Cuidar el suelo y nuestros árboles

, Medio Ambiente

7 de julio Día Nacional de la Conservación del Suelo

El 7 de julio se celebra el Día Nacional de la Conservación del Suelo. Cuando se determinó, en 1963, se pensó en este recurso como un elemento vital para la producción agropecuaria. En la actualidad, dado el mal trato que sufre la Tierra, podríamos decir, simplemente, que el suelo es de vital importancia para seguir viviendo.

El suelo es un sistema dinámico y complejo que no sólo sirve como soporte mecánico para el crecimiento de las plantas, es también el medio a través del cual éstas toman el agua y los nutrientes que necesitan para su desarrollo.

Su uso irracional genera una alteración de sus propiedades, provocando que pierda parcial o totalmente la capacidad de cumplir con su función. Ese uso irracional, que lleva a la desertificación, es el resultado de fenómenos que se agrupan en 3 categorías: la deforestación, el uso desequilibrado del suelo y el uso incorrecto de la mecanización.

En nuestro país, el 75% del territorio está sujeto a procesos erosivos causados por las actividades agrícolas, ganaderas y forestales.

La deforestación es una de las mayores amenazas para la vida humana ya que tiene un efecto similar al de quemar la piel de una persona. Esto es así pues los bosques ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad, limitan la erosión de las cuencas hidrográficas e influyen en las variaciones del tiempo y del clima.

Una de las funciones más importantes de los árboles es su capacidad de evapo-transpiración de volúmenes enormes de agua a través de sus hojas. Este proceso comienza cuando el agua se evapora y se incorpora a la atmósfera como vapor de agua, que luego se condensará formando nubes. El agua de las nubes cae en forma de lluvia que permite el crecimiento de los árboles y otros organismos. Entonces, si se eliminan los árboles, no habrá más lluvia y sin lluvia, la tierra comenzará a morir y allí donde había un bosque, quedará un desierto.

Para que la desertización – y otros males – no se siga expandiendo sobre la tierra, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó hace unos años la Campaña de los Mil Millones de Árboles, a la cual han adherido países y organizaciones sembrando verde por los cinco continentes.

Ahora bien, no sólo se deben sembrar árboles, se debe evitar, también, que los que ya tenemos, sean talados. No se puede dejar librado al capricho de quienes compran propiedades la posibilidad de arrasar con toda la vegetación existente en esas tierras. Sabemos que en la ya demolida Quinta Cobos, hay una araucaria. Queremos que se salve. También hay una araucaria en un terreno “baldío” de la calle Enciso; muchos vecinos dicen que ese terreno se ha vendido, ¿qué pasará con la centenaria araucaria que allí se encuentra? Esta pregunta no tendría que rondar la cabeza de los vecinos, sin embargo, la insensibilidad de los inversionistas amerita que se haga.

Si los funcionarios que se enorgullecen de plantar árboles en el día del medio ambiente, establecieran normas claras para impedir que se arrase con nuestro patrimonio natural, entonces los vecinos podríamos manifestar que, por fin, empiezan a respetarse los códigos secretos y maravillosos de la vida, porque “en las copas de los árboles susurra el mundo y sus raíces descansan en lo infinito”.

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