Señor Director

Tengo el agrado de dirigirme a Ud., en primer lugar, para agradecerle la deferencia de enviarme cada mes por éste medio electrónico el anticipo de la publicación que, días después, puedo leer en el periódico mismo.

Además, me mueve a enviarle esta carta, la triste noticia que acabo de leer en su página, en la que comunica que han aumentado los divorcios en Argentina. Allí enumera algunas de las causales, y acentúa en los medios informáticos como chat y otros. Comparto absolutamente.

Simplemente, se trata de usar esos medios con un criterio sano y persiguiendo fines también sanos. La fidelidad conyugal es algo maravilloso. Hace cuarenta y un año que estoy casado con la misma mujer, hemos tenido nueve hijos, algunos, casados también, y, sin duda, hemos pasado momentos muy felices y hemos tenido dificultades que, cuando se quiere al otro como es y no como quisiera que fuera, se superan y hacen crecer en el amor matrimonial.

Esto le haría mucho bien a nuestra Argentina de hoy. La tercera razón por la que le envío esta carta, surgió al ver en la primera página de su periódico de éste mes de noviembre, en el centro, destacado en recuadro, una frase que me alentó pero, que al terminarla, me dejó una sensación de que había algo más importante que destacar. Efectivamente, el derecho a la vida es el primer derecho humano y, como tal, hay que defenderlo y promoverlo. Pero allí dice textualmente: “DERECHO A LA VIDA O TABACO”.

Realmente el tabaco produce muchas muertes, pero, el que murió por haber fumado, ha vivido primero. En cambio, el Derecho a la Vida que defiendo para Tigre, la Argentina y el mundo, es el que tiene todo ser humano desde que ha sido concebido en el seno de su madre, con la colaboración de su padre. Si no se respeta la vida de ese ser recién concebido, no morirá por el tabaco sino por la acción homicida de su madre, delito horrendo, agravado por el vínculo y por la indefensión de la víctima.

Esta situación de vida a partir de la concepción, es una realidad comprobada científicamente, como, por ejemplo, lo demuestran los médicos que con una carta muy seria, de hace pocos días, lo demuestra y que se ha enviado por mail. Se trata de la Academia Nacional de Medicina.

Solicitando a Ud. la publicación de ésta carta, lo saluda muy atentamente, deseándole una muy feliz Navidad, para la que falta ya poco.

Osvaldo Ignacio Dondo Lascano

DNI N° 4.251.046

osvaldoidondo@gmail.com

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