Ley de Humedales YA!!!

, Medio Ambiente

Que no pierda estado parlamentario por cuarta vez. Desde Rosario, la Multisectorial Humedales partió en travesía por el río Paraná, durante una semana. Pararon en ciudades visibilizando sus problemáticas y articulando futuras acciones. En el Congreso de la Nación entregaron un petitorio, hablaron con Leonardo Grosso y se retiraron con sabor amargo.

        Con los kayaks al hombro y rodeados por múltiples organizaciones ambientales, grupos de copleras y sikuris, partidos de izquierda y el Movimiento de Mujeres Indígenas del Abya Yala, los remeros de la Multisectorial Humedales, que partieron el 11 de agosto de Rosario, llegaron a la Plaza Congreso el miércoles 18 con una consigna que se hizo grito en todos los presentes: Ley de Humedales YA!!!

        El cansancio de los 350 kilómetros recorridos por el río Paraná se esfumó cuando el fervor de los manifestantes les demostró que no están solos: cada día más argentinas y argentinos se unen a la lucha por el cuidado del ambiente y reclaman leyes que sirvan para empezar a reparar todo el daño que ya se ha hecho, iniciando un camino de protección de la madre tierra.

        Después de cánticos, abrazos y fotos, la Multisectorial Humedales entregó un petitorio en el Congreso de la Nación firmado por 400 organizaciones de todo el país solicitando un pronto plenario de comisiones a fin de aprobar un proyecto que pueda llegar al reciento de la Cámara de Diputados y ser votado este año.

        Hasta ahora la única comisión que trató y dio dictamen a un proyecto es Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, cuyo presidente es Leonardo Grosso, del Frente de Todos (FdT). Desde allí, el proyecto fue girado a las comisiones de Agricultura y Ganadería, Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios y Presupuesto y Hacienda. En las tres está retenido desde hace meses.

        Si el proyecto de Ley de Humedales no es tratado en el recinto este año, perderá, por cuarta vez, estado parlamentario.

Ley o maldesarrollo

        Además de entregar el documento, integrantes de la Multisectorial fueron recibidos por Leonardo Grosso y Daniela Vilar, ambos del FdT, y Enrique Estévez, del socialismo santafesino.

        Los diputados se comprometieron a dar pronto despacho al pedido de plenario de comisiones presentado por las organizaciones, además de propiciar el encuentro de la Multisectorial Humedales con los gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe. Por otro lado, también dejaron entrever que “el lobby sojero y los intereses inmobiliarios y extractivistas del maldesarrollo son múltiples y copan las discusiones que hay al interior de las comisiones”, manifestó la Multisectorial en una gacetilla de prensa.

        Dado que la reunión fue solicitada con el tiempo correspondiente, la Multisectorial destacó las ausencias de diputados que integran las comisiones que impiden el avance del proyecto. Entre éstas se encuentra la comisión de Agricultura y Ganadería, presidida por José Arnaldo Ruiz Aragón (FdT), representante de Corrientes, provincia cuyo territorio es un 80% humedal, y Pablo Torello (PRO), su vicepresidente, productor agropecuario de Baradero, provincia de Buenos Aires.

        Los humedales son áreas en las cuales hay agua de manera permanente o intermitente y si bien hay una gran variedad (deltas, salinas, esteros, mallines), su característica esencial es el agua y por lo tanto los servicios ecosistémicos que ofrece y la biodiversidad que en ellos vive, dependen de ella. Entre sus múltiples funciones se encuentra la regulación del ciclo hidrológico, la retención de emisiones de gases de efecto invernadero, la amortiguación de inundaciones y tormentas, además de ser hábitat de gran variedad de flora y fauna.

        En los esteros del Iberá y en el Delta del Paraná se realizan actividades (cultivo transgénico de arroz y soja, ganadería intensiva, monocultivos forestales, megaproyectos inmobiliarios) que ponen en peligro la continuidad de los sistemas naturales.

La indignación ante el fuego

        “Nosotros somos autoconvocados, ciudadanos, estudiantes, laburantes. Dejamos de trabajar y estudiar por una semana para hacer esto. Nos costó un esfuerzo muy grande de organización”, dijo Sebastián Martínez, uno de los kayakistas que hizo todo el recorrido, bancándose el frío, la neblina y el cansancio para pedirle a los diputados que cumplan con su deber.

        En el 2020, en el patio de su casa, Sebastián barría las cenizas de los terribles incendios provocados en las islas del Delta.

        “Casi un 80% del Delta es de Entre Ríos, un 15% de Santa Fe y un 5% de Buenos Aires. Todo está atravesado por el modelo ganadero que busca esas tierras porque en el continente hay soja transgénica”. A esta información, agregó que, en el norte de Santa Fe, se encuentran “los bajos sudmeridionales, una reserva de biodiversidad con especies en peligro de extinción. Allí, el año pasado, también hubo mucho fuego para expansión del agronegocio”. Ésa fue la zona de La Forestal, “territorio siempre de saqueo”, definió Sebastián.

        El modelo agroexportador se instaló en Argentina hace 200 años; lo único que ha generado es concentración económica en un grupo muy reducido y destrucción ambiental. “Es un modelo improductivo, que genera pobreza y desigualdad y los más vulnerables están condenados a vivir en condiciones de mayor contaminación”.

