Con la magia en los pies

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Maximiliano Iglesias, bailarín del Colón

A los 10 años empezó a estudiar con Julio Bocca. A los 12 entró a la escuela del Colón y ahora es parte del Ballet Estable.

 

Tradicionalmente, la sociedad fue marcando caminos para hombres y mujeres, por eso muchos niños quieren ser bomberos y las niñas, maestras. Pero, por suerte, a veces la vida va abriendo otras puertas y eso pasó con Maximiliano Iglesias – vecino de Rincón -: “mi hermana tenía que hacer algo para bajar de peso, empezó a bailar y un día fue a una competencia, yo la acompañé. Yo no sabía que los varones bailaban, ese día vi a uno, que después fue mi profesor. Así empecé a bailar por hobby a los 7 años en un gimnasio”.

Ahora Maximiliano tiene 16 y ya no baila por hobby, lo hace por pasión y como profesional en uno de los cuerpos de baile más importantes del mundo: el ballet estable del Teatro Colón.

“Cuando tenía 9 años participé de un certamen y mi papá se acercó a un integrante del jurado para preguntarle cómo me veía, le recomendó que hiciera clásico”, contó Maxi, que a los 10 años se presentó para una beca de la Fundación Julio Bocca y la ganó y a los 12 se presentó al examen de ingreso del Instituto Superior del Arte del Teatro Colón; de 105 postulantes, ingresaron 10, uno fue él.

Como se sabe, la formación de un bailarín clásico es muy exigente: Maximiliano baila casi 10 horas por día. Y eso tuvo sus frutos cuando, a principio de año, fue contratado para formar parte del Ballet Estable del Teatro Colón y de esta manera estar presente en la tan ansiada reapertura del teatro: “ese día estaba en el escenario con todo apagado, la orquesta afinando y yo con un miedo tremendo, un nudo en la garganta y cuando se prendió la luz, ya no pensé más en nada, los nervios se me fueron y estaba ahí”. Y por supuesto, comenzó la magia de la danza.

Este joven que dice de sí mismo que es “muy vergonzoso”, tiene el honor de ser el cuarto bailarín – en la historia del Colón – que ingresa con sólo 16 años al ballet estable y a esto hay que sumarle el nombre de sus antecesores: Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Iñaki Urlezaga.

Con genuina modestia, Maxi expresó que tiene una gran preparación, pero también sabe que “un bailarín empieza su carrera profesional, si es muy bueno, a los 20 años, así que todavía me faltan un montón de cosas porque soy chico”.

Por ahora está ensayando la ópera Manon de Massenet que estrenará el 10 de agosto. A fin de año lo espera un viaje a Estados Unidos para un curso intensivo de ballet en Nueva York y para el futuro “quiero ver qué me va deparando la vida”, concluyó Maxi.

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