Se construye el primer Cementerio de Tigre

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Historia del Partido de Tigre – Parte L

A poco tiempo de inaugurarse en 1863, el cementerio cae en un estado de abandono. Ante esta situación, distintos párrocos plantearon sus reclamos a las autoridades municipales. Un grupo de vecinos pide su traslado a otro lugar porque sostenían que el barrio aledaño se encontraba descuidado debido a la proximidad al camposanto.

 

Al inaugurarse el cementerio, el sacerdote Domingo Laguna escribía en el libro de confirmaciones: “Bendición del nuevo cementerio, julio de 1863. En el día de la fecha el que suscribe ciendo Cura de esta Parroquia tube el gran gusto de hacer la solemne Bendición de dicho Sementerio, solemnizándola en cuanto estuvo de su parte, sin contar con apollo de la autoridad, habiendo asistido á dicha seremonia los señores que sigeren a Dn José Ma Cebey, Dn Pedro Bustos, Dn Manuel Brid, Dn Matias majaste, Dn Juan Fco Alcorta, Dn José María Romero, Dn Adolfo Dolz, Dn Harion Jurado, Dn Juan Milberg, Dn Benito Restolino, Dn Manuel Guardia, Dn José María Sagastume, Dn Julián de la Pesa, Dn Floilan Agradeño y otras personas de este pueblo. Domingo Laguna, Cura Vicario”[2].

El párroco Alfonso María Rafaelli, quien reemplazó a Domingo Laguna el 16 de abril de 1864, comenzó a preocuparse por el estado de abandono en el que se encontraba el cementerio. Esta situación persistió por varios años más hasta que el cura José Rin pidió por nota el 20 de noviembre de 1876 a Sr. Juez de Paz, José Máximo Pavia que las autoridades brindaran colaboración en el mantenimiento de un lugar “sagrado, cubierto de yuyos y cardos” . Al no recibir respuestas, el 3 de noviembre del año siguiente, Rin reitera el mismo pedido en el que suplica por la situación de abandono del cementerio. El padre Rin menciona además que la procesión de los Difuntos que iba a realizarse el día anterior se había tenido que suspender porque había sido imposible hacerla en un “suelo cubierto de abrojos”.

 

Piden el traslado del cementerio

Más tarde, a través de una nota de 1895, un grupo de vecinos, entre ellos Adolfo Bullrich, Arturo Mejía, Juan J. Mansilla (h) solicitan al Presidente de la Municipalidad el traslado del cementerio a otro lugar más alejado “porque la zona más alta y más hermosa y de más porvenir se hallaba descuidada y abandonada debido a la proximidad del “Campo Santo”. Según estos vecinos, las casas permanecían deshabitadas todo el año, “y esto no a otra cosas debe atribuirse que a la incómoda vecindad de la mansión de los muertos, despertando temores y recelos por lo tocante a higiene y por las ideas tristes que causaban las cruces blancas que coronaban los monumentos funerarios, haciendo recordar la fragilidad de las cosas humanas[3].

Finalmente, la propuesta de estos vecinos no fue aceptada.

 

Las sepulturas más antiguas del cementerio

1891: José Soriano

1892: Familia Fallati

1893: Bertoldo Bintelasa. Pagó $5 por el derecho del título de propiedad.

1894: Ramón Sisto

1895: Familia López

1902: Familia Rastellini

1903: Familia Rovere

1906: Giovanni Rebagliati

1908: Manuel Yañes

 

Fuente:

-De Pierini, Lilia Z., “Reseña histórica de la Iglesia Inmaculada Concepción de Tigre”, Museo de la Reconquista, Municipalidad de Tigre, 1983.

– De Pierini, Lilia Z. “Reseña histórica de la Calle Cazón de Tigre”, Museo de la Reconquista, Municipalidad de Tigre, 1982.

 

[1] Segunda parte y final de esta temática

2 Pierini, Lilia Z., “Reseña histórica de la Iglesia Inmaculada Concepción de Tigre”, Museo de la Reconquista, Municipalidad de Tigre, 1983. Pág. 40.

3 Op. Cit. Pág. 41.





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