Zamora recibió propuestas no vinculantes

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Distrito Tigre Sur. Organizaciones sociales, muchas no radicadas en el DTS, han realizado proyectos sobre deportes, cultura, embellecimiento urbano. El gran ausente: la urbanización de la villa Garrote.

 

En la búsqueda por renovar la zona sur del casco urbano de Tigre, el intendente Zamora se reunió con representantes de instituciones de la sociedad civil que le presentaron proyectos para desarrollar en dicho sector.

Estos vecinos fueron convocados bajo la figura de Comisión de Vecinos y Organizaciones de Tigre Sur, prevista en la ordenanza 3467/14, art. 5°, que establece que la misma es “un espacio no vinculante de participación y consulta”; aun así la convocatoria a estos representantes locales se divulga como una forma de participación ciudadana. Ahora bien, si la consulta es sobre posibles reformas / transformaciones / modificaciones…, ¿por qué motivo se convoca a instituciones que no se encuentran establecidas en ese sector de la ciudad, como ser Foto Club Tigre, Mujeres Solidarias o la Biblioteca Sarmiento?

Según informa el Municipio, esta Comisión de Vecinos ha realizado un trabajo conjunto “con arquitectos urbanistas internacionales y equipos técnicos municipales” para generar “proyectos que tienen como objetivo favorecer el desarrollo integral de la ciudad y el bienestar de los vecinos de la zona”. En este último punto nos preguntamos por qué motivo el Municipio no ha cumplido aún con el fallo del Juez Luciano Enrici que en el mes de junio de este año dictó una medida cautelar por la cual obliga, al Municipio de Tigre así como a la provincia de Buenos Aires (que habría respondido que el Municipio debe hacerse responsable del caso), en un plazo de 60 a 120 días – ya cumplidos – a garantizar la recolección de residuos, la fumigación y la limpieza del barrio y de las costas del río Luján y Canal de San Fernando, la mejora del sistema de saneamiento y la provisión de agua potable. Sin lugar a dudas, los vecinos de la villa Garrote merecen vivir dignamente y así lo quieren, por eso, desde hace años, están bregando por la urbanización de la villa. ¿Estarán enterados de esto los vecinos que se sentaron con los urbanistas internacionales?

Por su parte, el director del Consejo Económico y Social del Municipio, Emiliano Mansilla, declaró que están muy contentos con la participación ciudadana porque “es una forma más democrática de construir ciudades a escala humana, sustentables, con la intervención concreta de los vecinos”. Por supuesto que esto es muy correcto, ya que las democracias del mundo entero están virando hacia la participación ciudadana; pero no se convocó a Vecinos Solidarios de Garrote, organización que ha sabido expresar la necesidad de todos los vecinos de ese barrio, llegando – como se dijo más arriba – a instancias judiciales.

El sector que hoy se pretende Distrito Tigre Sur estuvo en el olvido de la agenda municipal durante décadas. ¿Por qué ahora hay tanto interés en poner en valor el lugar? ¿Será porque inversionistas privados han comprado terrenos y necesitan que el municipio invierta en iluminación, veredas, cámaras de seguridad, bicisendas, semáforos, demarcación peatonal, espacios públicos, señalética, recolección de basura? ¿El sendero saludable sobre Almirante Brown terminará en la barrera? ¿Es sensato proponer un diseño de veredas alternando gris y rojo por Almirante Brown e Italia cuando a metros de ahí hay miles de personas que viven sobre la mugre?

El arte y la cultura no han estado ausentes entre las propuestas de la Comisión Vecinal. Quienes se ocuparon de estos temas diferenciaron dos sectores sociales habitando la zona: uno de clase media y otro “con profundos grados de marginalidad, con mínimo acceso a los servicios, viviendas precarias, apartados de la trama urbana, cuyos centros son el barrio Almirante Brown y el barrio Nueva Esperanza”. Quien dice que los vecinos que viven en Garrote (como les gusta a ellos mismos llamar al barrio) tienen “profundos grados de marginalidad” está juzgando con una mirada profundamente discriminadora que invalida sus propuestas y, al mismo tiempo, demuestra un profundo desconocimiento sobre la trama económico-social que los ha empujado a vivir en las condiciones que describe (“mínimo acceso a los servicios, viviendas precarias y apartados de la trama urbana”).

Los proyectos que ha recibido el intendente Zamora no se apartan de las líneas de acción municipales que se vienen desplegando desde hace años: polideportivos, salón de usos múltiples, talleres de oficios y artes, etc.

No se puede pensar en mejorar un sector de la ciudad cuando 4000 personas viven sin cloacas, rodeadas de mugre y barro. Ocuparse de tema tan sensible como el hábitat exige justicia, sensatez y sensibilidad.

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