Alta en el cielo

Levantamiento de la Wenufoye en la plaza principal de Los Toldos. Ordenanza votada por unanimidad reconoce el derecho del pueblo mapuche a levantar su bandera en la plaza pública y otros espacios, en fechas acordadas por la comunidad. El logro fue producto de un trabajo conjunto entre las distintas agrupaciones mapuches y la concejal María Eugenia Sánchez, del Frente para la Victoria.

 

Reconocer la diversidad cultural que existe en nuestro país, implica aceptar que cada pueblo, que habita el territorio argentino, tiene sus símbolos y tiene, también, el derecho a hacer uso de ellos en los acontecimientos que los pueblos mismos dispongan. Pero esto no debe quedar librado a la voluntad de los gobiernos de turno, por lo cual jóvenes mapuches de Los Toldos (localidad perteneciente al Partido de General Viamonte) iniciaron, hace ya un año, un camino de reconocimiento identitario que condujo a la igualdad de derechos en cuanto a la presencia de su bandera en espacios públicos así como en actos que para ellos sean significativos.

Recordando el largo tiempo en que los mapuches habitan ese territorio y, sin embargo, la Wenufoye (bandera política del pueblo mapuche) nunca flameó en la plaza principal de la localidad, Cecilia Suárez Wemil Huechuqueo reivindicó las acciones realizadas por los jóvenes que lograron un acuerdo entre todas las comunidades y agrupaciones mapuches de la zona para presentar un pedido al Concejo Deliberante de General Viamonte.

“6 agrupaciones de la comunidad mapuche de Los Toldos presentaron una petición al Concejo Deliberante por dos motivos, por un lado el levantamiento de su bandera en la plaza principal del pueblo y, por otro, declarar asueto el 23 y 24 de junio en la administración pública para que los empleados del pueblo mapuche puedan sumarse a los festejos de su año nuevo”, expresó María Eugenia Sánchez, presidente del bloque de concejales del Frente para la Victoria, quien acompañó todo el proceso hasta que la petición se transformó en ordenanza.

Fue así que el 24 de junio último, a las 10 de la mañana, se procedió al acto formal del levantamiento de la Wenufoye al lado de la Bandera Nacional y de la bandera de Los Toldos, en la plaza principal del pueblo. En el inicio de la ceremonia avanzó una columna de referentes mapuches acompañados por sus instrumentos típicos: kultrunes, pifilkas y ñorquín; muchas mujeres se presentaron engalanadas con la tradicional platería mapuche. Además de la presencia de referentes de comunidades mapuches de toda la provincia de Buenos Aires, investigadores de la Universidad del Centro y vecinos, compartieron el acto el intendente, Franco Flexas, los concejales del Frente para la Victoria y del Frente Cambiemos. Un coro de niños de variadas edades acompañó la celebración con cantos en mapuzungún.

 

El logro de la unidad

“Levantar esa bandera fue una emoción tremenda porque muchos de los nuestros se fueron sin tener la posibilidad de ver esto”, aseguró Myriam Muñoz Pilquil.

En función del trabajo realizado por la coalición de comunidades y agrupaciones mapuches, Myriam subrayó: “En conjunto podemos lograr importantes cosas para nuestro pueblo”, destacando que el Concejo Deliberante votó por unanimidad la ordenanza 3206/16 aún sin que haya ningún representante mapuche entre los concejales.

El censo realizado por el Indec en 2010 arrojó una población de 13.400 personas para Los Toldos, siendo 4500, indígenas; es decir que la tercera parte de la población es mapuche, dato confirmado por la concejal María Eugenia Sánchez: “Aquí está una de las mayores concentraciones de la comunidad mapuche de la provincia de Buenos Aires. La matrícula de la escuela secundaria más grande del pueblo, de la que soy directora, tiene un 30% de población mapuche. Sin embargo esto no se verifica en la participación política concreta”.

Todos los entrevistados coincidieron en que el levantamiento de la Wenufoye nada tiene de folclórico; por su parte, la concejal destacó el trabajo colectivo que implicó “sentarse en condiciones de igualdad y pensar desde el Municipio políticas públicas vinculadas a la propia comunidad, desde lo cultural, lo productivo, el medio ambiente, desde ahí surgió la ordenanza y desde ahí la celebro con todo mi corazón; ésta no es cualquier bandera, es una bandera política, que reclama, que celebra, que dice acá estamos como pueblo ancestral, pero también con un presente con muchas necesidades”.

Como parte de la ordenanza se estableció un calendario con fechas propias del pueblo mapuche, ya sea a nivel latinoamericano como nacional y local. “En alguna oportunidad, la Wenufoye acompañará al resto de las banderas en actos patrios, pero también tendrá fechas propias”.

 

Energía positiva

Después del levantamiento de la Wenufoye, todos se dieron cita en la Casa Cultural Mapuche, donde concluyeron los festejos del año nuevo. Niños, jóvenes, adultos marcharon alrededor del rehue – espacio ceremonial – para agradecer por el inicio de un nuevo año.

“Siento que algo me empuja desde dentro, hay un newen (energía) que viene de los jóvenes”, dijo Luciano Rosato Lincoqueo, uno de los propulsores del levantamiento de la Wenufoye. “Nosotros propulsamos el diálogo y cuando nos sentamos a conversar, lo hacemos con todo lo que traemos en nuestra mochila, nuestra cultura mapuche y también una ideología determinada”.

La recuperación de los cantos tradicionales y la lengua materna es uno de los objetivos que Luciano comparte con su esposa, Yésica Panet. Ambos son maestros de música y tuvieron en sus manos la coordinación del coro de niños que acompañó el levantamiento de la bandera. “Aunque yo no soy mapuche, tengo una hija con sangre mapuche, me interesa esta cultura, soy maestra de música y trabajo desde la interculturalidad”.

Ahora que la Wenufoye ya tiene su lugar en la plaza principal del pueblo, los jóvenes ya están pensando en su próxima reivindicación: “Todos los muertos van a un cementerio local que está cristianizado y nosotros no nos identificamos con ese cementerio. Aquí hay un cementerio ancestral, estamos luchando por él, si no nos permiten seguir utilizándolo para el enterramiento de nuestros muertos, entonces solicitaremos la expropiación de tierras para nuestro propio cementerio, donde podamos realizar nuestras ceremonias que nada tienen que ver con lo cristiano”, especificó Cecilia Suárez Wemil Huechuqueo.

Cuando ya todos se marchaban con la alegría por el logro compartido y la expectativa de un año nuevo, llegó una invitada con un regalo: una araucaria en maceta para ser trasplantada en tierra mapuche. El árbol que, según la leyenda, socorrió con sus frutos al pueblo acosado por el invasor europeo, se alimentará con cada uno de los logros que el newen inspire a estos jóvenes que decidieron, por fin, ponerse en marcha.

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