del invasor al que asistieron Liniers, O’Gorman, la Perichona y el resto del círculo de amigos de Inglaterra. Inmediatamente después de la Reconquista, Tomás O’Gorman huyó de Buenos Aires, dejando a su mujer. En esa situación, de abandono, la «Perichona» halló compañía en Liniers y devino en su ardiente consejera. En su casa se organizaban tertulias, se asignaban cargos públicos, prebendas, canonjías y se intercambiaba, naturalmente, información.

Fue ella la que convenció a su maduro galán de firmar un nuevo acuerdo con Beresford, consistente en cambiar la rendición incondicional por otro más apropiado a la foja de servicios del arrojado General británico y, naturalmente beneficioso en caso de enfrentarse a un tribunal.

Por presión de Alzaga, quién afirmaba de la bella dama que «es el escándalo del pueblo» y que su casa se había convertido en «depósito de innumerables negociaciones fraudulentas; la que abrió huellas al extranjero para posesionarse de la ciudad e imponernos el dominio británico», la Perichona fue expulsada de Buenos Aires y a poco de llegar a Río de Janeiro se hizo amante de Lord Strangford.

Era un volcán la Petaquita (como la llamaba, en la intimidad, Liniers, su viejo amor).

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