El Crucero “General Belgrano”

, Historia

A 30 años de la Guerra de Malvinas – 2da parte

El itinerario del Crucero General Belgrano desde su salida hasta el momento en que es atacado por el submarino inglés HSM “Conqueror”. Los motivos que llevaron a la Primer Ministro de Gran Bretaña Margaret Thatcher a tomar la decisión de atacar a un crucero que no sólo estaba fuera de la zona de exclusión sino que además no significaba una amenaza para la defensa inglesa de las Islas Malvinas.

 

El día 16 de abril, el Crucero General Belgrano zarpa hacia el Sur y arriba a los tres días a la Isla de los Estados donde se realizan ejercicios de tiro con munición de combate. Entre los días 22 y 24 de abril, el Belgrano realiza tareas de aprovisionamiento de víveres, combustible y municiones en el Puerto de Ushuaia y luego parte hacia el teatro de operaciones como nave insignia de un Grupo de Tareas acompañado por los destructores ARA Bouchard, ARA Piedrabuena y el Buque Tanque Puerto Rosales.

El Crucero no tenía sensores, ni armas contra submarinos y si bien los destructores tenían una moderada capacidad contra armas convencionales (misiles Exocet) no tenía defensa contra armas nucleares.

Al día siguiente, el Belgrano recibe la orden de que el 1º de mayo debía dirigirse hacia el Este para realizar acciones tácticas, y mientras cumplía con esta misión recibe una contraorden que disponía que todo el Grupo de Tareas se dirigiera a una estación más al Oeste.

 

El ataque

El domingo 2 de mayo a las 16.01 hs., mientras se encontraba realizando un cambio de guardia, el Crucero General Belgrano recibe un torpedo disparado por el submarino inglés HSM “Conqueror” que provoca el corte de la energía y de la iluminación. Enseguida se recibe el impacto de un segundo torpedo más hacia la proa que provoca la inclinación del buque hacia babor. Inmediatamente los tripulantes se dispusieron a realizar el salvataje. Las órdenes llegaban a través de simples megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible. El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran las necesarias y el resto eran de reserva.

El casco del buque continuó hundiéndose cada vez más desde la popa debido a la gran cantidad de agua que entraba al hangar y a la sala de máquinas. Como prevención se arrojaban las balsas al agua y entre los tripulantes se socorrían mutuamente, algunos poniendo en riesgo su propia vida en medio del caos y la confusión.

Mientras el barco seguía escorándose, la situación llegó a un punto de no retorno, esperando sólo la orden del Comandante para abandonar el buque. Cuando esta orden llegó, los tripulantes comenzaron a ocupar las balsas, los primeros trasbordados fueron los heridos y luego el resto se lanzaba a las balsas de la forma que podía, quedando algunas superpobladas y otras casi vacías. No sólo la marejada y el viento complicaban las maniobras sino que el acelerado hundimiento del buque podía llegar a arrastrar a las balsas hacia el fondo del mar.

La tempestad recrudeció en las horas de la noche del 2 de mayo llegando las olas a los 10 metros de altura, y al día siguiente, luego de casi 20 horas de naufragio, cuando se avecinaba un nuevo temporal, las balsas fueron divisadas por un avión naval Neptune. Los destructores ARA Piedra Buena y ARA Bouchard y el ARA Francisco de Gurruchaga, participaron del rescate de las balsas junto con el transporte polar ARA Bahía Paraíso, convertido en buque hospital.

 

El accionar del submarino inglés

El submarino nuclear “Conqueror” había estado observando los movimientos del Crucero “General Belgrano” desde el momento en que éste se había aprovisionado de víveres, y luego continuó con un minucioso seguimiento durante las últimas 36 horas antes del ataque. El Comandante del submarino inglés no estaba seguro de tener que atacar al Belgrano porque el Crucero se encontraba fuera de la zona de exclusión que comprendía las 200 millas alrededor de las Islas Malvinas. Dentro de la zona de exclusión Gran Bretaña se arrogaba el derecho a realizar un ataque ante cualquier unidad terrestre o aérea que violara ese límite. Pero el Crucero estaba por fuera de esa línea.

El Comandante del submarino, Cristopher Wreford Brown, relatará más tarde en una entrevista periodística que él no había sido el responsable de tomar la decisión de bombardear al Belgrano, sino que había recibido la orden de Northwood, que era el Jefe del Comando de la flota. Este estaba en contacto directo con la mismísima Primer Ministro de Gran Bretaña, Margaret Thatcher, quien tomó finalmente la decisión[1].

 

¿Por qué Margaret Thatcher dio la orden de atacar al Crucero General Belgrano?

El Crucero General Belgrano, un buque de una antigüedad de 44 años que había actuado durante la Segunda Guerra Mundial y con una tecnología obsoleta para la época, no significaba una amenaza real para la posición defensiva de Gran Bretaña en las Islas Malvinas. Además, el Crucero se encontraba fuera de la zona de exclusión, por lo cual la pregunta que surge inmediatamente es por qué lo atacaron. El ex Diputado Laborista Tam Dalyell sostiene que el Crucero no constituía una amenaza y que habiendo él interrogado al Comandante del “Conqueror”, éste le había revelado que el Crucero había sido atacado en una posición de 280º Oeste-N Oeste, contrariamente a la información que había difundido el Gobierno del Reino Unido y la prensa a la población inglesa.

La verdadera amenaza para Thatcher era la propuesta de paz que estaba llevando adelante el Presidente del Perú, Belaúnde Terry, con la anuencia de la ONU, lo cual, de prosperar, obligaba a Gran Bretaña a tener que negociar y por lo tanto, desviaría a Thatcher de su objetivo principal que era ir a la guerra con Argentina.

El ex Diputado Laborista Tam Dalyell sostenía que “… la Sra. Thatcher, que se caracteriza por ser una gran mentirosa, dijo que no había habido ningún indicio de las propuestas de paz peruanas hasta tres horas después de que el Belgrano fuera hundido”[2]. Thatcher, conociendo la superioridad bélica de su país y contando con la ayuda incondicional de EE.UU., sabía que tenía una victoria casi asegurada, y necesitaba de una victoria militar para superar la debilidad de su gobierno, fortalecer su política interna en base a la exaltación del nacionalismo y así asegurar su continuidad. “Se trataba de una política interna británica antes de un interés por los habitantes de Malvinas”, sostuvo Dalyell.

Por Maribel Carrasco

 

[1] Entrevista al Diputado Laborista Tam Dalyell en el Documental “Hundan al Belgrano”.

2 Ídem

 

Foto: http://www.aacrucerobelgrano.org.ar/malvinas.htm




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