1000 árboles para Tigre

, Medio Ambiente

Trabajar para mejorar la comunidad. A partir de una huerta orgánica, Gustavo Franco ha desarrollado múltiples proyectos que tienen en común el respeto por la naturaleza y la solidaridad. Su última propuesta: plantar 1000 árboles nativos.

 

Mientras que a finales del siglo XX muchos funcionarios se dedicaban a despilfarrar el dinero de los argentinos en fiestas de pizza y champán y ya en este siglo, otros se escapaban en helicóptero, el ciudadano de a pie tuvo que seguir su vida como pudo, entre la desesperación de muchos, la desilusión de otros y la hambruna de unos cuantos.

En medio de este triste paisaje, a uno de esos pedestres ciudadanos se le ocurrió armar una huerta orgánica para ayudar a los más vulnerables de la población: los niños. Originariamente, su intervención en la huerta iba a ser de 3 meses, después pensaba darles la llave a los más jóvenes.

Ese mismo ciudadano, hace muy poco, charlaba con personas que se quejaban de la política inmobiliaria de Tigre. Todos coincidían en el horror de talar árboles para levantar moles de cemento. Sólo a él se le ocurrió proponer: “Plantemos 1000 árboles nativos para contrarrestar en algo la pérdida que estamos sufriendo”. El proyecto ya está en marcha, muchos jóvenes y no tan jóvenes se han sumado.

El ciudadano imprescindible es Gustavo Franco, vecino de Don Torcuato. El hombre tiene mil ideas y, además,… las lleva a cabo.

 

Huerta Comunitaria Don Torcuato

“A partir de la huerta, armamos varios grupos. Entre todos hay puntos de contacto que para nosotros son básicos: el cultivo orgánico, el respeto por la naturaleza, la solidaridad”, dijo Gus.

La huerta orgánica, que “fue una reacción de emergencia ante los problemas nutricionales que hubo en el país después del 2001”, fue creciendo hasta transformarse en un espacio de encuentro de gente que llega con variadas inquietudes. “Hemos dado talleres de todo tipo: alimentación natural, dibujo, construcción de cajón peruano. Estamos abiertos a todo tipo de conocimiento y también a todas las visitas. Han venido de otras provincias y también de otros países. El año pasado hicimos intercambio de voluntariado internacional, vinieron de Bélgica, Francia, España, Dinamarca, Colombia, Estados Unidos”. Asimismo hay vecinos que se acercan a charlar, a tomar mate y a poner allí su experiencia de vida. “Uno de los pilares del crecimiento de la huerta es la confianza porque una vez que la gente vence la apatía o la comodidad y decide venir a ver qué hacemos, entonces empieza a descubrir qué quiere realizar”, contó con entusiasmo Gus, mientras los niños correteaban por el lugar. “Es una de las alegrías más grande, que los chicos puedan participar en este proyecto”.

Una de las destacables actividades que vienen realizando es “la articulación con los cartoneros del barrio para tenerlos como un referente del reciclado. Como son personas de confianza, los presentamos a los vecinos, les facilitamos el teléfono, les avisamos cuando tenemos material para reciclar. Así, el cartonero, que muchas veces es mirado con recelo, pasa a ser una persona que cumple una función supernecesaria. Le dignificamos el trabajo y esto es bueno para todos, favorece el entramado social, el entendimiento, la aceptación. Las barreras entre nosotros y ellos se van diluyendo y así trabajamos más en comunidad”.

En relación a otras instituciones de la zona, Gus explicó que “en algunos proyectos se suman, en otros no. Nosotros aprendimos que cada uno brinda lo que puede, cuando puede y como puede. En general, cuando necesitamos recaudar dinero, los comerciantes de la zona responden bien. Las instituciones nos convocan para dar charlas sobre reciclado, sobre huerta. A fin de año, si las escuelas tienen material que les sobra, nos lo donan y nosotros lo canalizamos a comedores de la zona”.

Un aspecto fundamental del grupo es el trabajo en red: “Participamos del grupo ‘Un litro de leche x mes’, que convoca una vez al mes en un espacio público y la gente que quiere colaborar lleva por lo menos un litro de leche. A través de ellos y de otros amigos, estamos en contacto con los barrios San Pablo, San Jorge, El Sapito. Este entramado nos permite apoyarnos, ayudarnos y llegar a lugares lejanos”.

Una herramienta que les ha permitido proyectarse es Internet: “Soy licenciado en sistemas y esto me permitió desde el principio usar la compu como medio de difusión, para pedir lo que nos hace falta. Fue el canal de comunicación por excelencia, primero mandando mails masivamente a gente que no conocía. Ahora, Facebook ayuda mucho porque uno está en contacto con amigos y desconocidos. Mostramos lo que hacemos, y si una persona dona una heladera, puede ver que llegó a destino, eso hace que la confianza crezca, que la red crezca. Facebook hace que, por imitación, otros grupos se sientan inspirados para hacer lo mismo en otros lados”.

El mensaje claro y sencillo de Gustavo es el que inspira confianza, su mirada amiga llega al corazón. Todo su trabajo transparente hizo que la Huerta Comunitaria Don Torcuato fuera declarada “Embajada de la Paz de la Unesco” en 2010.

“El compromiso, el cariño de la gente, el hecho de ver que se puede, todo eso hizo que uno se sintiera más firme, más confiado. Se va ganando coraje para encarar cosas. Fue una semilla que generó otras y a su vez se propagó, generó ánimo en otras personas, en otros lugares”. Es decir que la huerta se transformó en un semillero de proyectos, todos “bajo el espíritu de mejorar uno, la comunidad, el planeta. Cada uno hace lo mejor posible para que todo mejore”. Si usted se siente convocado por este proyecto, contáctese con  plantemos1000arboles@gruposyahoo.com.ar

¿Por qué árboles nativos?

Las especies nativas son aquellas que crecen en el área biogeográfica de donde son originarias. Nacieron allí antes de la existencia misma del ser humano. Durante miles de años fueron adaptándose a las condiciones químicas del suelo y a las condiciones físicas (temperatura, viento, régimen de lluvias) de la región. Estas especies interactúan con el medio y otras especies, tanto de flora como de fauna. Por ejemplo, algunas plantas son polinizadas por aves o insectos, otras distribuidas por animales o el viento, otras crecen trepando sobre árboles. Además, las plantas autóctonas albergan la fauna silvestre. Es decir que flora y fauna forman un ecosistema particular donde se producen relaciones específicas entre los organismos que lo componen, fundamentales para la existencia de cada uno de ellos.

Por otro lado, algunas plantas crecen exclusivamente en nuestra región, por lo cual, si se pierden, desaparecen para todo el mundo.

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