Presentación del libro D10S es Argentinos, de Hernán Zyseskind, en la quinta El Ombú: Anécdotas y emoción

Con la participación de Sergio García, Jorge Polo Quinteros y Fernando Signorini, la presentación del libro se convirtió en un festejo que tuvo abrazos, risas e intercambios sobre el deporte y el jugador que todos aman. El libro autogestivo es vendido por su autor a través de Facebook Hernan el Russo, Instagram @labrujulaheavy y twitter @HernanRussoZ1

        Vestido con la sencillez que lo caracteriza y con la sonrisa que siempre lo acompaña, Hernán Ruso Zyseskind fue saludando a cada una de las personas que concurrieron a la presentación de su libro, D10S es Argentinos, en la quinta El Ombú, histórico espacio cultural del Municipio de San Fernando.

        Algo después de las 18 horas, cuando ya el salón estaba lleno de amigos, amigas y familiares, Hernán inició la jornada recordando que su madre le “hizo upa” para “ver debutar al Diego”, ese pibe bajito que “dio vuelta el fútbol para siempre”. Y Hernán, que tiene la palabra fácil, en ese momento calló un segundo porque necesitó desarmar el nudo de emoción que se cruzó en su garganta.

        Aunque en La Paternal están los recuerdos de su primera infancia, el club de sus amores y la cancha donde descubrió “el asombro y el amor”, el Ruso confesó que también ama a San Fernando, donde estudió, encontró a sus amigos de toda la vida, se inició en otra de sus pasiones -la radio- y armó una banda de heavy metal. Ahora, además, está muy agradecido con el Municipio ya que declaró su libro de Interés Cultural y en la presentación le entregaron el hermoso presente, las velas náuticas, que caracterizan a San Fernando.

        D10S es Argentinos es un libro autogestionado, escrito y editado en pandemia, cuando el Ruso estaba sin trabajo, pero seguramente iluminado por el Pelusa que lo hizo y lo sigue haciendo muy feliz.

El amigo imaginario

        El ex arquero Sergio García integró la selección juvenil 1979 y allí conoció a Maradona. “Nuestro capitán se fue, pero nos dejó un legado. Yo me considero su discípulo”, expresó García que actualmente entrena a jóvenes jugadores.

        “Diego me hizo mejor arquero, porque en los entrenamientos, cuando me pateaba en contra, lo sufría”.

        Para él, Maradona se fue formando a través del juego porque “no tuvo una personalidad avasalladora de entrada”.

        Recordó que, terminado el entrenamiento formal, el Flaco (Menotti) organizaba un picado, entonces Diego le pedía los guantes. “Yo le pregunté si le gustaba ser arquero y me dijo que no”; la segunda parte de la respuesta es la que destacó García: “‘Siendo arquero’, me dijo, ‘veo la perspectiva del arquero cuando yo lo enfrento’. Tenía 18 años, sólo él podía dar esa respuesta”.

        Lo describió como “muy autoexigente y perfeccionista al mango”. “Era muy difícil verlo contento después de un partido, aunque hubiésemos ganado, aunque hubiera dado pase de gol, asistencia. Él después analizaba la jugada y encontraba los errores que había cometido”.

        Remarcó, también, su solidaridad: “Nosotros entrenábamos en José C. Paz y un día se me hizo muy tarde para regresar a mi casa, entonces me invitó a dormir en la suya. Era una familia muy numerosa, pero la madre me armó un sofá y al otro día, con el famoso 125 rojo, Diego me llevó a tomar el micro”.

        A medida que hablaba, la emoción se fue apoderando de Sergio García, quien expresó: “Estoy eternamente agradecido a la vida por haber compartido con él”. Y mirando hacia arriba, concluyó: “Gracias, Diego”.

        Tomó luego la palabra Jorge Polo Quinteros, ex jugador de Argentinos Juniors. Conoció a Diego en 1997 “cuando volvió con el mechón amarillo”.

        Algo le dijo a Polo que debía hablar con todos sus compañeros antes del partido con Boca. “Les pedí que no se sacaran fotos con Maradona antes de arrancar el partido, porque si lo hacían, Maradona ya entraba ganando antes de hacer los goles”. Todos se comprometieron a no sacarse fotos con el rival, casi a serle indiferente.

