¡Cuidado, cuidado, cuidado! Gente trabajando

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Más allá del Tren de la Costa, continúa San Fernando. La actividad diaria de la Sociedad de Fomento Canal San Fernando se mostró a fines de diciembre en un Festival de cierre de año, con los puestos de las mujeres emprendedoras y bandas de músicos independientes. Para aquellos que quieran colaborar, la institución se encuentra en Escalada 495, barrio San José y, para contactarse, su presidente Fabiana Paredes dijo “tenemos un Facebook y adherimos a todos los amigos”.

 

        “¡Cuidado, cuidado, cuidado!” dice el GPS cuando se acerca a la zona comprendida entre Rivadavia, 25 de Mayo, el Tren de la Costa y el río Luján, o sea el barrio San José, donde, aunque las máquinas intenten desprestigiarlos, hay gente que sueña y trabaja, todos los días, por un mundo mejor.

        “Queremos mostrar que de este lado de la vía hay un montón de cosas para ofrecer”, dijo Gabriel Villarreal, más conocido como Locura, encargado de promover la ley de la música en zona norte. Por esto, para concluir diciembre, los vecinos del barrio San José se reunieron para mostrar lo que hacen y brindar por un 2014 venturoso, al compás de la música de muchas bandas locales.

        Con la ley firmada debajo del brazo, los músicos independientes están organizando sus circuitos musicales y es así que volvieron al bajo de San Fernando, pues “el primer festival resultó muy bueno y nos vimos en el compromiso de colaborar con la Sociedad de Fomento, de esta manera nos vamos realimentando, porque ellos tienen una feria muy buena que no se conoce”, manifestó Locura.

        Y así fue que, mientras los músicos mostraban su arte, las mujeres emprendedoras del barrio exponían sus producciones y todos los que se acercaban podían disfrutar gratuitamente de una tarde en compañía de amigos.

 

Todo cambia

        La comisión directiva de la Sociedad de Fomento Canal San Fernando, con Fabiana Paredes a la cabeza, abrió sus puertas, es decir, la tan querida cortadita, a los músicos, murgueros y teatristas que se presentaron en diciembre.

        Si hay alguien orgulloso de su barrio, es Fabiana: “Soy del barrio de toda la vida, acá nací y acá me pienso morir”. Pero, por el momento, está elegida para sacar adelante a la Sociedad de Fomento.

        La institución tiene 56 años; primeramente funcionó en un club, hasta que uno de sus integrantes, don Juan Caravallo, que tenía unos ahorritos, los puso para comprar la actual sede (Escalada 495, esquina Ituzaingó). “Las actas dicen que el dinero se le fue devolviendo de a poco”, especificó Fabiana y siguió: “Por aquel entonces las necesidades del barrio eran el agua potable, la luz, sanear las zanjas y de eso se ocupaba la sociedad de fomento”. Pero como todo cambia, en 2001 funcionó “un merendero al que venían todos los chicos del barrio. Se hacían talleres para los pibes, porque los padres se iban a cartonear; también talleres para mujeres, porque los maridos se habían quedado sin trabajo y ellas necesitaban un lugar para hablar y relajarse. Nos ayudábamos unas a otras”. Evidentemente, la década del 90 fue muy crítica para el barrio, que sufrió la crisis del 2001, “yo la viví desde el compromiso comunitario”, acotó Fabiana.

        Doce años después, “la gente tiene trabajo o es ayudada por planes sociales, las mujeres están organizadas y muchas participan del Banco de la Buena Fe”.

        Y, para ponerle el pecho al calor, en las nochecitas de verano, sacarán una pantalla a la cortadita y armarán el cine para toda la familia. “Viene Mary con la parrilla, otro con la gaseosa y ahí nomás se arma”.

 

Desde abajo

        Al barrio San José se lo conoce como la villa Alvear. En un principio fue un bañado y “se fue armando de a poquito con gente de puro coraje que venía de las provincias y también de países limítrofes. Primeramente había aserraderos y fábricas de junco y eso fue cambiando por la industria naval; actualmente hay almacenes navales, guarderías. En el 87, el barrio empezó a urbanizarse; ahora las casas son de material, se asfaltó y todo eso fue dando desarrollo al barrio, que hoy es un barrio como cualquier otro”, precisó la entrevistada.

        Desde la Sociedad de Fomento, el Banco de la Buena Fe – programa del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación – ha otorgado créditos a 25 vecinas, “todas mujeres, que van devolviendo de a poco el dinero”. Justamente uno de los hechos convocantes del Festival fue “la entrega de 9 recréditos a mujeres que ya han devuelto todo y se les da un 50% más para fortalecer el emprendimiento”. Otro servicio que presta es el plan FINES en dos turnos, por la tarde para mujeres que “después de dejar a sus hijos en el colegio, van ellas a estudiar; y a la noche, para gente que trabaja”. Tienen, además, un taller de cine, Desde Abajo Cine, “ahora están filmando un corto donde trabaja Nelson que empezó el año pasado, hace poco pasaron un adelanto y dijimos ‘qué actorazo tenemos en el barrio’; ellos muestran la realidad que viven los barrios más carenciados y los que somos más discriminados, porque lamentablemente de las vías del tren de la costa para este lado consideran que es una villa y, por ejemplo, un remís no quiere venir”. Antes, como muchas otras asociaciones comunales, tenían talleres municipales, pero con el cambio de gestión los han sacado.

        Uno de los ejes de los festivales musicales es convocar a los más jóvenes. “La idea es abrirnos más al adolescente. Presentamos un proyecto al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para incorporar boxeo, porque, aunque algunos digan que se golpean, les enseñan códigos. Un pibe que está en una actividad, es un pibe menos que está en la esquina tomando alcohol o drogándose”.

        Surgió, así, el tema de las adicciones: “Lamentablemente es un tema del barrio, hay chicos que están muy comprometidos, cada vez a edades más tempranas. Son chicos que tienen familia, pero no tienen la contención de vida necesaria en sus casas”.

        Fabiana ha trabajado como coordinadora del programa Envión, que incluye jóvenes con problemas de violencia y adicciones, tiene, por lo tanto, experiencia en el tema: “La situación es difícil, porque antes uno encontraba un adicto y detrás había una familia desarmada, una casa precaria, nadie allí tenía contención. Hoy, en familias conformadas, donde está el padre, la madre, los abuelos, vemos el mismo problema. Antes era el problema de algunos, ahora chicos que no tendrían por qué estar haciéndolo, lo hacen también. Lo que falta para que el pibe no esté en la esquina, son programas de inclusión e instituciones que se banquen y metan los pibes adentro. Hay instituciones que dicen ‘¿voy a meter al chorrito de la esquina o a esos que están porreándose todo el día para que me desvalijen la institución?’ yo, sin embargo, estoy convencida de que se puede salir”. ¿Quién recogerá este desafío?

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