Lo que a Tigre le falta para ser ciudad modelo

Ni caballos esclavos ni humanos excluidos. Resolver el tema de la tracción a sangre así como del trabajo desordenado que realizan los cartoneros, debe ser una exigencia ciudadana y una respuesta inmediata de parte de quienes han sido elegidos para gestionar la ciudad. Ejemplos nacionales e internacionales existen; no se sabe, aún, si existe la capacidad e intención para hacerlo.

 

Iniciado el nuevo año, nos preguntamos si tendremos que seguir soportando la triste imagen de un caballito tirando de un pesado carro.

Muchas son las iniciativas, a lo largo y ancho del país – ya sea privadas como municipales – que buscan suplantar, o ya lo han hecho, a los caballos por un motocarro; tenemos los ejemplos de Paraná, en Entre Ríos, Guaymallén, en Mendoza, Río Cuarto, en Córdoba.

Se debe reconocer que el trabajo realizado por los cartoneros es muy importante, ya que evitan que cientos de kilos de residuos sólidos urbanos vayan al relleno sanitario (¿?), pero no es posible que una tarea cada vez más necesaria, se haga a expensas de la explotación de un noble animal.

Una ciudad que se pretende turística, segura, a la vanguardia de iniciativas culturales, sanitarias, etc., etc., no puede seguir permitiendo que algunas personas continúen trabajando como a principios del siglo 20.

Evitar la explotación animal, así como propiciar la inclusión social y laboral de familias que viven de la recolección de basura, debe ser una ocupación de los funcionarios y de los concejales que votan alzas desmesuradas en las tasas municipales mientras las calles siguen llenas de basura, a pesar del SE PA RÁ, y los animales y las personas siguen padeciendo malos tratos y necesidades.

 

Ciudad más digna, limpia e inclusiva

La ciudad de Paraná desarrolló un Programa de Recuperación de Derechos, dirigido a la resolución integral de la utilización de tracción a sangre para la recolección de residuos sólidos urbanos. Contempla aspectos de bienestar animal y también laborales, sanitarios, ambientales y educativos, en general.

Arriba de los carros no sólo hay adultos, también suele haber niños, con lo cual nos encontramos con trabajo infantil, prohibido y sancionado por ley. Este aspecto debe ser rápidamente considerado, ya que de no serlo, los mismos funcionarios públicos estarían permitiendo algo que la Argentina se ha comprometido internacionalmente a erradicar.

En cuanto a los cartoneros adultos, es necesario resguardar el conocimiento especializado que desarrollaron: itinerarios, horarios, reconocimiento de materiales, sitios de acopio, técnicas de almacenamiento, lugares de venta de los productos. Este saber debe ser optimizado, se le deben sumar medidas de seguridad e higiene.

Otro tema a resolver es la previsión social: asistencia médica y jubilación son beneficios básicos con que cuenta cualquier trabajador; los cartoneros también deben aportar y recibir esta protección.

La capacitación en temas medioambientales, así como en educación vial y mecánica de motos, debe formar parte del paquete de soluciones.

Por supuesto, en el tratamiento de los caballos debe primar el concepto de bienestar animal: su retiro inmediato es imprescindible así como la determinación de su estado de salud, tratamiento y posterior entrega a instituciones donde sean cuidados con el amor y el respeto que toda vida, sintiente y sufriente, merece.

Facilitar la relación de los cartoneros con comerciantes y administraciones de edificios permitiría que el trabajo de aquellos sea más eficiente y que la limpieza en la ciudad comience a ser posible. La recolección de la basura a través de Transporte Olivos o cualquier otra empresa similar ya ha demostrado su ineficiencia. Desmontar este negocio y permitir que los cartoneros trabajen con mayor organización y respaldo institucional debe ser prioritario en la agenda de los concejales, si es que la tienen. La ciudad necesita operadores ambientales.

En definitiva, erradicar el trabajo infantil, la explotación animal y otorgar condiciones dignas de trabajo a los adultos es algo que se puede y debe realizar. Hace falta capacidad de trabajo, creatividad, predisposición para solucionar rápidamente problemas, habilidad para invertir eficientemente el presupuesto público y el orgullo de vivir en una comunidad organizada.

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