Caer en la trampa de la hidrovía

Estado de alerta en las organizaciones que luchan por la soberanía marítima y fluvial. Desde la década menemista, Argentina fue perdiendo soberanía en sus rutas fluviales, especialmente el río Paraná, por donde circula el 75% de la producción nacional. En abril de este año vence la concesión de esa ruta troncal, en manos de Hidrovía S.A. El Presidente anunció la creación de una empresa estatal para manejar esa importante ruta, pero el decreto 949/2020 resucita la licitación internacional.

        Aunque siempre fueron enemigos y se hicieron sistemáticamente la guerra, ingleses y franceses se unieron para conformar una escuadra que intentó avasallar la soberanía nacional argentina. Enarbolando la siempre mentirosa libertad de comercio, en 1845, la flota anglofrancesa se dispuso a remontar nuestro río Paraná, como perico por su casa. Ya es conocida la defensa que hizo de nuestro territorio el general Juan Manuel de Rosas, por lo cual el 20 de noviembre es conmemorado como el Día de la Soberanía Nacional.

        “Qué los parió a los gringos/ una gran siete/ navegar tantos mares/ venirse al cuete”.

        Como los gringos siguieron insistiendo, en la década del 90, del siglo 20, inventaron la hidrovía, englobando los ríos Paraguay, Paraná, Uruguay y el Río de la Plata.

        En Argentina, la ruta fluvial troncal de esta “hidrovía”, es decir nuestro río Paraná, se concesionó a un consorcio conformado por la empresa belga Jan de Nul y el grupo Emepa, propiedad de Gabriel Romero, un empresario de Chascomús que tuvo vínculos con Alfonsín y el radicalismo en general. Así surgió Hidrovía S.A.

        Por esta ruta fluvial sale gran parte de la producción del cono sur (Bolivia, Paraguay, Argentina, Brasil, Uruguay) y, según sostienen documentos actuales, sale el 75% de la producción nacional.

        Sobre el río Paraná, las multinacionales tienen puertos privados donde cargan la producción cerealera, que empobrece nuestras tierras y se chupa nuestras aguas. Para estas exportaciones no hay implementado un sistema de control, pesaje e impuestos, simplemente salen con una declaración jurada que nadie controla. Este regalo se inició con el gobierno de menem y se profundizó con el gobierno de macri, que permitió la canalización profunda del puerto de Montevideo. Es decir que los barcos transportadores que vienen por el Paraná, salen al Río de la Plata, toman el Canal Punta Indio y desembocan en el puerto de Montevideo y de ahí al mar abierto.

        En abril de este año, la concesión que tiene Hidrovía S.A. vence, por lo cual se generaron muchísimas expectativas.

        En agosto de 2020, el presidente Fernández anunció la creación de la Administradora Federal Hidrovía Sociedad del Estado, con una participación del 51% del Estado Nacional y 49% de las provincias en las que impacta el río Paraná (Santa Fe, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Buenos Aires, Formosa, Misiones), lo que implicaba que la administración y mantenimiento de esta ruta fluvial nacional volvía a manos del Estado. Pero, en diciembre, por decreto 949/2020, el Presidente facultó al Ministro de Transporte, Mario Meoni (llegó a la política militando en la UCR, actualmente integra el Frente Renovador), para llamar a una licitación internacional que concede el dragado, balizamiento, operación, control y mantenimiento del Paraná desde el kilometro 1238 hasta la boya 239 que está frente al puerto de Montevideo. La licitación es bajo el régimen de peaje, es decir que, otorgada la concesión, el Estado ya no maneja nada.

        El decreto establece, asimismo, la utilización del Canal de Punta Indio que conduce a Montevideo, quedando éste como puerto de entrada y salida de todo lo que es la Cuenca del Plata.

        El Grupo Por Soberanía, FIPCA, el Manifiesto Argentino, legisladores y ciudadanos de a pie están reclamando la derogación del decreto 949/2020 ya que implica la entrega de la soberanía fluvial y marítima. “Aunque parezca mentira, hoy los argentinos tenemos que saber que no podemos navegar libre y soberanamente entre La Plata y Mar del Plata en un buque que cale más de 15 pies. Si queremos hacerlo, debemos ir a Montevideo y solicitar autorización a su autoridad portuaria para que nos permita embarcar los prácticos para concretar la navegación” (declaración del Ing. Naval Horacio Tettamanti en una exposición realizada en la UTN en La Plata).

        Tanto el Ing. Tettamanti como Julio César Urien, presidente de FIPCA, abogan por la concreción del Canal Magdalena, continuación natural, en el Río de la Plata, del recorrido por el Paraná.

        El Canal de Magdalena fue aprobado durante el gobierno de Cristina Kirchner, por lo cual ya están hechos los estudios, certificados y acreditados en el Ministerio de Transporte. El Magdalena fortalece el conjunto de puertos de Buenos Aires, Dock Sud y La Plata; además “evitará el absurdo de que, para navegar de cualquier puerto patagónico a cualquier otro sobre el Paraná, se deba pasar por puerto extranjero, pagando cánones y demoras inadmisibles”, expresa el Manifiesto Argentino. 

        Por otro lado, Horacio Tettamanti advierte: el neologismo “hidrovía” engloba al Paraná y al Río de la Plata, hecho que probablemente no haya sido notado por el Presidente Fernández en el momento de firmar el decreto 949/2020. Del Río de la Plata, sostiene, dependen todas las provincias argentinas ya que por sus puertos ingresan los insumos que necesitan para su desarrollo, al mismo tiempo que sale la producción de todo el país. Y si el puerto favorecido, sobre el Río de la Plata, es Montevideo, entonces se entrega nuestro patrimonio fluvial y marítimo a un conglomerado de intereses internacionales que tienen mayor poder de loby en Uruguay.

        “Mentiroso universal/ desde que vino Hernandarias/ piensa sólo en sus cuentas bancarias”.

        El Senador Jorge Taiana presentó un pedido de informes para que se presente en el Senado el Ministro Mario Meoni a aclarar esta situación altamente preocupante, ya que, entre otras cosas, “carece de sentido que la República Argentina acondicione el acceso por el Río Paraná Bravo al puerto de Nueva Palmira si por allí no salen cargas argentinas y se facilitan las condiciones para el contrabando y la evasión tributaria”.

Por Mónica Carinchi

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