La belleza del ladrillo de barro exaltada por el ingeniero Eladio Dieste Iglesia Cristo Obrero

Está en Estación Atlántida, fue construida entre 1958 y 1960. Dieste no sólo utilizó los materiales propios del lugar, también capacitó a los obreros de la zona para levantar la iglesia pensada especialmente para ese pueblo. Crítico de las propuestas constructivas que llegaban del exterior, desarrolló el método de cerámica armada, una combinación de ladrillo, cemento y finas varillas de acero.

        “Es uno de esos informes agrupamientos que no llegan a ser una aldea y que muestran, con la maciza claridad de la arquitectura, el desorden y la injusticia de nuestras sociedades: es un pueblo de obreros y campesinos que surten el balneario de lechugas, de albañiles y de muchachas de servicio”. Esta descripción sobre Estación Atlántida, un pueblo uruguayo nacido alrededor de la estación de ferrocarril, la hizo Eladio Dieste (1917-2000), cuando era un joven ingeniero contratado, en 1952, para construir la iglesia parroquial Cristo Obrero.

        Pensada para ese pueblo humilde, Cristo Obrero finalmente se transformó en un ejemplo de innovación constructiva que tuvo como preocupación la adaptación de la obra a su contexto geográfico, cultural y económico. “Prefiero utilizar los materiales de mi tierra (por ejemplo, ladrillos de barro) en contraposición de quienes se encandilan con la tecnología extranjera. Es bueno saber que la latitud de Uruguay es la misma de Marruecos, en el hemisferio norte. Pero construimos edificios como en Alemania o Finlandia, con muchos vidrios, que nos hacen gastar en climatizaciones”, dijo Dieste, quien se convirtió en referente del regionalismo crítico latinoamericano.

        Este ingeniero uruguayo tuvo reconocimientos internacionales del Instituto Técnico de Massachusetts, de la Universidad de Princeton, del Museo de Arte Moderno de Nueva York. La iglesia Cristo Obrero fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2021.

La revalorización del ladrillo

        A 50 kilómetros de Montevideo se encuentra Estación Atlántida, el pueblo donde el matrimonio Giudice-Urioste donó el predio para construir la iglesia Cristo Obrero, en la cual reina el ladrillo de fabricación local.

        La obra está compuesta por 3 volúmenes arquitectónicos: el baptisterio, el campanario y la iglesia propiamente dicha.

        El baptisterio es subterráneo, se comunica con la iglesia por una escalera interna, simbolizando el camino hacia la luz.

        El campanario es una torre calada. La escalera caracol no tiene baranda, es un homenaje a la espiral de Fibonacci. Nadie sube esa escalera, hay un cordón para hacer sonar la campana.

        La iglesia tiene una forma difícil de olvidar: sus paredes son onduladas. Fue construida de manera tal que prescinde de la luz artificial, en tanto el ingreso de la luz natural fue concebido para iluminar a los fieles desde atrás, concentrándose, en el altar, que está específicamente iluminado por un lucernario. Un crucifijo de grandes dimensiones, escultura de Eduardo Yepes, preside el altar, un bloque macizo de piedra apenas desbastado.

        El comportamiento acústico de la iglesia permite que una voz normal se escuche desde cualquier punto.

        La obra fue financiada por Acción Católica, una organización laica que promovía un catolicismo de base social, por eso, a la izquierda de la entrada, hay un Cristo ataviado como carpintero.

        En sus obras, Dieste utilizaba el concepto de economía cósmica, o sea la integración de materiales, saberes y mano de obra, locales. Hoy diríamos que promovía la economía local.

        Dieste declaró que Cristo Obrero fue concebida para y por los fieles de Estación Atlántida y en este aspecto recordaba una anécdota: después de unos años volvió a visitar su obra. Encontró una vaca caminando por la nave principal; avanzó un poco y escuchó la voz de unos niños sentados en los primeros bancos, contemplando al Cristo. En ese momento sus esfuerzos se vieron compensados porque esos niños, seguramente los pastores de esa vaca, encontraron cobijo en la iglesia y ésa era la iglesia a la cual él aspiraba.

        Quienes viajan a Barcelona para conocer la Sagrada Familia, no pueden desconocer Cristo Obrero, ubicada a pocos minutos del centro de Atlántida y a pocas horas de la ciudad de Buenos Aires. Aunque Eladio Dieste declaró que no hizo esta iglesia para los turistas, conocer la obra del ingeniero uruguayo es un hito insoslayable de cualquier latinoamericano.

Por Mónica Carinchi

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