Se acuestan con la felicidad de haber hecho sonreír a un niño

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Lazos Solidarios. Colaboran con escuelas de islas, con familias en riesgo y con niños discapacitados. Incentivan a los estudiantes a realizar tareas de voluntariado. Distribuyen donaciones y también acompañan con su presencia. Para contactarse con ellos www.facebook.com/ONGLazosSolidarios.

 

Durante los últimos años han surgido muchísimas instituciones de la sociedad civil con la finalidad de hacer el bien sin mirar a quién. Seguramente, esto responde a las necesidades y, también, a que “hay mucha gente buena que quiere ayudar”, como dijo Gastón Romero, integrante de la Fundación Lazos Solidarios.

Gastón comenzó su tarea comunitaria hace 20 años, cuando colaboraba con APAER apadrinando escuelas rurales del interior del país. Ahora que vive en San Fernando, se unió a Lazos Solidarios – una ONG de extensión nacional – para ayudar a las escuelas de islas y a todas aquellas familias que lo requieran. Su entusiasmo hizo que compañeros de trabajo y vecinos, como Patricio Suárez Taylor, se sumaran a la iniciativa.

 

En constante movimiento

A través de conocidos fueron llegando hasta las distintas instituciones escolares. “Las escuelas no nos piden nada, pero nosotros sabemos que faltan alimentos, ropa, les llevamos esas cosas y también un juguetito y una golosina para cada nene porque a ellos es lo que más les gusta”, puntualizó Gastón.

Conseguir donaciones, sobre todo de alimentos, se está haciendo difícil, por eso les vendría muy bien que empresas o comerciantes acerquen una ayuda. “La demanda cada vez es más grande, porque nos van conociendo y nos llaman”.

Todos pueden colaborar: algunos con recursos, otros con saberes y otros con tiempo. “Los chicos necesitan que uno esté con ellos, que se compartan actividades. Después de cada jornada, cuando uno vuelve a su casa, piensa ‘al final, ellos nos ayudan a nosotros’ porque es muy gratificante poder ayudar”, expresó Gastón y Patricio asintió. Y como efectivamente todos pueden colaborar, Lazos Solidarios dio una charla en la Media 1 de San Fernando, en 5° año: “Muchos adolescentes quieren ayudar y no saben cómo, ni dónde, entonces nosotros los guiamos. A través del voluntariado, los jóvenes pueden ver otras realidades”. Fue así que el 22 de octubre, los estudiantes se trasladaron, junto al equipo de Lazos Solidarios, a la escuela del Arroyo Caracoles, 2da. sección. Allí repartieron donaciones, jugaron con los niños y pintaron un mural. Una semana después estuvieron en la escuela de Arroyo Las Cañas.

Por su parte, Patricio, que arregla computadoras, contó que “en la isla hay muchas máquinas que están en desuso porque se descomponen y nadie sabe arreglarlas, entonces las reparo”.

El día del niño lo estiraron como chicle. “Festejamos 6 días del niño. Estuvimos en colegios de islas, en el Hospital de San Fernando con los chicos que están en terapia intensiva; en el Club San Fernando fue muy lindo, organizamos con el presidente, Lucas Bolla, que los socios llevaran juguetes y nosotros después los repartimos”.

Evidentemente, la sociedad civil se mueve mucho, “más de lo que se cree”, remató Gastón.

 

Acompañar a las familias

“Trabajar solos es muy difícil, por suerte mucha gente se suma, entre ellos, profesionales”, sostuvo Patricio.

Algunos casos son complicados, sobre todo cuando se presentan enfermedades. “Estamos trabajando con chicos discapacitados. Son familias que necesitan pañales, camas ortopédicas, sillas de ruedas. La gente que no tiene obra social, no tiene cómo acceder a estas cosas”.

Como las hadas madrinas existen, consiguieron una cama ortopédica para un nene que tiene microcefalia y traqueotomía. “Hacía 3 años que estaba pidiendo la cama. Ahora estamos buscando una silla ortopédica a medida, porque la silla que le dio el Municipio de San Fernando hace varios años, no le sirve, se resbala, le queda grande. El nene necesita una silla a medida que le sostenga la cabecita, el cuerpito”, explicó Gastón.

La familia vive en Virreyes Oeste, es permanentemente visitada por voluntarios de la ONG. Con seguridad, alguno de nuestros lectores podrá donar esa silla que hará un poco más fácil la vida de toda la familia.

En el barrio Aviación vive un adolescente de 16 años discapacitado. Con fervor, Gastón contó: “De ese barrio a Tigre hay unas 15 cuadras. El nene no conocía Tigre porque camina una cuadra, se tira al piso y no quiere caminar más. Los padres nos pidieron una silla de ruedas un día lunes, el viernes le conseguimos la silla y el sábado lo llevaron a Tigre. Imaginate lo que fue para nosotros”. El chico tiene un retraso madurativo importante, aparentemente está sin escolaridad. ¿Habrá alguna trabajadora social municipal o provincial que pueda darse una vueltita por esa casa?

Patricio señaló que tratan de hacer el seguimiento de las familias que tienen necesidades especiales y mencionó el caso de una joven con epilepsia que, por no tener trabajo, dejó de tomar la medicación. “Un día se cayó, la internaron en el Hospital de San Fernando y casi muere. La chica tiene 3 hijos, perdió una Asignación Universal por no haber hecho a tiempo una fotocopia y ella está sin trabajo, necesita el subsidio. Ahora hacemos el seguimiento para ver que todos los meses tenga su medicación”.

En muchos casos, la gente no sabe cómo hacer trámites o “se deja estar porque está pasando un mal momento, necesitan que la escuchen, necesitan orientación, contención. Por ahí llaman a las 2 de la mañana diciendo que necesitan un remedio y cuando uno llega, no es tan así, lo que necesitan, es charlar, contar sus problemas”.

El contacto con barrios humildes y villas, los ha llevado a conocer muchos jóvenes con problemas de adicciones. “Tenemos profesionales para esos temas. Es difícil, pero hay muchos chicos que quieren salir de eso. Hay que darles contención, actividades, educación”.

Por ahora no han establecido mucho contacto con el Municipio de San Fernando dado que la escasa experiencia con el ente estatal no ha sido positiva: “Para darnos unas leches especiales piden un montón de papeles. La burocracia es terrible, así que mejor buscamos lo que necesitamos a través de donaciones”. Gastón indicó que los trámites deben ser más fáciles, no sólo por las personas que necesitan la ayuda, sino porque ellos forman parte de una institución que tiene todos los reconocimientos oficiales. En efecto, ¿no sería más fácil – e incluso más barato – para los Municipios acompañar la tarea de las ONG en lugar de entorpecerla?

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