Mujeres de la independencia, de ayer y de hoy, unidas en una plataforma virtual

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Museo de la Mujer. Con un eje constante, ser instrumento de transformación, el Museo realiza propuestas multidisciplinarias. Actualmente lleva adelante un convenio, con la Universidad de Nottingham, para recuperar la memoria de miles de mujeres anónimas que fueron protagonistas de las luchas de la independencia, a las que se suman las luchas actuales.

 

A principios de la década del 80, un grupo feminista de la ciudad de Bonn, Alemania, tomó una fábrica abandonada. Instalaron allí el primer museo de la mujer del mundo. “Con ellas nació una nueva concepción museística ya que no es un museo histórico con olor a naftalina, sino que se transformó en un centro cultural, sin perder la impronta histórica necesaria para hacer de manera conciente nuestras luchas presentes, ya que siempre hay una historia que explica los fenómenos actuales”, refirió Graciela Tejero Coni, directora del Museo de la Mujer de la ciudad de Buenos Aires.

Desde aquel entonces, estos museos se fueron multiplicando y actualmente hay más de 60, ubicados en todos los continentes. Cada uno tiene su sesgo peculiar; el de Buenos Aires “se asemeja bastante al de Bonn, pues aquí conviven todas las disciplinas; es un espacio donde interactúan pasado y presente, un lugar de encuentro y reflexión, es decir que el museo se transforma en un instrumento activo”.

 

Encierro y liberación

Si bien actualmente el Museo de la Mujer se encuentra en el afrancesado Pasaje Rivarola, están esperando que se concrete la adjudicación de la ex cárcel de mujeres, votada por el Congreso Nacional en 2007. “Entendemos que la ex cárcel de mujeres es un lugar muy emblemático, porque tiene más de 200 años de historia de sufrimiento de mujeres. Es el segundo edificio más antiguo de Buenos Aires. Durante la colonia fue hospicio, lugar de encierro de meretrices, también llevaban allí a población indígena para ser formada como servicio doméstico para las casas de las familias patricias. Fue cárcel hasta 1978 en que la dictadura la cerró para trasladarla a Ezeiza. Después estuvo casi 3 años cerrada, se declaró patrimonio histórico y actualmente funciona la escuela superior de penitenciaría.

“Presentamos el proyecto gracias a una antropóloga, Gabriela Ini, que hizo su tesis trabajando las cartas de las presas guardadas por la Orden del Buen Pastor, que durante los siglos 19 y 20 tomó la administración de las cárceles de mujeres en América Latina. Ella colaboró con sus investigaciones para dar fundamento a nuestra idea de que ese era un lugar propio de mujeres.

“En este espacio se jugaban dos encierros: el involuntario de las presas y el voluntario de las religiosas. Esta idea de encierro, desde la perspectiva de género, la sufrimos de alguna manera todas las mujeres, porque, aunque alguna se sienta libre, socialmente todo el funcionamiento sigue siendo patriarcal. O sea que todavía hay un aspecto de encierro, por eso nos parecía que la cárcel es un lugar propicio para hablar de liberación”.

 

Gestando acción

Además de tener un patrimonio propio que se va incrementando por las donaciones que “a veces no se pueden aceptar por no tener un espacio apropiado”, todos los meses, el Museo de la Mujer de Buenos Aires presenta una nueva exposición. Hasta el 22 de septiembre se puede ver la muestra Mujeres. Conquista y descolonización. “Es una exposición histórica que abarca del siglo 16 al 21. Las artistas invitadas son Ana Maldonado, Estela Pereda y Valeria Salum”, refirió Graciela Tejero Coni.

Paralelamente, en el Museo se están desarrollando dos actividades más: el proyecto virtual Libertadoras. Un siglo de luchas, en colaboración con la Universidad de Nottingham; y el ciclo de teatro Mujeres en gestación, avalado por el Instituto Nacional del Teatro.

 

Libertadoras

“En el año 2009 se convocó en Lima, Perú, a historiadoras de toda América Latina para pensar los bicentenarios. De allí resultaron 43 trabajos sobre la participación de las mujeres en los procesos de independencia. Gracias a Unesco surgió una edición que se presentó aquí el año pasado, junto con un seminario al que concurrió Catherine Davies, de la Universidad de Nottingham, que no había participado en 2009, pero estaba interesada en el proyecto y quería conocerlo. Como en esa universidad tienen un instituto de estudios hispanoamericanos, hicimos un acuerdo para que sus investigadoras visitaran Buenos Aires para recoger, a través de visitas, seminarios, muestras, las historias de las mujeres. Lo producido se subirá a un soporte virtual al que tendrá acceso el público en general”, explicó Graciela.

Quienes están visitando en este momento Buenos Aires son las investigadoras Iona MacIntyre y Maria Thomas. La primera visita que hicieron fue al Cabildo, que ningún argentino relaciona con figuras femeninas, pero la guía que las acompañó, armó un recorrido donde la mujer fue protagonista por su ausencia: “Preguntó quién quería ser cabildante, por supuesto, todos levantamos la mano”, contó Graciela, “e inmediatamente dijo que el Cabildo sólo aceptaba varones; cuando visitamos la celda, remitió al castigo del adulterio, por el cual sólo era castigada la mujer, porque el adulterio para los hombres estaba permitido. Si bien las mujeres no aparecen en los retratos, la guía logró que estuvieran presentes por su ausencia. Es decir que hacer un discurso museológico nuevo, en el que las mujeres estemos contenidas, es posible”.

