Alud de barro y residuos minerales

Grave accidente en una mina a cielo abierto en Minas Gerais

“Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”

E. Galeano, Las venas abiertas de América Latina

 

El jueves 5 de noviembre, un poco después de las 4 de la tarde, los pobladores de Bento Rodrígues, municipio de Mariana, región central de Minas Gerais, Brasil, vieron sus vidas violentamente transformadas: un alud de barro, proveniente de dos depósitos de desechos mineros, cayó sobre el pueblo y lo destruyó. Los depósitos corresponden a una mina de hierro, a cielo abierto, explotada por SAMARCO, controlada por VALE (brasilera) y BHP (australiana).

Los empleados de la minera, que estaban trabajando cerca de los depósitos, murieron; hasta ahora se encontraron 17 cadáveres, 13 aún siguen desaparecidos. La irrupción del desastre no les dio tiempo para la evacuación. Se sabe que uno de ellos murió por un paro cardíaco al ver que el depósito se resquebrajaba.

No sólo Bento Rodrígues se vio afectada; ya que el alud cubrió un radio de 80 km., hay comunidades que han sido totalmente evacuadas y otras quedaron aisladas. Los daños materiales son absolutos; los habitantes de la zona, que escucharon y vieron a la distancia la ruptura de los depósitos – ubicados sobre la ladera de una montaña – lograron refugiarse en zonas altas, aunque también existen muertos, heridos y desaparecidos entre ellos. La flora y la fauna también sufrió un daño irreparable: áreas de selva atlántica fueron arrasadas, los ríos invadidos por el barro, por lo tanto se vislumbra un desastre mayor por la contaminación de los ríos aguas abajo. Es decir, el medio ambiente ha sufrido un daño irreparable.

El lodo, contaminado con mercurio, arsénico y fierro – aunque la empresa lo niegue – llegó al valle del río Doce, cuyo caudal se ha elevado un metro. Las tierras fértiles de cultivos y pastoreo han quedado sepultadas bajo el lodo.

Por el momento, las autoridades informaron que la población afectada ha sido sometida a un proceso descontaminante de hierro, mediante el uso de agua y jabón. ¡Qué ingenuidad! Las mineras, inexorablemente, contaminan el ambiente, con o sin accidentes; los efectos en la salud no suelen ser inmediatos.

La empresa brasileña VALE fue privatizada en 1997; es la mayor minera de Brasil y la 3° en la industria global de la minería de metales. Está presente en los 5 continentes; actúa a partir de una cadena integrada por: minería, logística, energía y siderurgia. “Cada etapa de la cadena ocasiona severos impactos sociales y ambientales”, explicita la Articulación Internacional de los Afectados por VALE.

Una de las denuncias visibilizadas por la mencionada agrupación es el caso de la explotación a cielo abierto de una mina de carbón en Mozambique: “En el área de carga y descarga hay una alta concentración de polvo que causa la pérdida de vegetación y coloca en riesgo la salud de los habitantes… la presencia en el aire de contaminantes como el dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono puede ser perjudicial para la salud de la población a largo plazo”.

El estado de Minas Gerais es denominado “cuadrilátero ferrífero”, ya que posee la mayor concentración de hierro de la Tierra. Su riqueza está generando, contradictoriamente, su propia destrucción.

Viene al caso recordar el derrame de cianuro, en el mes de septiembre, en San Juan, en la mina de oro a cielo abierto Veladero, de la minera Barrick Gold; también, la nube tóxica, en mayo de este año, en la pastera UPM Botnia, en el vecino país de Uruguay.

 

foto: Además del desastre general, se puede observar un auto en lo que sería el techo de una vivienda.

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