Ordenanza sobre prohibición de tracción a sangre YA!

La tracción a sangre conlleva marginación social, precarización laboral y mal trato animal.Aunque en Argentina existen muchas leyes sobre derecho animal, no se cumplen. La Dra. Vickie González Silvano, titular de la materia Derecho Animal de la Facultad de Derecho de la UBA, insta a solucionar el tema, no sólo por los caballos, sino también por las familias que se dedican al cartoneo.

        La sensibilidad de los ciudadanos está cambiando. Si antes muchos eran indiferentes al dolor de los animales, actualmente la militancia por los derechos de los animales reúne cada vez a más personas que reclaman justicia para ellos.

        Justamente en legislación sobre derecho animal, Argentina es pionera: en 1891 se sancionó la denominada ley Sarmiento, n° 2786, de punición a los malos tratos contra animales; en 1954, la ley 14.346 que considera a los animales, víctimas, por lo tanto, están pensados como sujetos de derecho. Por presiones de la sociedad civil, en 2014 se reconoció sujetos de derecho a los animales no humanos. Así, el caso de la orangutana Sandra inició un camino de fallos en el mismo sentido.

        Toda esta adecuación a la actual sensibilidad sobre los derechos de los animales no humanos, también se manifiesta en las palabras de la titular de la materia Derecho Animal, de la Facultad de Derecho de la UBA, Dra. Vickie González Silvano: “Nosotros no hablamos de dueño de un animal, sino de cuidadores responsables. Tampoco decimos mascotas, sino animales de compañía. Creemos que en el lenguaje está el cambio”. Agregando, además, que sólo se puede ser dueño de objetos; de las personas, somos compañeros o cuidadores.

¿Por qué no se cumplen las leyes?

        Cada vez con menos tolerancia, los vecinos ven pasar carros tirados por caballos. Todos saben que existen leyes que lo prohíben. En efecto, la tracción a sangre desacata 8 leyes, entre nacionales y provinciales: ley 24.449 de tránsito; ley 26.390 de trabajo infantil; ley 13.627, art. 1° y 2° de documento único equino; ley 25.761, art. 13 de autopartes robadas; ley 25.890 de abigeato; ley 7.360 y 22.939 de documentación de tránsito animal, marcas y señales; ley 14.346 de mal trato animal.

        Además de ser un evidente mal trato al caballo, la tracción a sangre conlleva: marginación social, precarización laboral, trabajo infantil, robo.

        “¿De dónde salen los caballos que andan por nuestras calles?”, pregunta la Dra. González Silvano e inmediatamente continúa: “El que recibe los caballos robados es el que hace el negocio. El que lo alquila, anda con su familia arriba del carro. Entonces hay que preguntarse qué pasa con esa familia. ¿Los niños están escolarizados? ¿Reciben la AUH? ¿Hay situación de maltrato en el hogar?”.

        Evidentemente, para resolver este problema, cada Municipio debe hacer un abordaje integral: censar tanto a los animales como a las familias; sustituir a los animales por alguna herramienta de transporte; observar cada hogar para ver qué pasa en ellos; tener una ordenanza sobre prohibición de tracción a sangre.

        La dignidad de los animales está lesionada porque ellos no están para que los obliguen a trabajar; pero también está lesionada la dignidad del humano que va arriba del carro.

        Muchas proteccionistas dialogan con los carreros, por lo cual se sabe que muchos no quieren ser recolectores de basura. Por este motivo, la Dra. González Silvano advirtió que los Municipios deben tener otra solución para estos casos y que, en definitiva, “hay que generar trabajo, no se puede seguir teniendo gente con planes que no trabaje”.

        Delitos a veces impensables se encuentran relacionados con un carro tirado por un caballo: transporte de autopartes robadas, tráfico de drogas.

        No hace falta que un carrero esté castigando públicamente al caballo; el hecho de estar conduciendo un carro por la ciudad tirado por un animal del cual nunca se tiene papeles, es un delito. Por esto no hay que dudar en hacer la denuncia: tanto a la policía como a la fiscalía, aportando fotos, videos, testigos.

        Es muy raro que los referentes de los movimientos sociales no estén preocupados por resolver este problema, buscando dignidad no sólo para los trabajadores, sino también para los animales. Las herramientas para reemplazar la tracción a sangre existen y nada justifica que los caballos sigan sufriendo y muriendo de manera tortuosa.

Por Mónica Carinchi

Deja una respuesta