Feria de la Tierra y Escuela de Vitivinicultura a un costado del río Reconquista. Mariano Mario, un vecino tigrense apasionado por las vides, el 20 de enero inauguró un miniviñedo en el Museo Sarmiento. Ahora sigue trabajando para concretar su gran sueño: “Traer 3 mil plantas y que seamos 3 mil ciudadanos plantando” y así iniciar una bodega-escuela y viñedos de Tigre.

En 1853, Domingo Faustino Sarmiento trajo al país a un enólogo francés, Michel Aimé Pouget, quien se instaló en Mendoza. Allí plantó numerosas variedades de uvas, entre ellas el Malbec, que con el tiempo se convertiría en la cepa emblema de nuestro país. También se le debe a Sarmiento la creación de una escuela de vitivinicultura.

Por esta relación entre el recordado sanjuanino y la industria vitivinícola, el 20 de enero, se plantaron en el Museo Sarmiento “unas 45 plantas, entre ellas Pinot Noir, que es una uva complicada que queremos probar. Hicimos un miniviñedo de 10×10 que está cuidando con mucha dedicación la señora Susana”, contó Mariano Mario, el impulsor de este homenaje.

“Plantar vid en el delta es una experiencia interesante, porque ha circulado el mito de que la uva es del desierto, pero es mentira. Justamente las plantaciones en Entre Ríos, que se retomaron hace un tiempo, cuando decayó la producción de arándanos, fue lo que me convenció de que es posible hacerlo”. Y Mariano recordó que, a principios del siglo 20, Entre Ríos ocupaba el cuarto lugar en el censo nacional de viñas, con 4900 hectáreas y 30 bodegas; pero, en 1937, una ley nacional prohibió la vid en esa zona, dejándole la exclusividad a la región de Cuyo. “Fue una ley del presidente Agustín Justo, por eso no hay una sola calle en Entre Ríos que se llame Justo. Se quemaron todas las vides”. En 1994 se derogó esa ley, por lo que se retomó la producción en muchos lugares del país. “En Colón, Entre Ríos, hay un francés, Villez Sermet, que hace un Tanat extraordinario. Sus tatarabuelos vinieron de los Pirineos a fines del siglo 19, y armaron una bodega que todavía está en pie. Según él, fueron sus antepasados los que trajeron el Tanat que luego pasó al Uruguay”.

Un espacio turístico y educativo

Mariano tiene una extensa historia con la producción de vino: su abuela tuvo una bodega en Mendoza que vendió en el año 52. Pero, como las tradiciones se retoman, actualmente, él mismo produce un frisante de moscatel, exquisito!. Por esto su proyecto no culmina en el homenaje a Sarmiento. “La idea es hacer una feria de la tierra que sea otro paseo turístico del otro lado de la pista nacional de remo”.

En esa feria, donde muchas bodegas expondrán sus vinos y productos típicos de sus regiones, Mariano propone fundar una escuela de vitivinicultura: “Hay gente que quiere aprender y allí tendría un lugar para empezar por el cultivo de la vid. Vamos a convocar a esos italianos que hacen el vino artesanal y también conservas. Mucha gente busca el contacto con la naturaleza, pero se encierra en un barrio privado, entonces me parece que estaría bueno un contacto más directo con la tierra, por ejemplo a través de una huerta orgánica”. Para que el espacio educativo sea una posibilidad y no genere gastos al Municipio, “se mantendrá con lo recaudado en la feria. La escuela tendrá dos funciones: generar trabajo e integrar a los distintos sectores que rodean el lugar”.

El Municipio tendrá que poner en condiciones la ribera opuesta al Camino de los Remeros; por su parte, Mariano ya está pensando en mejoras: “Seguramente la tierra está contaminada por todo lo que acarrea el río Reconquista. Paula Moure me propuso hacer un tratamiento homeopático de la tierra que ya se puso en práctica en la India, donde hay muchísimos ríos contaminados”.

Consultado sobre el inicio del proyecto, Mariano expresó que le gustaría “hacer una firma simbólica para el día del maestro”.

Hasta tanto llegue el momento, estamos seguros de que Mariano seguirá trabajando en su propuesta debajo de una parra, atravesada por rayos de luz que, demorados en las uvas, rebotarán sobre el papel y… también… sobre una copa de buen vino. Salud!!