Campeones que practican en la calle

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Alto nivel competitivo en la escuela de Hernán Martínez Segovia. Desde hace 15 años, Hernán encontró la manera de enseñar kung fu sin generar gastos: usa un espacio público, el playón de Tigre. El entrenamiento ofrece desarrollo aeróbico, acrobacia, defensa, competencia. Asegura que el frío los fortalece. Han ganado muchos torneos, incluso mundiales.

 

Que un niño comience una actividad deportiva a los 10 años no es raro, pero la forma en que lo hizo Hernán Martínez Segovia es peculiar: “Un día mi madre me mandó a comprar unas zapatillas. Pasé por los Bomberos, subí a ver la clase de Kung Fu, me encantó, me anoté y estuve 3 años con Julio Soria”. Por supuesto, las zapatillas no las compró y todo el dinero que juntó de ahí en más fue para equiparse para representar al distrito y al país en muchísimos torneos. Pues el niño de 10 años no se apartó más de esta disciplina y ahora, con 43, es instructor en un lugar muy particular: el playón de Tigre. Ah! A Hernán le dicen Toto, seguro que Ud., lector, lo conoce.

 

Kung Fu callejero

Desde hace 15 años, Hernán da clases en el playón. Martes y jueves, a partir de las 19 horas, invierno y verano, están allí haciendo formas y combate. “Mi idea no es torturar a nadie”, dijo Toto, “sino evitar el alquiler, porque les tendría que cobrar y mucha gente no puede pagar”.

Hernán inició este proyecto con la idea de ayudar a personas de bajos recursos. “Lo hago por la gente, mi pago es una sonrisa”. Logró una continuidad que muchos envidiarían; según él, el grupo se mantiene por fuertes lazos de compañerismo; indudablemente, también se ha consolidado porque sus alumnos tienen un alto nivel competitivo que les ha permitido ganar muchísimos torneos.

“Hacemos combate a punto. Peleamos en torneos abiertos de artes marciales; nos enfrentamos con otras escuelas: kendo, taekwondo, karate. No tenemos una remera de equipo, pero vamos a competir y ganamos”.

El maestro destacó que no tienen plata, pero sí corazón y alma y, además, explicó: “Como esta escuela es al aire libre, nos volvemos más duros; al ser un lugar hostil, uno se vuelve más aguantador”. Los días de lluvia, se suspende la clase; pero al frío le hacen frente. “Ya nos hicimos amigos del frío”.

La practicante más pequeña tiene 5 añitos; la mayor, 43 y su historia puede alentar a mucha gente. “Yo llevaba a mis hijos y finalmente empecé a practicar. Al principio no me animaba, porque estoy operada de un tobillo. Todos los días me despertaba con dolor, con frío en el tobillo, rengueaba, me sentaba a mirar la tele pensando que ya no podía hacer nada más. Pero esto me cambió la vida. Puedo hacer cosas que no hacía cuando era chica; ya no tengo dolores de tobillo. Empecé hace un año y a todos los torneos donde voy, gano. El segundo torneo al que me llevó Hernán, era un mundial, salí segunda”, contó Brenda De Almeida, una isleña que martes y jueves cruza el río, trayendo a varios niños que, si no fueran a las clases de Hernán, se quedarían mirando tele.

Para el mes de octubre están invitados a pelear en el Luna Park, en la Copa Abierta Argentina, pero “no se llega con los costos”, confesó Hernán. Muchas veces el Municipio les pone una camioneta para los traslados, pero la inscripción a los torneos es muy cara y además cada participante debe tener su equipo. Buena oportunidad para las agrupaciones conformadas para ayudar a los niños!

Felicitaciones Hernán, sos un ejemplo de la famosa expresión “mejor que decir, es hacer”.

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