Hacia un mundo global y complejo

El agotamiento del capitalismo es el trasfondo de las revueltas sociales. El sociólogo chileno Ángel Muñoz Accardi presentó en la Feria del Libro su última producción, La sociedad de la incertidumbre, publicado por Acercándonos Ediciones. Su línea de investigación transita la sociología de la conciencia. “En las universidades más importantes de Chile hay una discusión, desde hace unos 20 años, respecto al fin del capitalismo y qué viene después”, dijo el entrevistado.

No es novedoso escuchar que vivimos en una etapa de la sociedad que le soltó la mano a la seguridad para instalar al ser humano en la resbaladiza línea de la incertidumbre. Si antes se ingresaba a trabajar a una empresa como cadete y se iba ascendiendo hasta jubilarse en esa misma empresa 40 años después, hoy las estadísticas dicen que un joven egresado universitario cambiará 8 veces de empleo antes de cumplir 35 años.

“Transitamos de una civilización a otra, porque estamos pasando de la Modernidad a una nueva sociedad global y compleja. Con el fin de la Modernidad se está produciendo el fin del capitalismo, porque el capitalismo nació con la Modernidad”, sostiene Ángel Muñoz Accardi, sociólogo chileno que acaba de publicar La sociedad de la incertidumbre, en Acercándonos Ediciones.

El capitalismo comienza a generarse hacia finales del siglo 15 cuando los europeos empiezan a acumular las riquezas que saquean de los otros continentes: África, Oriente y la recién “descubierta” América. “En su origen, el capitalismo fue racional porque es un producto de la Modernidad, pero al final de su vida se va convirtiendo en irracional”, explica y da ejemplos: “La compulsión a la acumulación es irracional; generar necesidades inútiles es irracional; que el dinero sea un bien en sí mismo, es irracional”. Efectivamente: ¿para qué una persona tiene 20 casas?, ¿por qué muchos pagan más para vestirse con una determinada marca?, ¿qué produce el mercado de capitales?

“Todo esto son síntomas inequívocos de la muerte del capitalismo. Pero el capitalismo todavía no se ha enterado que está muriendo y la nueva civilización tampoco se ha enterado que ya nació”, expresa Muñoz Accardi.

Llegando a su fin

La línea de investigación de Muñoz Accardi pone su foco en el sujeto y en lo que ese sujeto está interpretando de la realidad. “Se está abriendo paso una nueva forma de ver el mundo que tiene que ver con la complejidad”, puntualiza.

Hasta ahora a la realidad se la ha visto en sus partes, ha predominado el pensamiento analítico, pero “en la sociedad global y compleja, al mundo se lo entiende como algo holístico, muy similar a como siempre pensaron el mundo los orientales, sobre todo el extremo oriente”. Es decir que ya no predominaría un pensamiento analítico, sino sintético y, en este sentido, según Muñoz Accardi, “ya están naciendo generaciones con pensamiento sintético”.

Sin embargo, vivimos en un contexto de carencia, tanto material como espiritual, por lo tanto, ¿qué pasaría con esos niños que nacen en sociedades absolutamente empobrecidas? “Ahí hay un drama, porque esas personas quedan a la zaga de la evolución. Pero el mundo sigue avanzando, a pesar de que nosotros estemos a la zaga. Y llegará el momento en que, con la nueva economía, la pobreza será algo del pasado”.

El capitalismo descubrió que educar en el horror, la violencia, la fealdad es una forma efectiva de sacar lo peor de las personas. Tienen bajo su poder todos los medios y formas de comunicación y pueden meter cualquier basura en la cabeza de millones de seres. Aun así, Muñoz Accardi considera que hay anticuerpos. “Estamos inmersos en la inhumanidad porque el capitalismo, en esta etapa tardía, ha sacado lo peor del ser humano. Somos ángeles y demonios y, en esta etapa, predomina el demonio. Actualmente el ser humano desarrolla su vida en función de su supervivencia económica, pero se empobrece cultural, espiritual, estéticamente. Es un ser que está atravesando ‘la noche oscura del alma’ (como decía San Juan de la Cruz) y llega un momento en que se toca fondo. Y cuando se toca fondo, no queda más alternativa que subir. Como especie humana, no queda otra alternativa: sacar el ángel. No desterrar al demonio que siempre estará ahí porque es parte nuestra. Pero una cosa es que la parte oscura conduzca y otra que el ángel pueda controlar al demonio”.

Como evidencia de la reacción que los pueblos del mundo están teniendo ante el capitalismo, Muñoz Accardi dirige su mirada a la emergencia de los movimientos sociales, aún con sus momentos de flujo y reflujo. Recuerda, entonces, el levantamiento de 2011 en Egipto que logró que el presidente dimitiera en 10 días (después de haber estado 30 años en el poder); Túnez, donde las protestas civiles logran que el presidente abandonara el poder después de 24 años; los indignados en España; luego Chile. “Está emergiendo la voz del pueblo y, cuando eso emerge, no hay poder que sea capaz de aplacarlo. La gente podrá decir que lo que está sucediendo son sólo montoneras que no proponen nada. Pero inicialmente el pueblo no está para proponer, está para derribar lo antiguo. Y sobre las cenizas del antiguo régimen se edificará el nuevo régimen”.

Sus observaciones del sistema social que está muriendo y de las actuales manifestaciones de la sociedad civil lo llevan a concluir que un mundo mejor es posible y ése es, justamente, el que está emergiendo.

Por Mónica Carinchi

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