No es solo una historia de amor más…

Gala y Homero, juntos, eran una pareja muy feliz, a pesar de tener una vida precaria y monótona, pero ante las adversidades, sus días se hacían más llevaderos ya que se tenían el uno al otro. Un día, inesperado y oscuro, Gala enfermó, ni el cariño incondicional de Homero ni el mío pudo salvarla. El cuerpo de Gala yacía sin vida sobre la tierra, la suciedad y la basura; a su lado, su fiel compañero que lamía su cuerpo, supongo en un intento desesperado por reanimarla, y yo, sobre una escalera porque lo único que me impedía entrar eran dos metros de paredón y tres hileras de alambre de púa, solamente eso, tampoco pude hacer algo o sí?…

Mi Galy, así es como la llamaba, porque a pesar de tu robusto cuerpo, apenas tenías cuatro añitos; te pido perdón y te voy a extrañar por el resto de mi vida, aunque dicen: “Lo que no se olvida es lo que nunca muere”.

Esto no es una simple historia de amor, es la historia de dos rotwailler, es verdadera, que Gala existió y que Homero existe, es cierto; que me comprometí a alimentarlos y cuidarlos y que fallé, también es cierto.

Hoy Homero pasa horas acostado sobre la tumba de Gala, ya no es un perro feliz. Dios sabe que me los puso en mi camino por algo, me los entregó para que les perdiera el miedo, y ese miedo lo superé, lo que no voy a superar es su pérdida, Dios sabrá por qué se la llevó. También sabrá qué destino tiene reservado para Homero.

Hoy me ocupo de Homero, nos hicimos buenos amigos, más allá que nos veamos a través del paredón; también hay mucha gente que se preocupa por él.

En este momento solo puedo darle amor y comida, ojala algún día no muy lejano, no quiero fallar nuevamente, pueda darle calidad de vida…

“Quien ha perdido alguna cosa que tenía como segura, terminará por aprender que nada nos pertenece”. En memoria de Gala, 19 de agosto de 2013, a un año de su pérdida te extrañamos Homero y yo.

Laura Rodríguez

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