Las prohibiciones del cambio

Otra vez la sombra de los tratados de “libre comercio”. Días antes del inicio de la Cumbre de los Pueblos, actividad paralela a la 11° Conferencia Ministerial de la OMC, el actual gobierno decidió cancelar las acreditaciones de activistas y ong’s de distintos lugares del mundo, incluso Argentina. El escándalo internacional motivó que, en algunos casos, tuvieran que retroceder en su decisión.

Durante todo el año, la Confluencia Fuera OMC estuvo preparando la Cumbre de los Pueblos, actividad paralela a la 11° Conferencia Ministerial de la OMC.

Organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos, estudiantiles, políticas, campesinas, anti-extractivistas, conforman una extensa red de trabajo que lucha contra las formas de comercio neoliberales que devastan territorios y personas, arrojando a la pobreza a millones de seres.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) se propone garantizar una mayor liberalización del comercio en esta parte del mundo, bajo falsas propuestas de ventajas que esconden la aniquilación de las soberanías nacionales y de los derechos de los pueblos.

En esta línea, los representantes del Viejo Continente esperan que el presidente argentino anuncie un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, como en 2005 George Bush esperaba que el ALCA se impusiera por estas latitudes. Sin embargo, gracias a la decisión de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, lo que se logró, en la histórica reunión de Mar del Plata, fue su sepultura. Ahora, 12 años después, el neoliberalismo regresa a nuestro país de la mano de la alianza Cambiemos que nos expone nuevamente a la especulación financiera internacional. Por este motivo se hace necesario discutir una alternativa al sistema productivo y comercial propulsado por la OMC.

Los tratados de libre comercio que se han logrado implementar en México y los países centroamericanos son la demostración de que los trabajadores siempre pierden. ¿Se imagina un obrero argentino trabajar sólo de enero a noviembre? Las maquilas despiden a los trabajadores, amparadas por las normas de la OMC, a fin de noviembre, para no pagarles vacaciones, ni hablar de aguinaldo. Sólo un ejemplo de la “flexibilización” que exigen estos tratados.

Contra los tratados de los privilegios corporativos, la sociedad civil se organiza.

 

El temor a la palabra disidente

Además de organizaciones argentinas, en la Semana de Acción Global contra la OMC estaba previsto que concurrieran representantes de todos los continentes para participar de la Cumbre de los Pueblos. Pero el gobierno argentino revocó acreditaciones, ya otorgadas por la misma OMC, lo que se transformó en un escándalo internacional. La decisión antidemocrática tuvo como argumento “razones de seguridad”.

La abogada Kajal Bhardwaj, especializada en acceso a medicamentos y propiedad intelectual, fue censurada y no pudo participar del Foro sobre Soberanía Sanitaria.

Fueron rechazados representantes de Amigos de la Tierra, Derechos Digitales, People over profit, Siemenpuu, Our World is not for sale, Fundación Grupo Positivo, etc.

El periodista noruego Peter Titland, presidente de la ong Attac Norge, apenas puso sus pies en Ezeiza, fue deportado a Brasil. La presión internacional fue tal que el gobierno de Cambiemos debió retroceder en su decisión. La ong que preside Titlan aboga por la implantación de la tasa Tobin a los capitales financieros.

Cientos de voces se levantaron en el mundo y los mismos organizadores de la reunión ministerial de la OMC quisieron aclarar que tan inesperada decisión partía exclusivamente del gobierno argentino. Hasta el conservador diario Financial Times se mostró sorprendido.

En esta oportunidad, por lo tanto la sociedad civil no sólo se levantó contra la mercantilización de la vida impulsada por la OMC, sino también contra la censura de un gobierno que fue elegido democráticamente, pero no se comporta en consonancia con pautas de respeto al disenso propias de una sociedad democrática y republicana.

Mientras que los tratados de la OMC se negocian en secreto y sus socios locales buscan acallar las voces disidentes, los pueblos resisten en las calles porque están convencidos de que otro mundo es posible.

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