Fe y Esperanza

A pesar de las mareas y las fumigaciones, Marta Mattone sigue produciendo miel.Vive en el arroyo Santa Rosa desde 1980. Sobrevivió a mareas y también a la ausencia de políticas públicas. Laboralmente fue reinventándose de manera permanente, por eso desde hace años incorporó el rubro turístico. Para informarse, www.micasaeneltigre.com.ar

        La historia de Marta Mattone en la 1° sección del delta tigrense puede decirse que comenzó en 1946 cuando su padre compró un terreno sobre el arroyo Santa Rosa, del loteo realizado por el martillero V.P.Cacuri. Si bien su papá nunca vivió de manera permanente allí, Marta contó que “siempre tuvo la idea de realizar un emprendimiento productivo, trató de criar gansos, patos”. En 1960, cuando nació Marta, construyó el colmenar. Ella se entusiasmó con las abejas desde adolescente y a los 20 años se fue a vivir a la isla para dedicarse integralmente a la apicultura. Al principio de los 80 casi no tenía vecinos, al revés de cuando su padre comenzó a construir, pues en aquella época el delta era muy productivo. “En el 46 se loteó y en 1950 ya había sociedad de fomento. Nosotros llegamos a formar un partido político para que Ubieto pusiera una ambulancia y no nos muriéramos en los muelles. El partido se llamó Unión Islera, participamos de una elección, después lo desarmamos. Hoy, cada 15 días, hay un hospital sanitario en la puerta de la escuela. Valió la pena aquello”.

        Marta reconoció que la vida en la isla se ha facilitado con la llegada de la luz, con internet, sin embargo, resaltó: “Acá hay que ponerle el cuerpo a todo”.

        Al principio se dedicó a la producción de núcleos, luego incorporó la miel y otros productos apícolas y desde hace algunos años también se dedica al rubro turístico. Para entender las decisiones que fue tomando en su vida de emprendedora, dijo: “Tengo 62 años, un cajón de miel pesa 40 kilos”.

        Su emprendimiento Fe y Esperanza llegó a tener 300 colmenas, actualmente tiene 60. “La marea de 1989 fue de 4 metros 15, perdí 100 núcleos cerrados para entregar al otro día en Mar del Plata. En 1996 fumigaron contra el dengue y pasé a tener 15 colmenas. Me llevó 5 años recuperarme”.

Trabajo continuo

        En 2019, Marta Mattone ganó el concurso de mieles oscuras de Inta Delta. “Tenía 75% de miel de zarzamora y 14% de sauce, que le dio lo colorado. Y para ser una miel oscura era muy suave y esa suavidad se la daba la zarzamora”.

        La flor más melífera es “una pequeñita que está debajo del pasto” y si bien la abeja es monofloral cuando se termina esa flor, sigue con otras. Para que tengan siempre alimento es muy importante cultivar plantas melíferas como chilca, ceibo, cardo, aguaribay, caraguatá.

        “Mi primavera empieza en julio y en diciembre ya se terminó la temporada fuerte de miel”. A veces hay excepciones, como en 2004: “Ese año saqué mi récord, coseché hasta el 1° de mayo. Con 50 colmenas tuve 10 tambores de miel de 345 kilos cada uno. Tuve 4 colores distintos de miel. Hice 4 cosechas en la misma temporada, cuando el año pasado hice una sola”.

        Si bien las abejas trabajan solas, la apicultora va acondicionando las colmenas para que la abeja pueda trabajar sana y acopiar la mayor cantidad de miel. “Hay temporada de mucho trabajo y otra de receso, pero igualmente se reubican y ordenan todos los materiales para volver a empezar. Cualquier actividad productiva no tiene feriados, ni navidad ni día de la madre. Si es un hobby, es otra historia. Pero si se funciona en forma productiva, aunque sea a baja escala, hay que poner el lomo todos los días”.

        Argentina es gran productora de miel, aunque internamente sólo se consumen 145 gramos por persona por año. Quizás por esto, durante muchos años, nuestro país fue el primer exportador mundial. Marta Mattone vende toda la miel que produce y como ya tiene sus clientes, hay que apurarse para comprar la provisión anual.

Por Mónica Carinchi

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