Organizarse para vivir libres de violencia

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8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Acompañar y fortalecer a las mujeres es una de las tareas que realizan Las Juanas, una agrupación con presencia en los barrios más humildes de Tigre. Para contactarse con ellas, nosotraslasjuanas@gmail.com

 

El 8 de marzo, miles de agrupaciones femeninas conmemoran en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, con el objetivo de concientizar sobre sus derechos y su participación en la vida política y económica.

Es una fecha en la que se recuerda fundamentalmente a luchadoras sociales gracias a las cuales se han logrado transformaciones históricas, como la existencia de un marco jurídico internacional que promueve y garantiza la igualdad de género.

Uno de esos colectivos de mujeres es Las Juanas, “una organización social con inserción territorial, con un trabajo de género en los barrios más humildes de todo el país”, explicó la Lic. Laura Misiunas, referente de la institución en Tigre.

Las integrantes de este grupo pasaron por alguna situación de violencia de género y, a partir de sus propias experiencias, se ayudan entre sí. “Las mujeres se van capacitando para acompañar y asesorar a otras mujeres con este mismo problema. Son promotoras de género, que no reemplazan a las instituciones, son intermediarias entre la vecina y la institución que puede dar alguna solución”.

A partir de la experiencia barrial y del reconocimiento de que esta conflictiva atraviesa todas las edades y todos los sectores sociales y que además “va en aumento”, Las Juanas decidieron “empezar con otras actividades de difusión: editar libros, dar charlas, talleres, actividades en relación a fechas especiales como el 8 de marzo, el 28 de septiembre y el 25 de noviembre”.

 

Los gestos de la violencia

“La violencia de género es algo complejo porque hay avances y retrocesos. Nosotras acompañamos a la mujer y tratamos de fortalecer su autoestima para que se sienta cada vez más segura y pueda salir del lugar de víctima”, dijo Laura y aclaró que “al principio, reconocerse víctima ayuda para tomar la decisión de modificar la situación. La instancia siguiente es reconocerse como una mujer que lucha por sus derechos, en términos generales y de manera integral, no sólo en cuestión de violencia, también por los derechos sexuales y reproductivos, por la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo, por la participación política y social de la mujer. En definitiva, que haya una igualdad real entre los dos géneros”.

En función de todos estos temas, las mujeres van transitando “un proceso muy rico que les permite recuperar la posibilidad de ser sujeto, de salir de un lugar pasivo a empoderarse de sus vidas. La violencia psicológica tiene que ver con socavar la autoestima, hacerlas sentir incapaces, hacerles creer que solas no pueden”.

Dado que muchas veces las mujeres viven violentadas desde pequeñas, la Lic. Misiunas señaló que “algunas no llegan a decodificar los gestos violentos porque los tienen naturalizados, entonces dicen ‘él es así, nervioso, cuando toma, se pone así’. Son construcciones que van haciendo para justificar lo injustificable”.

Si bien estamos habituados a escuchar el término “violencia doméstica”, los malos tratos hacia la mujer pueden estar agazapados en instituciones – sanitarias, educativas, judiciales -, en el trabajo, en los medios de difusión; por este motivo, Laura especificó que “la violencia es producto del patriarcado, es decir educar de manera tal que el hombre tenga un rol más sobresaliente que la mujer. Entonces el varón es el que sale del hogar, es el proveedor, toma decisiones, ocupa lugares de poder, mientras la mujer está educada para hacer las tareas domésticas y criar a los hijos, cuando esto debería ser encarado por los dos miembros de una pareja de manera igualitaria y además la mujer también puede ocupar lugares de decisión y poder. Por esto, a la violencia doméstica la encaramos como violencia de género, porque está relacionada con esta preeminencia – construida culturalmente – del hombre frente a la mujer. No le echamos la culpa a los hombres porque esta construcción la hacen tanto ellos como las mujeres, ya que muchas aceptan estos roles y crían a sus hijos con estos mismos conceptos, sin cuestionarlos”.

En el partido de Tigre, las instancias institucionales que abordan este tema son la Comisaría de la Mujer (Av. de los Constituyentes 410, Gral. Pacheco), la Fiscalía de Género (Entre Ríos 559, Gral. Pacheco) y la Dirección de Fortalecimiento Familiar (Hospital de Tigre). Los Tribunales de Familia a los que se derivan los casos de este distrito están en San Isidro. “Son sólo dos tribunales para una zona que es muy grande y para una problemática que va en aumento. Están excedidos de trabajo. Hay retrasos en la resolución de temas absolutamente urgentes porque está en riesgo la vida de las mujeres”, alertó Laura.

Como nadie se salva del atravesamiento cultural, la referente social advirtió que “el patriarcado también está instalado en las instituciones, entonces, a veces, el mejor o peor tratamiento de un caso por parte de un profesional – médico, psicólogo, abogado, policía – está en relación con la falta de concientización sobre el tema. Si una mujer, que arrastra una historia de sometimiento, en cada institución por la que pasa, vuelve a ser maltratada, entonces termina creyendo que nadie la puede ayudar, lo cual no es cierto porque hay un montón de profesionales que trabajan a conciencia, por ejemplo la fiscal Marcela Semería y la psicóloga Lucía Heredia”.

Legalmente, la conquista más reciente es la ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, que “tiene como novedad la contemplación de todas las formas de violencia: doméstica, institucional, mediática, económica, laboral. Hay muchas cosas que aún no se cumplen, que ya son derechos de las mujeres, pero no se están respetando. Por esto hay que informar y organizarnos para que la ley se empiece a implementar”.

El derecho a la vida digna es una cuestión de necesidad y urgencia. Unirse a esta causa es luchar por un mundo mejor para todas y todos.

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