De Blanca E. Prado

Sr. Director: deseo que publique esta carta abierta a la comunidad educativa de la Escuela Nº39, Manuel Belgrano de Tigre.

En estos días, muy especiales para mí, deseo agradecer a toda la comunidad educativa de la Escuela Nº 39, queridísima escuela, a la que sigo queriendo con todo mi corazón, porque, en marzo de este año,  me he jubilado, y no he podido despedirme como hubiese querido. He dedicado 31 años a la docencia, en la que he enseñado, pero sobre todo, de la que he aprendido mucho. Como directivo de esa escuela he recibido el respeto y el cariño de toda la comunidad, que supo entender mi dedicación y mi pasión, por brindarle a los niños, siempre lo mejor.

En ese hacer continuo, el año pasado se han suscitado episodios confusos, que las Autoridades Educativas supieron aclarar, exceptuándome de toda responsabilidad; supimos dejar en claro las confusiones que se generaron y, sobre todo, aclarar las pequeñas nubes que quisieron opacar mi desempeño. Con mucho orgullo, agradezco a los que me apoyaron, alentaron y me demostraron su amor y su confianza, la que me supe ganar durante tanto tiempo.

A aquellos que se equivocaron, de una manera u otra, en los hechos y los procedimientos, privándome el derecho de volver a mi querida escuela, sinceramente, los perdono; sólo deseo una disculpa pública y/ó personal.

Gracias a todos los que han compartido conmigo años de trabajo fecundo, a los niños que me han hecho tan feliz, a las familias que me han respetado y comprendido, a los docentes que me han acompañado, a los auxiliares que supieron entenderme con cariño. “En la docencia no existe el adiós, siempre nos encontramos a la vuelta de la esquina y dentro de nuestro corazón…”

Blanca E. Prado

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