Argentina es un país muy rico, pero muy saqueado: Con Soberanía hay Nación

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El fundador de FIPCA, Julio Urien, dio una charla sobre Soberanía Territorial en la sede del PJ de Tigre. Habló sobre los enclaves británicos en Argentina y las acciones que se están realizando para disuadir al invasor. Actualmente se está desarrollando tecnología de punta, esencial para generar riqueza para todos los argentinos.

        Hacia fines de septiembre, Julio Urien, fundador de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (FIPCA) dio una charla sobre Soberanía Territorial en la sede del PJ de Tigre.

        Expresando que “es inconcebible que tengamos un país con tantos recursos, con 47 millones de habitantes y no tengamos trabajo ni alimentos para todos los argentinos”, desarrolló una clase sobre los intereses británicos en nuestro territorio que, junto a los intereses norteamericanos y también de los enemigos internos del pueblo argentino, impiden que nuestro país marche a su definitiva independencia económica y pueda así distribuir la riqueza con justicia social.

        “Desde nuestro origen hasta el día de hoy hay dos proyectos de país en lucha. Un proyecto de colonia, subordinado al imperialismo británico primero y después norteamericano. Este proyecto colonial liberal está asociado a los intereses financieros agroexportadores que ahora vienen por el saqueo de nuestros recursos naturales. El otro proyecto, encarado por el peronismo, busca el desarrollo integral, de inclusión y latinoamericanista. Estos son dos proyectos en pugna. Cuando avanzamos con gobiernos populares, los sectores liberales van retrocediendo. Ahora tenemos una crisis económica desatada por el macrismo que nos dejó una deuda multimillonaria. El gobierno está intentando un consenso, pero ellos quieren confrontar”.

        Además de recordar que los enemigos del pueblo argentino antes usaban a los militares para dar golpes de Estado y ahora usan al poder judicial y a los medios de información, Urien utilizó el mapa bicontinental de la República Argentina para señalar los enclaves de los intereses transnacionales que empujan a la superpoblación de una región a coexistir con otras prácticamente deshabitadas, pero que contienen grandes recursos naturales.

Cuenca del Plata

        La cuenca abarca Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Agrupa más de 100 millones de personas y contiene el 70% del PBI de la región. En esta zona está la mal llamada hidrovía que es la vía troncal del río Paraguay-Paraná por donde salen cereales producidos por Argentina, Paraguay y Brasil para satisfacer la demanda mundial y al mismo tiempo, enfermar y hambrear a sus propios países.

        “La mal llamada hidrovía nace en Puerto Cáceres -Brasil- y termina en Nueva Palmira -Uruguay. Desde el punto llamado Confluencia, frente a la Isla del Cerrito, hasta el río de La Plata, el Paraná es nuestro. Lo administramos nosotros hasta que llegó menem”.

        El presidente de la pizza y el champagne concesionó el dragado del Paraná, privatizó el comercio exterior y los puertos, destruyó la Marina Mercante, es decir que armó un combo para que todo quedara en manos de las transnacionales agroexportadoras/financieras.

        “La concesión de la ruta del Paraná ya venció, por lo cual su administración tendría que volver al Estado argentino. Pero el presidente Alberto Fernández sacó el decreto 949/2020 por el cual se volvería a privatizar. Pero desde hace un año hay mucha presión del campo popular. Ahora es la Administración General de Puertos la que cobra el peaje y da ganancias”.

        Desde la gobernación de la provincia de Buenos Aires se está “exigiendo que el comercio exterior salga del puerto de La Plata y además que se haga el canal Magdalena que tiene salida directa al mar”.

        La producción cerealera que cotiza en la Bolsa de Rosario abarca fundamentalmente lo que conocemos como la pampa húmeda: Buenos Aires, sur de Córdoba, sur de Santa Fe. Esto comprende un 18% del territorio nacional y un 50% de la población del país. En el libro Argentina sangra por las barrancas del río Paraná, de Luciano Orellano, se dice: “La riqueza pasa a raudales por las puertas de viviendas precarias y asentamientos irregulares en ese fluir sin pausa de camiones y trenes para derramarse en los barcos que se la llevan para afuera, dejándonos la miseria y el hambre”.

