“La actual gestión continúa con la deuda de la anterior”

En San Fernando, las proteccionistas organizan campañas de castración. Se calculan 4000 animales sin esterilizar y zoonosis de San Fernando sólo castra 80 por mes. Ordenanzas que prohíben la utilización de animales en espectáculos, aunque los funcionarios públicos y los miembros de seguridad la desconocen.

 

En el 2011, el Poder Ejecutivo Nacional sancionó el decreto 1088 que promueve campañas de esterilización masivas, gratuitas y extendidas en el tiempo; promueve, además, la colaboración entre organismos oficiales y organizaciones de la sociedad civil, es decir agrupaciones de proteccionistas. Establece que las prestaciones realizadas por los centros de zoonosis se ejecuten tanto en sus sedes como en puntos estratégicos o móviles. A través de este conjunto de acciones se busca controlar la superpoblación canina y felina, ya que los animales son seres sensibles y sufrientes y todos aquellos que deambulan por las calles padecen las consecuencias de la vida azarosa y generan, asimismo, problemas de convivencia entre las personas.

En consonancia con este decreto, las proteccionistas de San Fernando han presentado “proyectos avalados por firmas de vecinos para que se realicen castraciones en los barrios, porque nosotras tenemos esta experiencia y sabemos que funciona”, contó Susana Pagliettini, conocida proteccionista de la zona céntrica de San Fernando que todavía sigue esperando que ese Municipio se ponga en acción.

 

Abandonar el escritorio

“Calculamos que en San Fernando, en los barrios carenciados, hay unos 4000 animales sin esterilizar. Mensualmente habría que castrar 500 animales, creo que zoonosis no supera las 80 castraciones por mes”, dijo Susana y agregó que “la actual gestión continúa con la deuda de la anterior, porque no ha modificado en nada el servicio de zoonosis”.

Por su parte, las proteccionistas, tanto antes como en la actualidad, se ocupan del tema: “En los barrios San José y Alsina, el 95% de los animales está castrado porque esos barrios los vengo trabajando desde el 2002. No se ven animales con sarna ni con garrapatas. La continuidad en el trabajo es necesaria y efectiva. Ahora, en esos barrios, hago castraciones dos veces por año, o sea mantenimiento, lo que se castra son todos animales jovencitos. Tengo la satisfacción de que ya son los nenes los que me preguntan ‘cuándo castra?’, hace poco un nene, en San José, me dijo que tiene una perrita y la quiere castrar cuanto antes. Que un nene de unos 9 años ya esté mentalizado es fruto del trabajo continuo. La concientización se hace con la acción, con el ejemplo”.

Por conocer las barriadas populares, Susana comentó: “En los barrios carenciados el espacio es mínimo, por lo tanto la gente tiene otro concepto de la calle. Los chicos juegan en la calle, los animales están en la calle, por eso, cuando hay una perra en celo, se generan muchos conflictos”. Es fácil imaginarse el cuadro: muchos perros detrás de una hembra, ladridos, mordiscos, posibles accidentes de tránsito y, también, disputas entre los vecinos. Por esto, realizar campañas de castración masivas, gratuitas y en los barrios es una acción -económica- que mejora la vida de los animales y, también, de las personas. Justamente en cuanto al costo, Susana mencionó que es mínimo y que, incluso, si los municipios se anotan en el programa Protenencia, “la Nación facilita medios para la castración”.

Se sabe que, en 2011, el Municipio de San Fernando contrató un veterinario para trabajar en los barrios, pero “finalmente lo tuvieron sentado en un escritorio”. ¿Qué pasará ahora? “Prometieron contratar un veterinario para trabajar en los barrios, pero aún no pasó nada y, mientras tanto, las proteccionistas seguimos cubriendo las falencias municipales”.

¿Quién controla?

Como todas las personas sensibles, Susana está preocupada por la venta de animales en el Partido de San Fernando. “En pleno centro de San Fernando hay un criadero de perros. La dueña no sabe si tiene 50 o 60 animales, eso me respondió un día. ¿Quién controla esa venta?”

Además de esos criaderos clandestinos, existen negocios que exponen su “mercadería” en vidrieras o en la calle directamente: “En la zona de Canal se venden tortugas, pájaros, loros, aves de corral. Específicamente en 3 de Febrero hay un negocio que es un desastre, no sé qué sucede porque se han hecho muchas denuncias, pero… También por Sobremonte hay un negocio que vende pollos, están hacinados, y como pienso que ahí se venden para consumo, supongo que bromatología tendría que controlar. ¿Quién controla si están sanos?”

A estos negocios hay que sumar la venta callejera: “Hace unos pocos días me encontré con un nene que había comprado un conejito en Canal, pero no me supo decir si fue del lado de Tigre o San Fernando. Estaban vendiendo conejitos en la calle a 5 pesos”.

Tanto un municipio como el otro que rodean la zona de Canal se ufanan de sus cámaras de control que servirían para detener el delito. Suponemos que no es necesario reiterar las leyes que protegen a los animales y prohíben su venta, por lo cual todo aquel que las infrinja está fuera de la ley. Para estos casos, ¿las cámaras no funcionan?

A esta desazón se suma otra: “Cuando se hizo el último encuentro de artesanos, el domingo fui a la plaza y me encontré con tres caballitos mini que estaban usando para llevar chicos, sacar fotos, es decir trabajar. Y está prohibido. Un caballito estaba atado con una soguita de 10 cm. a un poste, al lado estaba parado un autito de protección ciudadana y dos policías. Me acerqué y les dije que desde el año 2010 existe una ordenanza municipal que prohíbe el uso de animales para fines comerciales. La respuesta fue reírse en mi cara. No es la primera vez que hacen la vista gorda frente al trabajo de animales, porque el 25 de mayo, el festejo se hizo con chocolate, pastelitos y suelta de palomas y ahí estaban los funcionarios públicos. Ese fue un espectáculo con animales y está prohibido. Los vecinos debemos recordar estas ordenanzas para no permitir estas cosas, incluyendo los circos con animales que están prohibidos”.

En cuanto a los caballos utilizados por lo cartoneros, para Susana, éstos provienen de Villa Garrote, Tigre, así como los perros que llegan al centro de San Fernando.

A fuerza de trabajo, las proteccionistas tienen un lugar ganado entre sus vecinos sanfernandinos; lamentablemente, los funcionarios municipales parecen vivir en otro territorio.

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