La desnutrición no es lo único que acecha a los niños…

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Comedor y Merendero Los Bajitos. Desde hace 10 años, esta institución ofrece alimento a niños y adultos del barrio Los Troncos. También dan apoyo escolar y talleres artísticos. La preocupación actual es construir una sala para niños de 0 a 5 años que carecen de los cuidados necesarios por parte de sus padres. Funcionan en Marconi 542, Los Troncos, www.losbajitos.org.ar

 

A partir del 2001, la necesidad se transformó en un lastre que hundió cada vez más a las personas o en un disparador de formas de organización que sustentan, actualmente, a miles de argentinos que todavía se encuentran dañados por la crisis económico-social.

El Comedor y Merendero Los Bajitos surgió de la resolución de 15 vecinos del barrio Los Troncos que se juntaron “para dar respuesta a los nenes que todos los días nos iban a pedir un pedazo de pan”, dijo Cristina Gerez, presidenta de esa asociación civil.

Con entradas y salidas, Cristina es la única integrante que perdura de aquel entonces: “Algunos fueron mejorando su situación y se fueron, otros tenían la expectativa de usar el espacio políticamente y como yo dije que no, también se fueron. Ahora, algunas mamás hace 8 años que están de voluntarias”.

Por los inicios llegaron a sumar 485 personas que iban a comer, entre niños, madres y abuelos, que después empezaron a derivar porque “se abrió un comedor para ellos en la parroquia”. A pesar de que en las calles se ven muchas 4×4, los exportadores de soja ganan millones de dólares y las multinacionales trasladan suculentas ganancias a bancos del exterior, el comedor sigue teniendo un número importante de inscriptos: “Tenemos 370 personas, desde chiquitos que empiezan a comer hasta mamás. Los adolescentes entre 14 y 15 años se cortan. Hay una población importante de extranjeros, bolivianos, paraguayos, peruanos, sobre todo mujeres que vienen con sus hijos”.

Entre inmigrantes y mamás jóvenes, la realidad recóndita del barrio está en que “muchas familias son cartoneras y ese trabajo no les permite cambiar sus vidas. Algunas cobran la asignación universal por hijo, pero tampoco les alcanza para la comida, porque en general son muchos hijos, el mínimo son 5, hay mamás que tienen hasta 13. Tenemos una familia que viene desde el principio, son 11 y trabaja sólo el papá, que es albañil, porque el más grande de los hijos tiene 15 y va al colegio. La mamá me dijo que puede hacer una sola comida por día, entonces vienen al comedor al mediodía y ella prepara la cena. El día que no hay comedor, comen una sola vez al día”. El comedor Los Bajitos funciona lunes, miércoles, jueves y viernes.

 

Haciendo rosca

Cuando empezaron, para conseguir recursos hacían campeonatos de fútbol, de truco, también hacían rosquitas: “Una vez fuimos a vender a la curva de Liniers y vino gente de la municipalidad – que ya nos conocía – y nos dijeron que no podíamos vender ahí, que ellos nos iban a dar mercadería, porque era como una mala vista para Tigre. Pero nosotros seguimos porque nunca dan ni verdura ni carne”.

El municipio hace una entrega mensual de alimentos secos, pero “muy poquito, donan 50 k. de arroz y nosotros usamos 25 por comida; los fideos, lo mismo y la leche nos dura 11 días”.

También tienen una donación de Cáritas que consiste en pollo, carne y queso para 15 días. La empresa Molinos ha comenzado a donar productos secos.

Lo último que lograron es el financiamiento, para el almuerzo del jueves, de una ONG italiana (Doná una sonrisa), “nos conocieron por la página y nos vinieron a visitar”.

También tienen donantes particulares, entre ellos “un padrino que nos aporta dinero para la compra de verduras, carne, para el gas que es muy caro. Es un publicista que vive en Nordelta que nos conoció a través de una nota que nos hizo la revista de La Nación. Vino a conocernos y desde ese momento se enganchó muchísimo con nosotros. Gracias a él pudimos terminar la construcción de abajo”, contó Cristina. O sea que en los barrios privados también viven personas sensibles, ojalá muchos antiguos y potentados vecinos de Tigre copien este ejemplo.

 

Alimento para el espíritu

Los Bajitos ofrece también actividades educativas y culturales. “Tenemos apoyo escolar al que vienen muchos chicos. Hay una psicopedagoga que no da abasto, nos faltan voluntarios para el apoyo”.

Entre septiembre y octubre terminaron talleres de expresión musical y plástica, que estaban a cargo de una ONG de Gastón Pauls. “Estamos tratando de gestionar con el municipio, a través de Alejandro Moyano, al que no encontramos por ningún lado” señaló Cristina, “para ver si nos pueden dar una mano para seguir con estos talleres porque dieron resultado y nos interesa que continúen estos profesores porque ya tienen un vínculo con los chicos”.

