La niña del campanario

Un relato de no ficción que recupera un crimen cometido en Don Torcuato. La psicoanalista Sonia Almada, especialista en maltrato y abuso infantil, sacó del olvido el caso de una niña de 8 años violada y asesinada en una parroquia de Don Torcuato en 1974. Una investigación de dos años y muchas entrevistas están condensadas en su libro.

        En la década del 70, caminar por los pasillos despoblados de un colegio religioso fue tan peligroso como defender a presos políticos. El viernes 27 de septiembre de 1974, el abogado Silvio Frondizi fue secuestrado de su domicilio por la Triple A que, unas horas después, comunicó públicamente su asesinato. Una conmoción más para un país acorralado por la violencia estatal. Pero la violencia de los aparatos del Estado no circulaba únicamente por el mundo político. El mismo día, en Don Torcuato, localidad tigrense, una niña de 8 años fue violada y asesinada en la parroquia San Marcelo, lindante con el colegio del mismo nombre.

        Con seguridad la mayoría de los lectores recuerdan el asesinato de Silvio Frondizi; probablemente, ninguno esté enterado del truculento asesinato de Ana María Rivarola cuyo cuerpito sin vida fue encontrado en las escaleras que conducen al campanario de la parroquia. Casi 50 años después, la psicoanalista Sonia Almada recupera en el libro La niña del campanario este hecho policial que fue cerrado rápidamente sin encontrar al culpable.

Hablar después de 50 años

        Sonia Almada tenía la misma edad que Anita y también vivía en Don Torcuato. Se enteró del caso y, aún pequeña, esperaba que el culpable fuera encontrado. Ahora es psicoanalista especializada en maltrato y abuso infantil. Presentó su libro La niña del campanario en la Sociedad de Fomento de Don Torcuato, a pocos metros de donde fue asesinada Ana María Rivarola. “Fue una manera de retribuir a la sociedad torcuatense después de tantos años de impunidad”, comentó la autora sobre el lugar elegido.

        Si hablar de hechos traumáticos es sanador, seguramente eso ocurrió durante la presentación. “Muchas personas se pusieron a llorar, muchas se acercaron a mí al final para hablar y después me escribieron y me siguen escribiendo sobre lo que les pasó a ellos y a sus familias”.

        Almada percibió que aquel hecho brutal marcó a la sociedad torcuatense, por eso habla de trauma social: “El acontecimiento es tan fuerte que rompe la economía libidinal, dejando sin respuesta al sujeto. En general ocasiona cantidad de síntomas y distintos tipos de trastornos. Casi no hay persona que no haya sido afectada por este hecho, por eso muchas necesitaban hablar de lo ocurrido”.

El temor sigue presente

        El libro es el resultado de una investigación de dos años y muchas entrevistas. “Fue muy difícil encontrar información. Me ayudó mucho el criminólogo forense Raúl Torre, porque él fue policía y ése fue su primer caso de homicidio”, contó Almada.

        La autora se contactó con familiares, policías, vecinos, integrantes del clero. La entrevista que más la conmovió fue la realizada con la sobrina de Anita que “la nombra como tía, aunque no la conoció, pero los lazos de familia atraviesan hasta la muerte”. Hubo gente que no quiso hablar porque “todavía teme las consecuencias, aunque esto pasó hace muchos años”.

        Como pasa con la escritura de todo libro, mucha información quedó afuera y esto unido a que aún le sigue llegando material, podría dar origen a una segunda parte de esta historia, que es un relato de no ficción, atravesado por un análisis psicoanalítico.

        Sonia Almada, además de psicoanalista y escritora, es fundadora de Aralma, una asociación civil que trabaja por la erradicación del maltrato hacia las infancias; del Movimiento Derecho al Tiempo Argentina y de la Red Federal para Infancias y Juventudes. El 2 de diciembre presentó el libro La niña deshilachada, un cuento para niños y niñas.

Por Mónica Carinchi

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