Llegó el Gato Maula

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Arte portable con estilo de autor

Dos artistas tigrenses, Valeria Salum y Anahí Stelatto, abrieron un espacio de arte en el pintoresco Boulevard Sáenz Peña. Colecciones de cuadros, anillos, indumentaria, pequeños objetos intervenidos crean un clima de armonía y originalidad.

 

Cansado de andar por los techos, el gato maula decidió meterse en Sáenz Peña 1316. Allí, entre objetos de deseo, Valeria y Anahí armaron un espacio bien murrungato para que él – y usted – ya no quieran salir.

“Estábamos buscando un lugar y esta calle nos pareció divina, también el edificio es divino. Era una mueblería que estaba destrozada, nos pusimos a trabajar y ahora tiene nuestro sello”, dijo Valeria Salum, tan amante de los gatos como su socia Anahí Stelatto, aunque “ella tiene 11 y yo sólo 2”.

Al abrir la puerta de este espacio de arte, lo recibirá un piso muy psicodélico y un mostrador estilo mercería, “hay botones, cintas, cosas que una ve y le gustan, las juntamos y en algún momento se usarán”, comentó Vale. Es decir que los botones están allí expuestos y algún día formarán parte de una obra, “las cosas seducen y en algún momento se usan”. Así son las artistas.

Las paredes del local lucen la obra de Anahí, que trabaja fundamentalmente el abstracto, pero ahora está haciendo una serie “inspirada en mujeres argentinas que es más conceptual. La primera vez que la muestre, va a ser en el Museo de la Reconquista”.

“Este lugar está concebido como un espacio de arte, donde no sólo está nuestra obra, también ofrecemos el lugar a los artistas locales”. En este momento, tres artistas de la isla están exponiendo: Tempe, David Clausen y Cristian González.

Además de cuadros, esculturas, encastres, también hay objetos únicos usables, entre ellos los anillos de Valeria, que se confesó “anillólica” porque es “maniática de los anillos”. Vale, que trabaja la plata y el acrílico, realizó una serie de anillos inspirados en las antiguas casas de Tigre: “Tomé escombros de las distintas demoliciones y los incorporé en los anillos. Uno tiene pinotea de la casa de un viejito que vivía frente a la mía y que fue tan importante como las grandes quintas, porque Tigre también se hizo con la clase obrera, y sus casas tradicionales también hacen a la esencia y a la joya que era Tigre en su forma agreste, que se fue perdiendo”. Cada pieza de joyería es una pequeña escultura y también una sorpresa: actualmente está utilizando latas de cerveza y botellas de plástico, en una colección que se llamará “los 4 caballeros” por influencia de una costumbre coreana. “Siempre estoy buscando materiales para reciclar, además de investigar en distintas filosofías para inspirarme”. Como se ve, para Valeria la joyería es una propuesta estética que surge de un trabajo conceptual.

El arte portable se hace presente en suecos pintados, en carteras antiguas intervenidas, en muebles reciclados. El Gato Maula ofrece la posibilidad de llevar en el cuerpo o al hogar un diseño de autor, por eso Anahí aclaró: “La artesanía es un objeto que se puede repetir, por más que esté hecho a mano. El objeto de arte, en cambio, es algo que no se repite. Además, cuando el artista está creando su obra, la piensa como una expresión, por eso la obra de arte es siempre única. Y nosotras tenemos eso, piezas únicas”.

De lunes a miércoles, el espacio de arte se transforma en un taller donde Anahí da clases de dibujo y grabado.

Por todo esto, si usted quiere deleitarse con la mística de la creación, no tendrá que ir a Palermo Soho, su nuevo destino está en Tigre, es El Gato Maula, espacio de arte.

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