Hubo, además, un taller de tejido que “se quedó a mitad de camino”; por la noche hay un taller de cocina para adultos que termina en noviembre. Además funciona un consultorio médico coordinado con el Centro de Salud municipal, “tenemos muy buena relación con ellos”.

 

Solitos por la calle

Con 10 años de contacto directo con los problemas de sus vecinos, Cristina Gerez puede hacer una descripción de la realidad que allí se vive y, en algunos casos, se padece.

“Hay muchos chiquitos que están en la calle, solitos. En algunos casos porque las mamás se van a cartonear a la mañana y los nenes quedan solos o al cuidado del hermanito de 8 años y ellos son los que van al comedor a cada rato y preguntan ‘¿ya está la comida, ya es la hora?’. Para ellos estamos tratando de armar una sala donde podamos darles las condiciones que necesitan y deben tener para desarrollarse”.

Para hacer la sala necesitan todo tipo de recursos, entre ellos voluntarios. ¿No es éste un buen espacio para que futuras maestras jardineras hagan sus prácticas?

“Hay muchas cosas que queremos hacer, pero nosotros no tenemos los medios y los que los tienen, no los habilitan”. ¿Quién puede colaborar para que estos infantes no estén a la mano de Dios?

 

Una mala amiga: la esquina

“Otra problemática muy grande que hay actualmente en el barrio son las adicciones. Chicos de 8 y 9 años ya están con el poxiran, con el porro, con paco; en las esquinas, los pibes más grandes. Es un tema muy serio. Estamos tratando de hacer un trabajo preventivo con los pre-adolescentes que no están en ninguna cosa. Es terrible lo que se ve, muchos chicos solos, nenes y nenas de 10, 11 años que andan solos de noche, que se van a las jodas, como dicen ellos. Hay muchísimas mamás y papás adolescentes, hay mamás de 13 años”.

El relacionamiento de cada uno de los temas que Cristina fue mencionando, va construyendo una madeja de pesadillas. ¿Es posible que una niña de 13 años traiga un ser al mundo? ¿Es esto evitable? Si se sabe de antemano que esa niña no podrá hacerse cargo de ese hijo, ¿no sería posible entregarlo en adopción? ¿Se puede llamar madre o padre a quien deja deambular por la noche a una criatura de 10 años? ¿Se puede permitir que una persona tenga 10 hijos? Quizás éstos también tendrían que ser temas de debate.

 

“Más polideportivos para estar lejos de la droga”

Si bien en los discursos de todos los funcionarios se escucha que apuestan al deporte para evitar que los jóvenes caigan en la droga, pareciera ser que en Los Troncos, algún eslabón está perdido.

“Hay un poli cerca, el Mariano Moreno, y justamente estuvimos armando con ellos algo para los chicos que ya están en las esquinas porque el Dr. Carlitos, del Centro de Salud, conoció el fútbol callejero y le pareció bueno traerlo al barrio. Convocamos al polideportivo, vino su director y nos dijo que hiciéramos un proyecto para que nos subvencionaran a los profesores… estábamos muy enchufados con eso… y lo cambian. Y el que está ahora no tiene entusiasmo en hacer nada”.

En este barrio ubicado entre un zanjón, el río Reconquista y las calles Azopardo y Austria, que algunos quisieron llamar Cina Cina, pero cuyos habitantes denominan Los Troncos, no hay cloacas ni gas natural. Cada manzana está rodeada por una zanja y, dada su peligrosidad, durante la gestión ubietista, Cristina había iniciado gestiones para que las entubaran. Le respondieron que no tenían presupuesto para eso… y una niña murió en esas hediondas aguas. Actualmente han iniciado el entubamiento del zanjón y de las zanjas… pero faltaría un largo tiempo concluirlas.

En cuanto al gas, que “mejoraría la vida de todos”, hace unos años, la empresa encargada llegó al lugar, pero “pedían escrituras y aquí nadie tiene porque éste fue un barrio tomado. Después algunos compraron, por ejemplo yo le compré a una persona que tiene su casa del otro lado, pero vendía este terreno porque, cuando se tomó, muchos lo hicieron para hacer su negocio porque después vendieron las tierras”. Información de primera mano para aquellos que sólo “conocen” la realidad por televisión.

En el barrio hay instituciones educativas y sanitarias, la gente ha ido mejorando sus viviendas – “antes eran todas casillas, ahora ya no se ven, son todas de material”-, muchos vecinos hacen lo que está a su alcance para vivir mejor. Pero muchos niños están expuestos a la desnutrición y a la ausencia de vínculos afectivos, por eso Los Bajitos necesita aumentar sus recursos, ¿habrá alguien por ahí que quiera colaborar?

 

Con el objetivo de concretar la sala para niños de 0 a 5 años, la Asociación Civil Los Bajitos realizará una lotería familiar el 11 de diciembre a las 11.30 hs. en la Escuela N°11, French y Da Vinci, Los Troncos.

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