        “El domingo se caía la cancha. Aparece el enano con los hombros estirados para atrás. Yo pensaba cómo podía aguantar el corazón de ese tipo porque eran 50.000 hinchas de Boca gritando ‘Maradooo….’, yo estaba elongando, mirando todo eso y él, del otro lado del campo, me miró y me siguió mirando y yo veía que se me venía, hasta que se me puso enfrente y me dijo ‘Polito!’. Y yo pensé ‘me conoce’ y siguió ‘Polito, metele con todo, suerte’ y me tocó y me mató. Después fue y le hizo lo mismo a San Martín. El tipo era tan inteligente en el juego que para mí sabía lo que hacía con el rival. A mí me sacó totalmente del juego”. No se sabe si después se sacaron fotos, se sabe que perdieron 4 a 2.

        Le llegó el turno al preparador personal de Diego, Fernando Signorini, el hombre que pasó casi 4000 días con el Barrilete Cósmico.

        Para dar cuenta de la capacidad de Maradona para manejar situaciones tensionantes, contó una anécdota del Mundial 86: “Una noche Bilardo fue a la puerta de entrada para preguntarle al guardia si estaba todo en orden. Le respondió que sí y le informó que había salido un jugador a comprar un remedio. Al otro día, Bilardo hizo una reunión y dijo que un jugador había roto el compromiso y quería saber quién le había dado permiso a ese señor para salir. Todos estaban en silencio y Maradona dijo ‘yo’. Entonces Bilardo le dijo ‘¿yo estoy pintado acá?’. Y Maradona le respondió ‘bueno, Carlos, si no el pintado iba ser yo y soy el capitán’”.

        Signorini estuvo al lado de Maradona cuando el 24 de septiembre de 1983, el jugador Goikoetxea, del Atlético de Bilbao, le dio una patada tal que le quebró el tobillo izquierdo. “Muchos especialistas dijeron que nunca más podría jugar. La movilidad de su articulación había quedado muy limitada. Yo le dije que como él era una Ferrari, necesitaba un mecánico de Ferraris, había que averiguar cuál era el mejor especialista del mundo en articulación de tobillo”. Viajaron a USA, lo vio el mejor especialista y le dijo que no había nada que hacer. Volvió a Europa y empezó a entrenar. “La pelota se iba para cualquier lado y él solo fue haciendo movimientos con el pie hasta que logró la misma eficacia que antes. Eso habla de alguien que nació para el fútbol, habla de su amor por la pelota, por la camiseta argentina y por su familia, porque él quiso cambiar el destino de su familia”.

        Relacionado con esto último, contó: “Muchas veces su madre tenía dolores, le preguntaba qué le pasaba y ella le decía que seguramente algo le había caído mal. Pero lo que le hacía mal, era que no comía para darle de comer a los hijos”. Signorini resaltó que este origen humilde no fue tenido en cuenta por muchos de los que rodearon a Maradona y refiriéndose especialmente a ciertos periodistas, tronó: “A esos despiadados les digo que cuando hablen de un jugador de fútbol, delante de mí que lo hagan con mucho respeto, porque yo viví una vida maravillosa gracias a un jugador de fútbol. Si no son respetuosos, puedo ser más miserable que ellos”. Y con una seguridad contundente dijo: “Diego fue el hombre más importante de mi vida”.

        Desde el público le preguntaron cómo hizo Diego para llegar al Mundial 94 en condiciones impecables. El preparador físico contó: “En abril del 94 me llamó. Hacía tiempo que no estábamos juntos. Quería que lo ayudara a preparar el mundial porque teóricamente iba a ser el último”. La primera vez que hablaron, Signorini lo desalentó; la segunda vez, le dijo lo mismo y la tercera, Maradona le planteó que necesitaba su ayuda porque ésa iba a ser la primera vez que Dalma y Yanina lo iban a ver jugar un mundial. “Ante un argumento tan contundente, le dije que sí”.

        Se fueron a un campo en Santa Rosa, La Pampa, a donde los acompañó el padre de Diego. Trabajaban por la mañana en el campo y a la tarde en Santa Rosa, donde Miguel Ángel Campanino, campeón de box, tenía un gimnasio. “Diego hacía sombra, soga, bolsa, puching y al ring! Peleaban y después de unos días, Miguel Ángel bajó del ring y le dijo al padre de Maradona ‘don Diego, menos mal que el nene se dedicó al fútbol, porque si se dedica al boxeo, me llena la cara de dedos’”.

        Signorini destacó que Diego no llevó ni una pizca de droga, puso toda su energía en el entrenamiento y logró vencer.

        El experimentado entrenador finalizó reclamando controles sobre lo que se dice en los medios de comunicación que son brutales e irresponsables.

        Por último, el Ruso Zyseskind anticipó que está terminando su tercer libro y que seguirá escribiendo sobre Diego Maradona, su amigo imaginario de la niñez.

Por Mónica Carinchi

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