Un edificio que guarda historia y trabajo

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El Museo Naval Argentino cumplió 120 años. En los galpones que sirvieron de taller para los buques argentinos, se continuó una historia iniciada en el Centro Naval, un club privado de la Capital Federal. El emblemático edifico del Paseo Victorica guarda una valiosa colección naval, entre objetos, libros, mapas y fotografías.

 

El 20 de mayo, el Museo Naval Argentino – uno de los seis edificios del Partido de Tigre declarado monumento histórico nacional – cumplió 120 años. Su museólogo, Pablo Pereyra, hizo un recorrido por la historia de la institución que “se divide en dos, la del edificio y la del museo”, historias que finalmente se unen en los años cuarenta.

 

Primero fue taller

“Entre el gobierno de Sarmiento y el de Nicolás Avellaneda se encargó a un astillero inglés la primera escuadra de buques de guerra, que formaron lo que se conoció como la Escuadra de Hierro o Sarmiento. De esa escuadra todavía queda a flote la corbeta Uruguay”, contó Pablo, conocedor de muchísimos detalles navales.

Cuando esos buques llegaron al país, no había dónde hacer su mantenimiento. Se decidió, entonces, construir el edificio que hoy ocupa el Museo, en terrenos que eran de José Cebey y Dardo Rocha. Es decir que esas instalaciones albergaron al primer Taller de la Armada Nacional.

“La actividad que se hizo aquí fue importantísima; se reparaban piezas que, en épocas anteriores, tenían que llevarse a Inglaterra; con estos talleres, esos trabajos se hicieron aquí con mano de obra altamente calificada. Funcionó también una escuela de aprendices electricistas, se reparaban las torpederas; fue depósito de artillería. Finalmente, por una cuestión estratégica, se trasladó el taller al puerto de Buenos Aires”. De esta manera, entrado el siglo XX, el edificio quedó vacío.

 

El Museo

En 1892, en una sala del Centro Naval – club privado en Florida y Córdoba, Capital Federal – un grupo de oficiales de la Armada comenzó a reunir objetos navales. “Con el tiempo, la cantidad de piezas donadas superó el espacio y como el galpón de Tigre estaba vacío, se decidió trasladar el museo aquí”.

El Museo Naval – ya a cargo del Ministerio de Marina – abrió sus puertas al público el 20 de mayo de 1948. Desde entonces se incrementó la colección, los sectores temáticos, la biblioteca, que “ha recibido donaciones de particulares, por ejemplo de Juan Baader, un importante armador de la zona”, la mapoteca y el archivo, que pueden ser consultados por el público de lunes a viernes de 8.30 a 17.30 hs.

 

Sus Directores

La institución siempre estuvo dirigida por oficiales de Marina, dedicados a la historia y el arte. “El primer Director fue Héctor Ratto, historiador naval. Lo continuó Hugo Lebán, una eminencia. Siempre formó parte de las comisiones encargadas de examinar los buques comprados en el exterior. Pintor, modelista y escritor, fue vecino de Tigre, vivía en la calle Maipú. La imagen de la fragata Sarmiento que aparecía en un billete de mil pesos, era un cuadro pintado por él, que estaba muy orgulloso de eso”.

Otro vecino de Tigre, que “vivía sobre Juncal, nombre de una batalla del Almirante Brown”, fue el tercer Director, Enrique González Lonzieme. “Durante su gestión se hizo la segunda Reunión de Museología Nacional aquí, en Tigre”.

Horacio Molina Pico fue otro Director que puso su impronta; y el actual es el Capitán Alberto Monges.

 

Las salas

El Museo está integrado por 6 salas. “La sala Lebán está dedicada a la historia de la navegación, desde que el hombre empieza a flotar sobre un tronco hasta el desarrollo del vapor. Tiene reproducciones hechas en base a modelos, una fue hecha por los propios yámanas de Tierra del Fuego”.

Por supuesto, hay una sala dedicada a la historia naval argentina; y un sector dedicado a la guerra contra el Imperio Brasilero “donde hay cuadros de Murature que fueron propiedad del presidente Carlos Pellegrini”.

No falta un espacio dedicado a la náutica deportiva, en el cual se destaca el Lehg II, embarcación que usó Vito Dumas para dar la vuelta al mundo en solitario. “Para el aniversario del Museo recibimos dos cuadros pintados por Dumas, donados por una sobrina política”.

También se puede apreciar un sector dedicado a la Antártida, “con algunos trabajos realizados allí por personal de este Museo”.

Una sala está reservada al conflicto armado del Atlántico Sur. “Recibimos permanentemente donaciones de ex combatientes. Hace unos años recibimos un pedacito de bandera chamuscada que un ex combatiente guardaba como un tesoro, pero al mismo tiempo no le parecía tan importante. Yo le dije que sí lo era, porque él había estado en el momento en que la bandera se quemó por un bombardeo británico y podía contar ese hecho con ese pequeño fragmento de bandera. Así que, si él lo permitía, nosotros lo íbamos a exhibir. Me contestó llorando que sí. Ésa es la donación más valiosa que tiene ese sector”, relató Pablo.

Restos de un barco del Almirante Brown, el libro de bitácora de Fitz Roy y réplicas de barcos antiguos esperan a los visitantes apasionados por la vida marítima.

 

Foto: El barco de Vito Dumas

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