Temática actual y maestría en la filmación: La Maffia

Estrenada el 29 de marzo de 1972, la película de Leopoldo Torre Nilsson se basa en hechos que efectivamente ocurrieron, aunque ficcionalizados. Un elenco encabezado por José Slavin, Alfredo Alcón y Thelma Biral ponen en escena el contraste entre el prestigio de una familia de inmigrantes que logró escalar social y económicamente y la brutalidad de la acción mafiosa.

        Dos mujeres, una joven; la otra, mayor. Ambas vestidas elegantemente. Están terminando de vestir con primoroso cuidado a un hombre. En sus rostros se nota la satisfacción por la tarea que cumplen con esmero. ¿Quiénes serán? Se pregunta el espectador durante los 2.30 minutos que dura la escena, en los cuales no se ve la cara de ese hombre que se deja vestir. ¿Por qué no se muestra su cara?

        Cuando Leopoldo Torre Nilsson, el director de la película La Maffia, deja de deleitarnos con la morosidad de su cámara detenida en cada detalle de la vestimenta y de los adornos de la habitación, nos enteramos que son madre, hija y padre, quienes irán a una fiesta del consulado italiano donde un cuadro de Mussolini preside la reunión.

        La Maffia, estrenada en 1972, es la primera película argentina que presenta el mundo bipolar del crimen organizado. Francesco Donato (Chicho Grande) ingresa a la fiesta del consulado seguido por su esposa y su hija. Típico de la cultura mafiosa, fuertemente machista, las mujeres se ubican atrás. Ellas, por el momento, están felices: el pater familiae será condecorado. ¿Sus méritos? Proteger a sus compatriotas y la fortuna que supo amasar. En su discurso de agradecimiento, don Francesco/Chicho poco puede decir: sus palabras son sencillas y breves, casi un eslogan, no porque la emoción le enturbie la razón, sino porque su capacidad discursiva es muy elemental y él mismo da la causa: su pobre origen. Francesco probablemente es hijo de una familia campesina semianalfabeta. Don Chicho es ese jefe del cual uno de los hombres que trabaja para él dice: “No sabemos quién es, nunca le vimos la cara”.

        Sus asuntos oscuros rápidamente lo sacan de las banalidades de la fiesta. Luciano Benoit (Chico Chico), su mano derecha, reclama su atención: se necesita plata para campaña electoral, el secuestro de un joven de la oligarquía porteña está en camino.

        Ese rápido pantallazo por los “negocios” de don Francesco/Chicho conducen a la definición de mafia que da el filósofo Rocco Carbone en su último libro (Mafia Argentina| Radiografía política del poder): “Estado oculto, paralelo al Estado legal y al mismo tiempo en permanente diálogo con él porque es fuente de negocios y poder y permite blanquear dinero”. Avanzada la película, el señor de los libros, el abogado que no puede faltar en ninguna organización mafiosa, da la pauta de la mafia moderna: “Basta de prostíbulos y quiniela. La plata está en la sociedad anónima, en las importaciones. Basta de robarle al gobierno, hay que robar con el gobierno”. La explicación de esta síntesis del negocio mafioso también la da Rocco Carbone.

        Don Francesco quiere disfrutar de su condecoración, por lo cual da a Luciano una contraorden que éste no cumple. A partir de esta desobediencia se desarrolla una catarata de acontecimientos donde se imbrica el mundo delincuencial con la policía y la política, todo sostenido por una red de violentos a sueldo y también de cándidos niños que se van preparando para ocupar futuros roles en la cadena de la mafia.

        Quien también se prepara, silenciosamente, para ocupar futuros roles es Ada, la hija de don Francesco. Es ella quien da una de las claves caracterológicas del mafioso que describe Rocco Carbone: Ada nunca llora. Pero se enamora y lo hace del hombre inadecuado para ella: Luciano, quien considera que “el mundo es una porquería donde si uno no pega primero, lo trituran”. La mano derecha de don Francesco/Chicho también padeció hambre, por eso intentará construir su propio imperio mafioso.

        La Maffia, (https://www.youtube.com/watch?v=rZ3y-PlaQv8 ) sobre un argumento de Osvaldo Bayer y José Dominiani, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson, es una película que invita a ser nuevamente vista por muchos motivos, entre ellos la actualidad de su tema central: la mafia.

Por Mónica Carinchi

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