Producir sano para comer mejor

Una nueva filosofía de producción: calidad y diversidad. Un grupo de pequeños productores agroecológicos de Villa Elisa, reunidos en una asociación civil, llegan con sus verduras hasta el mercado orgánico Sabe la Tierra de San Fernando. La frescura del producto recién cosechado y el concepto de comercio justo acompañan esta forma de trabajo.

 

Cada estación tiene sus frutas y verduras que proveen de todas las vitaminas y minerales que el cuerpo necesita en ese momento. Al consumirlas, por ser cosechadas en el tiempo correspondiente, generan un gran beneficio ya que mantienen intactas sus propiedades, además de que son más económicas porque aumenta su disponibilidad en el mercado.

La Asociación Civil Productores Familiares de Villa Elisa produce todo lo que es de estación y además agrega el plus agroecológico. “Este verano tuvimos melones y sandías buenísimos que ya se terminaron. La filosofía de quien produce orgánicamente es producir pequeñas cantidades y respetar las limitantes del tiempo”, señaló Daniel Bacone, representante de la Asociación en el mercado Sabe la Tierra de San Fernando.

En el parque Pereyra Iraola, las 15 familias que integran la agrupación tienen sus pequeñas huertas, “nos unimos para tener más volumen y así hacer frente a los requerimientos de los mercados de comercialización directa. En mi caso, me dedico fundamentalmente a plantas aromáticas y medicinales y productos gourmet, como flores comestibles – pétalos de rosas, taco de reina, flores de arvejas – y hortalizas baby que se comercializan en restaurantes”, comentó Daniel.

Otros integrantes de Productores Familiares están en proceso de reconversión, pues “producían convencionalmente y ahora tomaron la decisión de hacer menos cantidad y trabajar de manera orgánica. Los compañeros fueron viendo que hay que diversificar la producción. Antes, muchos tenían la política de hacer cantidad, pero los tiempos fueron cambiando, ahora la filosofía no es hacer cantidad, sino calidad y variedad, entonces el que no hacía flores, ahora cultiva por época 3 surcos de la flor de estación. El productor se dio cuenta de que le reditúa mucho más hacer poco y surtido. Y en este proceso de reconversión, el principal comprador es el mercado comunitario, pequeño, donde no hay cadena de comercialización. Tenemos muchos inconvenientes porque, por ejemplo, no tenemos capacidad de transporte, pero rompimos con la intermediación que es lo que siempre mató al productor chico”, subrayó Daniel.

Y efectivamente, sin intermediarios, el productor recibe pronto su ganancia y el consumidor obtiene productos frescos de estación de buena calidad. En cuanto a los precios, Daniel recalcó que “al vender directamente nuestros productos, nuestro precios están, a veces, por debajo de lo que venden los comercios; en general estamos parejos, pero ofrecemos algo de mejor calidad porque, cuando un producto llega a la verdulería, tiene 3 o 4 días de estar dando vueltas, en cambio, nosotros traemos un producto con menos de 24 horas de ser cosechado”.

 

Expansión inmobiliaria versus reserva de biosfera

En el cordón verde que rodea a la ciudad de La Plata existen unos 1400 productores, entre pequeños, medianos y algunos grandes. Abastecen a La Plata, Buenos Aires, el Mercado Central y todos los mercados satélites.

“Hubo un corrimiento del cordón”, explicó Daniel, “porque el fuerte productivo estuvo, durante muchos años, en Escobar, en Pilar, pero la expansión inmobiliaria fue corriendo a los productores. Ahora también está pasando en el gran La Plata, porque hay zonas que se están convirtiendo en barrios privados”. O sea que las fértiles tierras bonaerenses, esas donde los inmigrantes tiraban una semilla y al otro día había un matorral, están siendo cubiertas por un manto de cemento.

Para que la avidez del negocio no devore todo, actualmente se tiende a preservar espacios declarándolos reservas. “Hace más de un año, el parque Pereyra Iraola fue declarado reserva de biosfera, así que nosotros no sólo somos habitantes y productores, sino también los cuidadores de la reserva. En todas partes del mundo, los que viven en las reservas son sus cuidadores”.

El parque Pereyra Iraola, con sus 10.246 hectáreas, da cabida a muchos productores y en su nueva condición de reserva, exige algunas modificaciones: “Aquí hay un tema especial porque siempre se hizo agricultura convencional, entonces estamos tratando de que se vayan reconvirtiendo o que hagan sus cultivos en otra parte. Al ser una reserva, lo ideal es que todo sea agroecológico. La calidad de la tierra es excelente y también el agua porque tenemos el Puelche. En general, los productores estamos tratando de optimizar el riego para no inundar ni degradar la tierra”.

Agua y tierra, ¿recursos o pilares para nuestra subsistencia? Lo que sí sabemos es que no son infinitos. Los pequeños productores agroecológicos entablan una relación respetuosa con la tierra, con el agua, con el aire. Ud., como consumidor, debe saberlo.

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