Entre los talleres abordarán Esposas y Amantes durante la Colonia y el Período Revolucionario. “Elegimos a Micaela Bastidas, esposa de Tupac Amaru, por su carácter de estratega. En una de sus cartas le da órdenes a Tupac, o sea que no era una mujer que acompañaba simplemente, sino que tenía voz de mando y visión estratégica sobre la lucha. La historia oficial no recoge la voz de Micaela. También se trabajó con las cartas de Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno. Sus cartas son muy amorosas, pero además le cuenta las intrigas del partido saavedrista y cómo el partido morenista está siendo diezmado. La otra esposa es Mariquita Sánchez de Thompson, que tuvo la valentía de rebelarse al casamiento que le imponía su padre y se casó con quien quería. Entre las amantes trabajamos a la Perichona, amante de Liniers y abuela de Camila O’Gorman; y a Trinidad Guevara, una actriz desenfadada, amante de Manuel Oribe”.

 

Mujeres en gestación

El ciclo teatral está compuesto por 4 obras que se presentan una por mes a partir de agosto. “El proyecto interesó al Instituto Nacional del Teatro porque éste no es un espacio convencional, hablando de teatro”. Lo que tampoco es convencional es el objetivo de la representación teatral: “Programamos cada obra con 3 funciones, 2 abiertas al público y la tercera, cerrada, con invitación especial a grupos de mujeres que normalmente no van a museos ni a ver obras de teatro. En este caso, la obra se hace a las 16 hs., luego hay un espacio de debate. Tratamos que las temáticas estén vinculadas con su realidad cotidiana. Así, el teatro es utilizado como un recurso de comunicación para la transformación social, no es una simple función de entretenimiento”.

En agosto se pudo ver un unipersonal con dramaturgia y dirección de Karina Bacelli; en septiembre se presentará una obra sobre la participación de las mujeres negras durante el proceso de la independencia a cargo de Alejandra Egido; en octubre vendrá un mexicano que hace un monólogo sobre diosas mayas; y en noviembre habrá un monólogo, La cadena invisible, que reflexiona sobre las relaciones de poder en la familia.

Durante la Noche de los Museos, en noviembre, se podrá participar de una sesión de teatro leído a cargo del Grupo de Teatro Berisso.

Para cerrar el año, la muestra por el día internacional de los derechos humanos convocará a Diana Dowek, Verónica García y Beloqui, “una italiana que llevó al óleo la expresión de las mujeres embarazadas en la Esma. Todo esto se acompañará con fotografías de actualidad donde se ven derechos conculcados de las mujeres, por lo tanto los derechos humanos no son sólo los del pasado, sino también los de hoy”, advirtió Graciela.

Si les queda tiempo, prometen que en el 2014 irán al 5to. Congreso de los Museos de las Mujeres del Mundo, en China.

Iona MacIntyre (35) y Maria Thomas (29) son investigadoras de las universidades de Nottingham y Edimburgo, respectivamente. Ambas intervienen en un trabajo, Las mujeres y la independencia en América Latina, iniciado en el 2000, que arrojó mucho material que, normalmente, queda circunscripto a usuarios acotados. Para que esto no suceda, Maria explicó que buscan que “las investigaciones salgan de la esfera académica, entonces la idea del proyecto actual es llevarlas a un público más amplio para lo cual se están implementando recursos digitales”.

El proyecto no sólo creció hacia el campo virtual, también se extendió a “los movimientos de mujeres actuales, para que hagan uso de las investigaciones y también para que sigan aportando información y experiencias”, comentó Iona.

Si las mujeres latinoamericanas del siglo 19 tenían como consigna romper las cadenas que mantenían sojuzgados a los pueblos de este continente, las actuales se expresan a través de “anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Justamente, este tema llamó la atención de las investigadoras; por un lado, porque aquí “la educación sexual que se imparte en las escuelas públicas es muy distinta a la de Inglaterra, que se limita a lo biológico, en tanto en Argentina avanza sobre aspectos psicológicos y sociales”, comentó Iona; por otro lado, Maria destacó que “en Gran Bretaña el aborto es legal desde hace muchos años y no sólo para casos extremos; anticonceptivos, abortos, la píldora del día después forman parte de nuestra vida. Sin embargo, tenemos el índice de embarazo adolescente más alto de Europa, o sea que hay algo que está fallando”. Y ella misma dio una respuesta: “Los recortes que está haciendo el gobierno hacen que muchos avances se estén cayendo”.

Además de hacer cursos, han participado de manifestaciones sobre violencia de género, han visto videos sobre los famosos encuentros nacionales de mujeres – del cual este año se realiza el N°27 -, han visitado la universidad y han concluido que “aquí, el ciudadano promedio participa, mientras que en Gran Bretaña la sociedad está despolitizada. Aquí la universidad está llena de carteles, los estudiantes están movilizados, tienen opiniones muy fuertes. En la universidad británica no se ve nada de esto”.

En síntesis, Maria sostuvo que “viajar hace que uno repiense su país, es algo que enseña mucho”, en tanto que Iona, que estudia letras, manifestó: “Estar aquí es inspirador”.

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