Otro mundo es posible para mujeres y hombres

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Día Internacional de la Mujer. Las mujeres también construyen historia. Este marzo se cumple el primer año de la muerte de Domitila Chungará.

 

Una vez más, el 8 de marzo se conmemorará el Día Internacional de la Mujer. Por todos lados aparecerán las tecnócratas de género con sus discursos para visibilizar a las mujeres (¿son acaso invisibles?) y se lanzarán a hablarles a ellas y ellos sobre la violencia de género o intrafamiliar o sobre la necesidad de aumentar el cupo femenino en los cuerpos legislativos; algunos/as, impúdicamente, seguirán menospreciando a la mujer y promoverán desfiles de modas.

A las primeras podemos decirles que esgrimir el guión oficial que utiliza la victimización de la mujer para que sólo se puedan escuchar, en público, sus quejidos, poco sirve para salir de la condición de domesticación a la cual fue arrojada por la cultura patriarcal; hablar de porcentajes en relación a la condición femenina, es convertir a la mujer en un ente biológico, despojada, por lo tanto, de su condición política.

En cuanto a los segundos, no son merecedores, siquiera, de generar polémicas. La cosificación y la violencia con que han sido tratadas históricamente las mujeres, las hizo enmudecer, sólo les quedó el llanto. Sin embargo, después de las lágrimas del dolor, muchas mujeres han sabido levantar su voz y luchar, junto a los hombres: Juana Azurduy, las mujeres chilenas que danzaban en soledad, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Domitila Chungará, Rigoberta Menchú, Evita, Micaela Bastidas, las hermanas Mirabal.

¿Llegará el momento en que los nombres de estas mujeres no sólo se recuerden en día de conmemoración? Seguramente, ésta será una reivindicación más para las agrupaciones de mujeres y los colectivos sociales, en general.

Domitila Barrios de Chungará murió el 13 de marzo de 2012, en Cochabamba, Bolivia. La mayor parte de su vida la pasó en el campamento minero Siglo XX, donde la empresa minera para la cual trabajaba su marido les prestaba una “vivienda” (no tenían servicios sanitarios ni agua), que se vieron obligados a abandonar, en 90 días, por el decreto 21.060 que dejó sin trabajo a 50 mil mineros.

En 1975, en México, donde se celebró el Año Internacional de la Mujer, Domitila sostuvo que la lucha de la mujer no era contra el hombre y que su liberación no sería posible al margen de la liberación socioeconómica, política y cultural del pueblo; dejó en claro que la lucha por la libertad y la justicia social no era una lucha entre sexos, sino una lucha de la pareja contra un sistema socioeconómico que oprime indistintamente a la mujer y al hombre.

En 1977 formó parte del grupo de amas de casa que inició una huelga de hambre contra la dictadura de hugo banzer. A ellas se sumaron curas, obreros, estudiantes, campesinos que, en distintos puntos del país, reclamaban la reposición en sus puestos de trabajo de los obreros despedidos, el retiro del ejército de los centros mineros, la amnistía irrestricta para dirigentes políticos y sindicales. El dictador banzer – decidido a quedarse mucho tiempo en el poder – finalmente debió ceder y convocar a elecciones generales para el 9 de julio de 1979.

Domitila, una mujer de pueblo, una vez se preguntó: “Si es verdad que Bolivia es un país tan rico en materias primas, ¿por qué es un país de tanta gente pobre?”.

Para seguir aprendiendo sobre Domitila Chungará, se puede leer, en Internet, el libro de Moema Viezzer, ‘Si me permiten hablar…’ testimonio de Domitila, una mujer de las minas de Bolivia.

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