Prisión perpetua para Sfeir y su empleado

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El viudo Daniel Sfeir y un ex empleado suyo fueron condenados por haber asesinado de dos tiros en la cabeza a la esposa del primero, la docente Silvia Prigent, en 2011.

 

El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro consideró a Sfeir – ausente durante la lectura de fallo -, y a Jorge Bini (63), alias “El Pai” o “Indio”, coautores del “homicidio calificado por el vínculo” de Prigent (50). Además, los jueces María Angélica Etcheverry, Débora Ramírez y Federico Tuya ordenaron que sean investigados por falso testimonio el hijo de 17 años de la víctima y el condenado; la por entonces amante de Sfeir, María Cristina Soria; y la actual pareja de esta mujer.

El fiscal Cosme Iribarren, quien no sólo actuó en el juicio sino que realizó en su momento la instrucción de la causa, aseguró ante la prensa estar “muy conforme” con el fallo.

Para el fiscal, Sfeir y Bini “pergeñaron todo un plan para hacer desaparecer a Silvia y una vez que llegaron a su cometido, desviaron la investigación haciendo llamados, dando indicaciones falsas, haciendo desde el principio una denuncia falsa y haciendo participar a familiares en sus mentiras”.

Entre la prueba que el tribunal valoró para llegar a las condenas, Iribarren destacó “la tecnología” y en particular mencionó “el entrecruzamiento de llamados, las videofilmaciones detectadas por las cámaras y el análisis de todos y cada uno de los movimientos que hicieron el viudo condenado y su ayudante”.

Además, en el expediente consta una escucha telefónica en la que Sfeir fue grabado diciendo “yo la mandé a matar”, cuando tres días antes de su detención llamó a su buzón de voz para levantar un mensaje sin saber que su línea estaba intervenida.

En el juicio, al escuchar ese audio, la empleada doméstica del matrimonio, Armida Cecconi, reconoció la voz como la de su ex patrón al afirmar: “Esa es la voz de Daniel”.

En su alegato, el fiscal afirmó que la muerte de Prigent fue el desenlace de “un plan criminal pensado con antelación”, en el que los imputados “no sólo se encargaron de engañar a la víctima para trasladarla hacia su lugar de muerte y ultimarla de dos disparos”, sino también de llevar a cabo acciones posteriores “con claro objeto de desviar la investigación y procurar su impunidad”.

Sfeir había declarado en la última jornada del debate, donde se desvinculó del crimen y afirmó que cree que Bini pudo ser el autor del homicidio porque se había enamorado de su esposa.

A diferencia de lo que pasó en la instrucción, donde al ser indagado brindó dos versiones contrapuestas de lo sucedido, en el juicio Bini no declaró, pero sí denunció que, en uno de los traslados, su ex patrón Sfeir le propuso que se «haga cargo» del asesinato y a cambio le pagaría «veinte millones de pesos».

Es que ya en la instrucción, Bini se declaró culpable y confesó el crimen diciendo que lo había hecho tras una discusión con Prigent porque tenían una relación oculta, aunque luego se desdijo y explicó que se había autoincriminado porque estaba amenazado por su patrón.

Prigent fue asesinada de dos tiros en la cabeza el día que desapareció, el 29 de diciembre de 2011, y tras 10 días de búsqueda, un vecino encontró su cadáver en un descampado ubicado a la vera de la ruta 26, en la zona de Dique Luján, en el límite entre Tigre y Escobar.

El viudo fue detenido el 13 de enero de 2012 como principal sospechoso y luego también fue arrestado Bini, quien trabajaba para él en la empresa de recolección de residuos en barrios cerrados que explotaba.

Hay dos grabaciones de video que comprometen a Bini: una en la que se lo ve en el locutorio de Zárate desde donde avisaron a la familia de la víctima donde estaba tirado el cadáver y otra en el local de celulares de Escobar donde vendió el aparato de la docente asesinada.

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