Políticas que consolidan la desigualdad

San Fernando, medidas burocráticas efectivizan el avance de negociados inmobiliarios. Las modificaciones sancionadas por los concejales sanfernandinos generan efectos espaciales, sociales y culturales perdurables en el tiempo. ¿Pueden estas decisiones estar en manos de un puñado de personas? ¿Qué hacen los concejales para resolver los problemas habitaciones de quienes sobreviven en las villas de este municipio?

        En noviembre pasado, el Concejo Deliberante de San Fernando votó las excepciones necesarias para que, en un sector zonificado como industrial, se permita la construcción de un megaemprendimiento con edificios de más de 15 metros. Gracias a esta ayudita, la empresa Molinos Río de la Plata logró vender su sede ubicada en Victoria, venta que ya había intentado 2 años atrás, pero que se le cayó dado que el comprador no consiguió, en aquel momento, las habilitaciones pertinentes para construir su proyecto inmobiliario.

        Ahora, Molinos se embolsó 20 millones de dólares, además del comodato para mantener allí sus oficinas.

        Esa misma sede fue allanada, en 2014, en el marco de una investigación por la presunta complicidad empresarial con la última dictadura militar. Hay que recordar que, en el período investigado -1975/83- la empresa formaba parte del grupo Bunge y Born, en tanto en la actualidad forma parte del grupo Perez Companc.

        Estará a cargo del desarrollo del megaemprendimiento (8 torres de 19 pisos, 9 edificios de 8 pisos, 1 edificio de 2 pisos, locales comerciales, cocheras, espacios verdes, ¡una laguna!) la Fiduciaria Fideigestión S.A., que, según el Boletín Oficial de la República Argentina, se constituyó en junio del presente año, está presidida por Alejandro Russoniello, tiene entre sus integrantes a un joven de 18 años, su sede está en CABA y, al menos por el momento, no tiene empleados a cargo.

La decisión de unos pocos

        El Concejo Deliberante de San Fernando aprobó el megaemprendimiento, aprobó las excepciones de construcción en zona fabril y ahora se sienta a esperar que la misma desarrolladora presente el estudio de impacto ambiental. ¿Qué va a decir la desarrolladora? ¿Dirá que cientos y cientos de autos circularán por la zona generando más caos y contaminación? ¿Dirá que las altísimas torres van a proyectar su sombra muchos metros más allá de ellas mismas? ¿Dirá que debe tener su propia fuente energética? ¿Dirá que debería contar con su propio sistema de saneamiento cloacal?

        En el saneamiento cloacal nos detendremos. ¿Dónde irán a parar los desechos cloacales de las 3900 personas que supuestamente vivirían en el emprendimiento de lujo?

        En San Fernando, AySA tiene una planta de tratamiento de líquidos cloacales. Según la página oficial, llegan los líquidos de 600.000 habitantes de los Municipios de Tigre, San Martín, San Fernando, San Isidro, Vicente López. Obviamente, el cálculo que hicieron en 1999, cuando se inauguró el primer módulo, ya fue superado ampliamente: entre los 5 Municipios, suman más de un millón y medio de personas. Basta recorrer las calles de Tigre Centro para comprobar que el sistema cloacal está colapsado; en Vicente López, la elegante Avenida del Libertador huele mal; muchas villas de Tigre y San Isidro aún no tienen servicios sanitarios. Por otra parte, AySA pone un caño maestro y luego los vecinos tienen que hacer la conexión interna, ¿tienen dinero las familias trabajadoras para esa inversión?

        ¿Se pueden sumar, a la infraestructura existente, los desechos cloacales del emprendimiento en Victoria? Evidentemente, no, por eso está prevista la construcción “de un colector (Baja Costanera) desde San Fernando hasta Villa Inflamable, en Avellaneda. ¿Quieren esos vecinos que los desagües de los emprendimientos de lujo descarguen ahí, mientras ellos no tienen cloacas ni agua potable?”, preguntó la arquitecta Cecilia Alvis, quien investiga una historia larguísima, relacionada con la cuenca Matanza-Riachuelo y derivados.

        El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está pagando un tramo del colector Baja Costanera, en Vicente López, que llegará a Costa Salguero; evidentemente le resulta indispensable este colector para construir allí un emprendimiento de lujo al cual se oponen cientos de agrupaciones que, con su lucha, obligaron al intendente Rodríguez Larreta a cumplir con su deber: llamar a audiencia pública, que se inició el 27 de noviembre y tiene 7000 expositores. Los porteños están decididos a que no los tomen por tontos.

        Los Municipios que usan la planta de tratamiento de San Fernando duplicaron su población, ¿por qué no hacen sus propias plantas Tigre, San Isidro y Vicente López? La respuesta la tiene Cecilia Alvis: “En esos distritos la tierra es cara y quieren seguir vendiéndola para hacer negocios inmobiliarios, es decir desastres ambientales. Además, de este colector y de Costa Salguero se pagarían muchas campañas políticas. Y AySA mira para otro lado”.

        El colector Baja Costanera está pensado para ir recogiendo los desechos cloacales de todos los emprendimientos de lujo que están proyectados mirando al Río de la Plata, desde San Fernando a Costa Salguero. O sea que se pretende generar una línea de barrios lujosos en zona norte y CABA, segmentando cada vez más a la población.

        “En la audiencia por Costa Salguero este tema ya fue denunciado. El colector es depredación de deuda pública. Lo de AySA es escandaloso. Pero el Banco Mundial ya dijo que este colector es inviable hasta que el Sistema Riachuelo no esté totalmente concluido”, informó la arquitecta Alvis, que agregó que se están solicitando informes a Malena Galmarini, que nunca ha respondido.

        La entrevistada recordó que Argentina y la Ciudad de Buenos Aires tienen compromisos internacionales asumidos con la Agenda U20 y 2030. Los desafíos climáticos globales no se van a encaminar usando tecnologías obsoletas como el Colector Baja Costanera que recorre kilómetros trasladando aguas cloacales de los barrios elite a los barrios empobrecidos.

        ¿Puede el Municipio de San Fernando decidir solo sobre la viabilidad de un emprendimiento que afectará, también, a su vecino San Isidro? Una construcción de tal envergadura, ¿no amerita audiencia pública? ¿En qué beneficia a los sanfernandinos este emprendimiento de lujo? ¿Se puede mal usar agua potable para una laguna artificial cuando hay miles de argentinos y argentinas que no tienen agua potable? ¿Se pueden construir edificios de 70 metros, cercanos al aeroparque de San Fernando?

        Todos los concejales que levantaron la manito para aprobar este emprendimiento de lujo, saben que producirá una ciudad más inequitativa, menos verde y más peligrosa para todos los sanfernandinos. Todavía pueden evitarlo.

Por Mónica Carinchi

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