Más de la mitad de los infectados con hepatitis B o C no sabe que tiene el virus

Más de la mitad de los argentinos que padecen hepatitis B o C no saben que tienen el virus, lo que lleva a que la enfermedad evolucione en forma silenciosa y que pueda provocar complicaciones graves como cirrosis o cáncer de hígado.

 

Un estudio presentado por la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (Aaeeh) alertó sobre estos riesgos en el marco del Día Mundial Contra la Hepatitis.

La entidad llamó a profundizar la lucha contra la epidemia para que la gente conozca las vías de transmisión, los métodos de prevención, se realice la detección de las personas infectadas y haya acceso al tratamiento.

Los especialistas advirtieron que se pueden evitar consecuencias mayores con un simple análisis de sangre que detecte la hepatitis a tiempo.

El hepatólogo Adrián Gadano, jefe de Hepatología del Hospital Italiano de Buenos Aires afirmó, a propósito del informe de la Aaeeh, que las estadísticas internacionales “registran una prevalencia de entre el 1 y 2 por ciento de la población total sumando la hepatitis B y C”.

“Si extrapolamos estas estadísticas, tendremos en nuestro país una cifra muy alta de personas infectadas”, precisó aunque remarcó que “lo más alarmante es que se calcula que menos de la mitad conoce su condición”.

El médico dijo que esto “lleva a que la enfermedad evolucione en forma asintomática, pudiendo presentar complicaciones graves como cirrosis descompensada o cáncer de hígado” y aseguró que la hepatitis C “es la primera causa de trasplante hepático en Argentina y el mundo”.

La falta de detección de la enfermedad lleva a que muchas de las personas infectadas sigan transmitiendo el virus sin saberlo “lo que amplía enormemente el universo de nuevos casos, entre los que se encuentran desde sus parejas, niños recién nacidos, o nuevos infectados por diversas vías”, advirtió el especialista.

Por su parte, Fernando Bessone, titular de la Aaeeh, enfatizó sobre la necesidad de “realizar campañas de concientización para la detección de la enfermedad y su tratamiento”.

Las hepatitis son enfermedades inflamatorias del hígado, generalmente producidas por los virus A, B ó C, y requieren estrategias de prevención y tratamiento diferentes, según el tipo de virus.

El informe precisa que para la hepatitis A existe una vacuna obligatoria para los recién nacidos; para la B hay vacuna con dosis de refuerzo en preadolescentes y tratamiento, y para la C no existe vacuna pero sí un tratamiento, que suele ser efectivo en más de un 50 por ciento de los pacientes.

Bessone recordó que estas vacunas contra la hepatitis A y B son “seguras y gratuitas”, y remarcó que “es importante garantizar el acceso de la población a esta herramienta de prevención, así como a los test de detección y al tratamiento, en caso de que la persona estuviera infectada”. Añadió además que “también los propios médicos debemos tomar conciencia y pedirles el análisis a todos aquellos que integren los grupos de riesgo”.

El informe de la Aaeeh remarcó que “en la gran mayoría de los casos la infección permanece asintomática durante años”, y precisa que algunos signos de hepatitis “incluyen síntomas gripales, fatiga, náuseas, ictericia (piel amarilla), orina oscura y dolor articular”.

Entre los principales factores de riesgo de transmisión tanto en forma reciente como en tiempo pasado “se destacan tener madre o hermanos VHB-positivos, comportamiento sexual de riesgo, uso de drogas inyectables, utilización inadecuada de procedimientos médicos, transfusiones sin el control debido, y haberse realizado piercings o tatuajes”, dice el informe.

Omar Galdame, gastroenterólogo y hepatólogo del Italiano, añadió que “son potenciales situaciones de riesgo las transfusiones, las intervenciones odontológicas, y compartir jeringas, cepillos de dientes, afeitadoras y otros artículos que puedan estar en contacto con sangre o fluidos infectados. Y por supuesto, prevenir el contagio sexual con una adecuada protección”.

En tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el año pasado designó oficialmente esta fecha como Día Mundial Contra la Hepatitis, consideró a esta epidemia como “una grave amenaza para la salud pública”, e instó a las sociedades y países miembros a ocuparse de este tema, poniéndolo en la agenda como verdadera “prioridad”.

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