No es terapia, pero parece

Un proyecto que beneficia a jóvenes con problemas y a perros que viven en jaulas

El Centro de Zoonosis de San Fernando, a través de su adiestrador canino, Víctor Herbekian, ha puesto en marcha un taller de adiestramiento canino para los jóvenes que concurren a Casa de Día. Los animales que reciben el adiestramiento son los perros que están en tránsito en Zoonosis. Con la utilización de recursos ya existentes se logrará un beneficio múltiple.

 

Existen estudios que indican que los niños desarrollan mayor capacidad de empatía si se crían en hogares donde hay mascotas consideradas como un miembro más de la familia. Esto es porque los animales despiertan ternura, desarrollan aptitudes de cuidado y protección, son modelo de aceptación incondicional.

La utilización de animales para estimular la socialización en centros de salud y cárceles, es una práctica que se está llevando a cabo cada vez con mayor frecuencia.

Conocedor de estos y muchos más casos, Víctor Herbekian, adiestrador canino de Zoonosis de San Fernando, fue acunando un sueño que finalmente se hizo realidad: “Desde hace un tiempo estaba proponiendo un taller de obediencia canina para jóvenes con problemas. Finalmente fue aceptado gracias al accionar del Dr. Zubizarreta, actual director de Zoonosis”, contó Víctor.

El Municipio de San Fernando tiene un centro asistencial – Casa de Día – para jóvenes con problemas de adicciones, ellos serán los beneficiarios de este proyecto. Pero habrá otro beneficiario: los perros que están en zoonosis, ya que con ellos se trabajará. “Los chicos aprenden una actividad que les puede servir en el futuro para trabajar. Además, como Casa de Día es municipal, con esta actividad ellos devuelven al Municipio lo que se hace por ellos, porque trabajan con estos animales que van a tener un plus para los futuros adoptantes. Con este proyecto se están beneficiando los jóvenes, los perros, la sociedad, todos ganan”. Además es de destacar que se utilizan recursos que ya se tienen, es decir que el proyecto es de “gasto cero”.

Para iniciar el proyecto, Víctor fue a Casa de Día para tomar contacto con los jóvenes. “Todos se engancharon enseguida. Incorporar una mascota a una actividad es un valor agregado porque es algo vivo. Se van viendo ya algunos resultados, el otro día encontraron un perrito en la calle, lo trajeron, querían dejarlo acá, pero se les explicó que no se puede. Se hicieron cargo, lo llevaron, después lo trajeron para desparasitar”.

Si bien hace muy poco que han iniciado la actividad, Víctor ya advirtió situaciones interesantes: “Quizás un chico no asimila enseguida qué es un condicionamiento, pero, mientras escucha, se lo ve acariciando al perrito. Si le cuesta relacionarse con sus pares, pero está acariciando al perrito, ahí ya se está relacionando”. Por las dudas, se encargó de aclarar: “Esto no es terapia con animales, es un taller de adiestramiento”.

Un colaborar de Víctor, Juan, nos dijo: “Combinar una problemática terapéutica con animales tiene un beneficio ya probado. En este caso es una buena idea combinarlo con perros que están en zoonosis en situación de tránsito. Este es otro beneficio adicional, porque los perros que están en jaula la pasan mal. Salir de la jaula y entrenar, para los perros es muchísimo”.

Víctor confesó que está muy a gusto con esta experiencia, ya que es “un laburo muy social”. Los chicos también están entusiasmados; los perritos también se benefician. Sin lugar a dudas es una iniciativa para aplaudir y replicar.

 

Los días sábados, de 9 a 12 hs., Víctor dicta un taller de obediencia canina en el Parque Náutico. El equipo está conformado por él, un etólogo y un veterinario. “Yo trabajo con conductas no deseadas, pero si un perro estuvo años mordiendo las patas de la mesa encerrado en una casa y finalmente su dueño decidió solucionarlo y recurre a mí, yo, como entrenador, no lo puedo abordar, tiene que hacerlo un etólogo primero, porque el adiestrador no hace magia, hay mucho laburo”, explicó el especialista.

El método de Víctor es enseñarle al dueño para que él a su vez le enseñe a su perro, porque “si es el propietario quien hace el trabajo, el producto final es mucho mejor”.

El entrenamiento consiste en algo básico: llamado, sentado, espera, junto, echado. En muchos casos, la adquisición de estas conductas permite que perro y propietario se entiendan mejor. “Aquí hay perros que están por mordedores, pero no todos los perros que muerden lo hacen por agresión. Puede ser que un nene pase corriendo y le pise la cola, entonces el perro muerde. El 90% de los casos de mordeduras es de perros a sus propios dueños, porque no los saben tratar. Los perros son perros, les debemos dar lo que ellos necesitan, eso no quiere decir que no los queramos”.

El Municipio de San Fernando ha sido pionero en implementar este taller de adiestramiento. Actualmente lo está haciendo el Instituto Pasteur y también el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, “y los dos vinieron a asesorarse acá”, dijo orgulloso Víctor.

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