La Floresta, para viejos y nuevos vecinos

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Un barrio que se transforma y una sociedad de fomento que resurge. A la búsqueda de actividades que puedan ser compartidas por todos, la Comisión Directiva de la Sociedad de Fomento La Floresta invita a los vecinos a acercarse a la sede. A partir de marzo retoman las reuniones los martes a las 21 hs. en Miguel Cané entre Servetto y Escalada, San Fernando.

 

        Pasando las vías del Tren de la Costa por el paso a nivel sobre la calle Cordero, en San Fernando, se llega al barrio La Floresta.

        Unas décadas atrás fue un bañado donde trabajadores de la zona hicieron sus humildes casitas isleñas, ya que las mareas avanzaban sin reparo por todas esas cuadras. Con calles de tierra y alguna bombita de luz mortecina, como alumbrado público, el barrio se mantuvo como terruño de laburantes que un día, hace más de 30 años, se juntaron para fundar una sociedad de fomento. Así nació la Junta Vecinal La Floresta, que supo contener a los vecinos más necesitados.

        Con los años, la zona fue cambiando. Los fundadores fueron muriendo, otros se mudaron y los nuevos vecinos le imprimieron al barrio un perfil de clase media.

        La sociedad de fomento también se transformó y casi quedó en el olvido, pero la vocación comunitaria resurgió entre descendientes de los pioneros y jóvenes vecinos. Es así que, desde hace un año, la institución se reabrió de la mano de vecinos que traen una nueva propuesta.

        “Queremos hacer actividades tranquilas, yoga, talleres para chicos”, contó Marina, una colaboradora que aporta sus conocimientos musicales. “Está volviendo la gente vieja del barrio. Ellos se entretienen con un bingo familiar, con un campeonato de truco. Lamentablemente algunas personas se sienten molestas con estas actividades, pero nosotros somos muy respetuosos y tenemos el acompañamiento de muchos vecinos, así que este año retomamos las actividades”, dijo Gabriela, que conoció el barrio siendo niña y luego, ya casada, lo eligió para vivir.

        Como los niños son los privilegiados, el año pasado se han hecho talleres para ellos; y dado que la finalidad sigue siendo colaborar con la comunidad, también han organizado una feria americana para beneficio de los animalitos de la calle. “A Elbio, que hace muchos años que vive aquí, lo estamos ayudando con sus animalitos. Ya hicimos castrar a los perros, ahora empezamos con los gatitos”.

        El Centro de Zoonosis utilizó la sede, el año pasado, para un operativo de castración y este año volverá. “Nos interesa transmitir ideas de respeto y atención hacia los animales”, subrayó Marina.

        Un vecino arquitecto los asesoró sobre algunos arreglos; el baño quedó primoroso, lo que nos hace pensar que los arreglos proyectados para el piso del salón y el jardín le darán al lugar un look muy atractivo. Otros vecinos donaron pintura y su buena onda para arremangarse y agarrar la brocha gorda.

        “Queremos que éste sea un espacio donde la gente se junte a charlar, a compartir un mate con una tortita casera”, apuntó Marina, señalando la ronda de amigos que conversaban animadamente, mientras adolescentes y señoras iban mirando la ropa expuesta en percheros. “Me parece repositivo que estemos aquí, entre amigos, alejándonos de la computadora”.

        En la zona hay muchos adolescentes y para ellos también está funcionando la sociedad de fomento. “Ojalá con el tiempo sientan este lugar como propio, pueden venir con la guitarra y ponerse a cantar”.

        A partir de marzo, la comisión directiva retoma sus reuniones los días martes. “Queremos que la sede esté cada día mejor, por eso los esperamos a todos, para seguir con los arreglos. El que quiera hacer un taller, puede proponerlo; el que tenga una idea, que la traiga”, concluyó Gabriela.

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