        Por esto, Sebastián aseguró que “el gran desafío es generar empatía por los territorios”, conmover a esos ciudadanos amarrados a la rutina colectivo-trabajo-colectivo.

        “Con las quemas, en Rosario no se podía respirar”, contó el joven, “y esto generó gran indignación, creo que ayudó a que se armara la Multisectorial”.

Las ciudades costeras y su realidad

        La travesía salió de Rosario muy temprano, con temperaturas bajo cero. Palada tras palada, la niebla se fue disipando y a los 20 kilómetros llegaron a Puerto Esther, una pequeña ciudad de productores hortícolas que fumigan con agrotóxicos.

        Frente a esa problemática, en los primeros años del nuevo siglo los vecinos se agruparon en la Asamblea por la Vida No a los agrotóxicos.

        “Como las quintas están en el medio de la ciudad”, explicó Laura Pasquali, “empezó la inquietud por las fumigaciones porque todos sufrimos el mismo daño”.

        Presentaron notas en la comuna que “fueron sistemáticamente desoídas”, el Concejo Deliberante tampoco fue “caja de resonancia de estas preocupaciones”.

        Mientras que muchos horticultores “ni saben lo que usan, sólo meten el líquido en las mochilas y fumigan en ojotas”, los casos de cáncer y tiroides avanzan en el pueblo.

        Los kayakistas partieron, pero ahora todos saben que están acompañados en la lucha.

        Desde las barrancas del Paraná, los aplausos y banderas los llenaron de entusiasmo. En la llegada a Villa Constitución, la agrupación Villa Sin Veneno dispuso todo para una noche reparadora, mientras compartían los problemas de esa ciudad. 

        Rodrigo Garzón contó que Villa Sin Veneno “nació en 2017, como una movilización popular contra la instalación de un depósito de fertilizantes que pretendía almacenar 160 mil toneladas de granulados y líquidos en pleno casco urbano”.

        La alerta se encendió a causa del peligro de explosión, potenciado por la proximidad de Acindar y una estación de servicio, además de posibles derrames de agrotóxicos. Esta empresa intentó instalarse después de los anuncios de mauricio Macri sobre la lluvia de empresas que llegarían al país. El riesgo explosivo fue reconocido por la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia de Santa Fe.

        “Nosotros vivimos muy golpeados por el cordón industrial, la fumigación de campos, la contaminación del río, los incendios en las islas. Entendemos que la sanción de la Ley de Humedales es esencial para cuidar la biodiversidad y la salud humana”, expresó Rodrigo, mirando hacia el río que los habitantes de Villa Constitución casi sienten como ajeno porque “el río le pertenece a otra gente”. Para que no ocurran más incendios, ni actividades ilegales en las islas y para poner freno a los intereses privados que piensan todo desde el rédito económico, Villa Sin Veneno reclama Ley de Humedales YA.

        La remada continuó pasando por Yaguarón donde los pobladores visibilizaron la especulación inmobiliaria que pretende construir sobre la Reserva Municipal Parque Aguiar.

        Bajando llegaron a Ramallo. Allí la organización ambientalista Unidos por la Vida y el Ambiente los recibió con bebidas calientes y muchas historias.

        “Nosotros nos tuvimos que comer la quema de las islas y ver todo el deterioro de la naturaleza. Después de la quema, hicimos un video donde registramos barcazas con maquinaria para trabajar en la isla, bolsas de semillas y bidones de agrotóxicos. Con un dron filmamos cómo sembraban y fumigaban”, relató Matías Scarpacci.

        Luego pasaron por San Pedro y Baradero, donde los productores agroecológicos buscan poner un freno a las fumigaciones con agrotóxicos.

        Después Zárate y Campana, ciudades con costas privatizadas, contaminación industrial, despojo territorial tanto en el continente como en las islas.

        Ya con cinco días de remada, pasaron por Escobar, donde los negociados inmobiliarios han destruido miles de hectáreas de humedales, generando zonas de alto riesgo para los vecinos preexistentes.

        Entrando en territorio tigrense, en el puente peatonal de Dique Luján los recibió la Asamblea de Vecinos de Villa La Ñata y Dique Luján siempre presentes cuando se trata de defender los humedales.

        Finalmente, por el río Luján, los kayakistas llegaron a la costanera tigrense donde fueron recibidos frente al Monumento al Remero por cientos de vecinos entusiastas que organizaron un festival con mucha música y expositores.

Un modelo que ya no va

        Los organizadores de la travesía consideran que fue un éxito porque demostró capacidad de organización y visibilizó que muchísimos ciudadanos entienden que la sanción de la Ley de Humedales es urgente.

        “Estamos ante una crisis climática mundial y no podemos seguir produciendo desde un modelo que aporta a esa crisis ambiental. Tenemos que ser inteligentes, tenemos todo para hacer otra cosa”, resaltó Sebastián Martínez, uno de los kayakistas que recorrió los 350 kilómetros y encontró en los ojos de cada argentino y argentina el compromiso por transformar el país.

Por Mónica Carinchi

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