        Pobreza, hacinamiento, enfermedad, alienación, otro combo perfecto generado por el capitalismo para saquear países e inmovilizar poblaciones.

Patagonia – Malvinas – Antártida

        En función de la nueva superficie del territorio nacional, Julio Urien dijo: “En el Atlántico sur tenemos otra Argentina. La plataforma continental argentina es una de las más grandes del mundo y es muy rica, hay minerales, petróleo, bancos de peces. Es rica y apetecible”. Y aclaró los 3 niveles de soberanía dentro del mar: “La primera soberanía es el mar territorial, de la costa son 12 millas hacia adentro del mar. Por ahí no puede pasar un avión porque el espacio es nuestro, tampoco un barco ni un submarino. Es soberanía completa. La segunda soberanía es de las 12 millas hacia las 200, es la zona económica exclusiva, donde puede pasar un barco, pero no puede estudiar el fondo, no puede sacar nada del fondo. Y la tercera soberanía es de las 200 millas hasta las 350; ahí tenemos soberanía sobre lo que está apoyado en el fondo para abajo. O sea, que un barco que esté en esa zona puede pescar, pero no puede sacar nada que esté apoyado en el fondo. Con la tecnología existente se puede sacar petróleo, minerales raros, manganeso”.

        El expositor recordó que “todo ese espacio marítimo hay que defenderlo para las próximas generaciones”. Pero también advirtió que los ingleses nos disputan esa zona inmensamente rica y que cuando llegó Macri hizo el acuerdo Foradori-Duncan por el cual se facilitó a los ingleses concesiones para la explotación de nuestros recursos naturales en esa zona, lesionando seriamente nuestro reclamo de soberanía sobre Malvinas y las islas del Atlántico Sur.

        Aún con estos enemigos internos, el campo nacional y popular sigue trabajando. “La Isla de los Estados es lo más cerca que tenemos de Malvinas. No vive nadie, hay sólo un puestito de la Armada y el Faro del Fin del Mundo. Nuestra idea es montar allí una estación científica del campo popular. Estamos hablando sobre eso con la Universidad de la Defensa”.

        En cuanto al Área Protegida Namuncurá-Burdwood (meseta sumergida a 150 kilómetros de la Isla de los Estados y a 200 kilómetros al sur de Malvinas) comentó que, dada su escasa profundidad, están proponiendo colocar allí una plataforma offshore que sirva de estación científica.

        Todos estos pasos estratégicos están relacionados con el cuidado de nuestra Antártida. “Tenemos 118 años de presencia permanente, 4 años más que los ingleses. Somos el país con más bases, 13 en total, 6 son permanentes. Además, se está haciendo la base Petrel que será punto de distribución de toda la logística de las bases argentinas”.

        Por último, Urien destacó el desarrollo tecnológico argentino reactivado por el actual gobierno. “Tenemos nuestros satélites ARSAT, se retomó la construcción de radares y hace tres meses se colocó uno en Tierra del Fuego y eso permitió detectar que aviones chilenos se metían en nuestro territorio para ir a Malvinas. Se están construyendo aviones, otro rompehielos, también drones. Empezamos a fabricar los vectores para poner satélites en el espacio que durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se hicieron los primeros trabajos en Punta Indio y Macri lo paró, desmanteló Punta Indio. Somos punteros en hacer nanosatélites, los exportamos. También se está trabajando sobre un reactor nuclear chico para ciudades que tienen menos de 25.000 habitantes”.

        Argentina tiene científicos y técnicos de capacidad sobresaliente, nuestro problema es que los gobiernos de derecha destruyen todo el trabajo que desarrollan durante los gobiernos populares, por esto Julio Urien acentuó que la unidad del campo popular es esencial para seguir avanzando y lograr que Argentina sea una Nación Soberana.

Por Mónica Carinchi

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