Nacer en el hogar

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Cada cultura tiene una manera distinta de parir. Frente al parto con intervención medicamentosa que propone la medicina hegemónica, muchas mujeres están decidiendo por el acompañamiento de una partera y la intimidad de sus hogares.

 

Todas las sociedades moldean el comportamiento reproductivo de sus miembros, reflejando el conjunto de principios y valores que las rigen. La atención de la embarazada y el parto no se escapan de esta generalidad.

“Actualmente, las mujeres trabajan muchas horas, se alimentan mal, a nivel afectivo están apareciendo muchas dificultades. Socialmente estamos en un momento de bombardeo nocivo, que implica que las mujeres no pueden parar para parir y esto está trayendo complicaciones muy grandes. Las mujeres están desconectadas de sus propios cuerpos y de sus emociones. Esto le pasa a la gran mayoría. Pero hay una minoría que está eligiendo otro camino porque se están dando cuenta de que esto influye en la vida de sus hijos, sus hijos por nacer y sus hijos nacidos”, dijo Sandra La Porta, licencia en obstetricia de la UBA y partera por decisión propia.

“Cuando vi mi primer parto, siendo practicante, dije ‘si esto es lo que voy a hacer, me voy a morir’, eso no era para mí. Entonces pensé en ponerle la cuota de humanidad que le faltaba”, contó Sandra y agregó: “La gran crisis científica nos hizo apartar de lo humano, no sé por qué. Porque todo lo que aprendemos es para sumar, no para restar”.

En su búsqueda, por lo tanto, por sumar a la atención de la embarazada, Sandra, una vez graduada, comenzó a investigar en sociología, en antropología, concluyendo que “en pos de cargar la balanza de lo científico, nos hemos olvidado de la historia de la humanidad, de que cada cultura y cada religión tienen una manera distinta de parir. Se ha prostituido el hecho de parir en libertad. Para parir, una mujer necesita intimidad, libertad, saber que lo que va a vivir es una escena sexuada y, sobre todo, necesita mucho respeto”.

Como la libertad no significa ausencia de cuidado o de respeto, sino “todo lo contrario, en la libertad debe haber cuidados y límites”, Sandra explicó que “hacer un parto humano, libre, respetando los tiempos de la naturaleza, no significa que no sea científico; yo tengo formación científica y hago partos respetados”.

 

Parto fisiológico

“Ni el embarazo, ni el parto son enfermedades, pero pueden volverse una enfermedad”, expresó Sandra, que se especializa en el parto fisiológico y domiciliario.

“El parto fisiológico responde al funcionamiento químico, orgánico, mental, emocional y espiritual del cuerpo femenino. Es un parto sin intervención medicamentosa. Las parteras estamos acostumbradas a escuchar, a observar, hacemos que el proceso de una embarazada, que no tiene patología de entrada, no se patologice. Es decir que no tenga que llegar por rutina a una cesárea, forceps o episiotomía”.

El vértigo de la vida contemporánea ingresó a los hospitales, donde se practican “partos medicalizados que son mucho más rápidos”; ahora bien, “cuando se espera que la fisiología se manifieste, se sabe a qué hora empieza el proceso, pero no a qué hora termina. Pero en los partos medicalizados, el tiempo está definido, si no, a cesárea. Los índices de cesárea, a nivel privado, son monstruosos, 50, 80, 90% según los días de la semana. Las mujeres se someten a la cesárea por miedo y así se inicia una gran cadena de intervenciones”.

Paralelamente a esta preocupante realidad, “hay mujeres que quieren parir de otra manera. Han decidido ser asistidas por una partera durante el embarazo, el parto y el post-parto. Y, si llegara a existir algún problema, entonces hacemos intervenir al médico. Este es el deseo de muchas mujeres que decidieron tener a sus hijos en sus casas”.

Esta decisión aún no es acompañada institucionalmente, ya que, si no están dadas las condiciones para hacer el parto domiciliario, pero sí un parto fisiológico, “no hay aún instituciones preparadas para hacerlo”. Por otra parte, también son necesarios cambios sociales, dado que “desde el mismo momento en que se sabe que la mujer está embarazada, debería parar por 3 años y toda una red de contención, sostenerla”. (continuará)

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