Barrio Juan Pablo II: Privados de todo

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Rincón de Milberg. En el fondo de la localidad, pareciera que existen vecinos de “cuarta categoría”. Un grupo de lugareños que viven detrás de la 60 en el barrio llamado Juan Pablo II, se reunieron con el concejal oficialista del Frente Renovador, Roberto López, y con el Delegado Municipal Cesar “Pato” Balbuena, para visibilizar una vez más la situación del barrio, con aguas estancadas, malezas, basura, zanjas transformadas en trampas mortales, escasa iluminación, falta de agua potable y cloacas, como paisaje cotidiano que vienen denunciando desde hace años.

 

Si bien este párrafo lo hemos publicado en una edición anterior, vale la pena repetirlo y ojala sea, sólo esta vez: “En varias oportunidades y desde hace años, los funcionarios municipales han expresado su interés por cambiar la realidad de Rincón de Milberg. Como testimonio de estas expresiones, en la página del Frente Renovador Tigre se puede leer, con fecha 20-10-15, a raíz de una caminata realizada por las calles de Rincón (época de campaña): “Vamos por más y seguiremos poniendo todo nuestro compromiso y lucha para seguir viendo crecer a esta ciudad; trabajando codo a codo con los vecinos, porque queremos que siga siendo el mejor municipio de Buenos Aires, donde a todos les dé orgullo vivir”. “Tenemos vocación de servicio por lo que hacemos, escuchando a cada vecino y estando atento ante sus necesidades”. Bueno, con pegarle una simple ojeada al lugar podrá notar cualquiera que nada de eso ocurrió en este barrio.

En el fondo de Rincón, detrás de la 60, barrio Juan Pablo II, entre las calles Ingeniero White, Galileo Galilei, Estanislao López, Juan B. Justo y Matheu, vive gente, vecinos de Tigre que trabajan y quieren vivir dignamente, haciendo peticiones ante sus representantes que prometen y prometen y en eso se quedan; y para quienes aún no se dieron cuenta y creen en figuras políticas supuestamente “milagrosas”, sepan que la gente se está cansando, muchachos.

Caminar por las calles mencionadas no es grato: aguas servidas estancadas, basura, pastos, zanjas tapadas de mugre, agua y barro, todo en abundancia. Esto motivó al concejal del Frente Renovador, Roberto López, a reunir a los vecinos con el Delegado Municipal Cesar “Pato” Balbuena, a fin de programar tareas para encaminar la situación hacia una luz de esperanza; pero desafortunadamente, López ofreció la palabra primero a los vecinos y una mujer tomó la posta diciendo: “Usted viene a prometer como hace dos años?, porque anduvo por allá y por acá prometiendo a la gente, desapareció y no hizo nada, por eso, primero lo escucho”. Obviamente puso al descubierto al concejal López que no esperaba esa “bienvenida”. “Yo siempre lo agarro a él (al Delegado Balbuena) porque es el único que da la cara”, añadió la vecina. López, rápido de reflejos para salir del cruce le respondió: “Nuestra idea no es prometer, sino ofrecer alguna mejora”, ante la mirada sin pestañeo de una treintena de personas.

Seguidamente, Balbuena repasó los inconvenientes del lugar como si fueran sorpresas para los mismos vecinos que padecen vivir entre el barro, las inundaciones ante la más mínima lluvia o sudestada, escasa iluminación, falta de limpieza, de veredas, de agua, de cloacas y la negativa de todo transporte (remises, ambulancias, Transporte Olivos, patrulleros…) de circular por esa zona ante el riesgo de quedar empantanado entre el barro que se transformó en algo natural.

“Todos sabemos cómo está la zona y cómo afectan las lluvias y las sudestadas al ser una zona muy baja. Hace unos 3 años se hicieron los asfaltos (en pésimo estado) pero cuando llueve, se inunda todo, solo hay pavimento pero no están los desagües y el agua no encuentra salida”, reconoció Balbuena, a lo que un vecino le agregó: “Esto va a ser peor porque hay barrios privados que elevan los terrenos (a 2 cuadras del lugar de reunión se ubica el mega barrio náutico “Albanueva”, con una superficie que va desde la ruta 27 hasta el río Luján)”.

Los vecinos responsabilizan de tener las calles cada vez más rotas, a un corralón de materiales ubicado en la zona al circular sus vehículos con carga pesada y a la empresa Aysa que arribó al lugar para llevar adelante unos trabajos y terminó rompiendo todo.

“El transporte escolar no quiere ingresar al barrio, tampoco los remiseros. Si necesitamos una ambulancia, llega a una cuadra”, comentó María. Y como se sabe, el servicio de recolección de basura es sumamente deficiente y, en ese sector, la ineficiencia se potencia.

En realidad más que vivir, estos vecinos del fondo de Rincón sobreviven como pueden. Para suavizar la situación, algunos tratan de sacar el agua estancada, pero “el agua no corre porque no tiene salida”, explicó una señora.

Pero pese a todo, hay voluntad en cambiar la situación y se ofrecen para ayudar. “Todos nuestros maridos están dispuestos a colaborar. De hecho, nosotros tratamos continuamente de sacar el agua, pero no hay forma de que corra”, porque evidentemente los trabajos requieren herramientas adecuadas, maquinarias y una logística de cómo llevar las tareas adelante, es decir, se requiere la presencia del Estado municipal.

Balbuena se comprometió a trabajar en la zona pero les adelantó que las tareas irán despacio ante las variadas necesidades que hay en el barrio: “Si les digo que esto lo resolvemos en 2 semanas, les estoy mintiendo. Necesitamos la colaboración de todos”. Sumado a esto, Roberto López anunció el armado de un equipo de trabajo con varias áreas municipales para que en principio, desaparezca el agua de las calles. Por otro lado, se acordaron futuras reuniones cada 15 o 20 días de manera que desde el municipio interioricen a los vecinos sobre los trabajos que se lleven adelante en el barrio.

Continuaremos informando.

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