Falta de agua y capitalismo

17 de junio Día Internacional de la Lucha contra la Desertificación. Las verdaderas causas por las cuales falta agua para el consumo humano. Los ecosistemas colapsan: las empresas extractivistas contaminan y gastan millones de litros de un elemento vital que no es infinito.

Según la página de Naciones Unidas, las sequías se encuentran entre las mayores amenazas al desarrollo sostenible. Pero antes que el desarrollo, está la vida. Sin agua, la vida es imposible.

En la misma página se alude a leyes o prácticas discriminatorias que impiden que las mujeres accedan a servicios o recursos. ¿Se entenderá el agua como un servicio? ¿O como un recurso? Como sea, el problema de las sequías o el impedimento al acceso al agua potable/segura no puede pensarse desde una mirada de género. El problema de las sequías afecta a la humanidad.

¿Y si en lugar de distraernos con temas de género y desarrollo sostenible… decimos la verdad?

El extractivismo afecta a todas y todos

La extracción y procesamiento de minerales denominados esenciales para la transición energética requiere de grandes cantidades de agua dulce, a la cual deja inutilizable para siempre.

Recordemos algunos ejemplos de los pueblos que luchan en defensa del agua en nuestro país.

Andalgalá, en La Rioja, camina hace más de 10 años para defender el rio Andalgalá, los glaciares que rodean el cerro Aconquija y el cerro mismo.

En Jáchal, San Juan, el pueblo se moviliza contra la mina Veladero que ya ocasionó varios derrames de cianuro y mercurio sobre el río Jáchal.

Los mendocinos defienden con el corazón la ley provincial 7722 que prohíbe la minería a cielo abierto y por lo tanto se resguarda el uso del agua para la producción agrícola.

Ahora está de moda el litio, otro mineral que se lleva gran cantidad de agua para su extracción, tanta que se habla de minería de agua. Los territorios, las provincias del noroeste, donde están los salares de los cuales se extraería el litio, son ya secos, ¿quieren dejarlos absolutamente desérticos?

La meseta chubutense también está en la mira de las empresas extractivistas. Ese pueblo que ya luchó contra el basurero nuclear, no está dispuesto a abandonar la lucha por una vida sin contaminación.

También se dragan ríos para separar los minerales en baja concentración y así se contaminan sus aguas, algo que pasa en muchos ríos de la región amazónica, por hablar sólo de este continente.

Los conflictos por el agua entre comunidades locales y empresas extractivistas van en aumento.

La contaminación del agua ya sea subterránea o superficial afecta a las personas, los animales y las plantas, entonces ¿de qué desarrollo sostenible estamos hablando? ¿De qué afectación a los derechos de las mujeres, cuando el peligro es para todos los seres vivos?

Los que destruyen nuestras reservas

Argentina sufrió hace muy poco una bajante histórica del río Paraná. En ese momento, nos enteramos de la existencia de los ríos voladores, un proceso natural del ciclo del agua que fue severamente afectado por la deforestación bestial en el Mato Grosso. Ahora es Uruguay el país que sufre crisis hídrica, supuestamente porque no llueve. Y el agua dulce que se usa en las pasteras, los bosques de eucaliptus y la “generación de energía limpia” para exportar, ¿no serán los verdaderos causales de la falta de agua para el pueblo uruguayo?

El “país sojero”, formado por Argentina-Brasil-Paraguay-Uruguay, es el almacén de China y un intensificador de la crisis climática que nos jode a los sudamericanos.

Las empresas del agronegocio desmontan el bosque nativo y ocupan el suelo con monocultivos que nunca van a generar el ciclo natural del agua. Encima, destruyen extensos humedales cargados de biodiversidad que cumplen una función básica en la purificación del vital elemento.

El uso del agua, patrimonio natural de toda la humanidad, está en manos de comerciantes que quieren arrancarle a la Tierra hasta su última gota de sudor.

En el Día Internacional de Lucha contra la Desertificación hay que tener un concepto claro: los causantes de la sequía global son las empresas extractivistas.

Por Mónica Carinchi

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