“Para lograr algo se necesita trabajo y esfuerzo”

En las escuelas, teatro como herramienta de enriquecimiento personal

La profesora Natalia Vozzi – que desarrolla su trabajo en San Fernando – habló sobre los logros y dificultades de las clases de teatro en la escuela secundaria. También contó su experiencia en Polonia, con el grupo de teatro independiente Territorio, único representante latinoamericano en el festival internacional que allí se llevó a cabo.

 

        El teatro en la educación secundaria no se plantea para que todos los estudiantes sean actores, sino como una herramienta que ayude al crecimiento personal. De esta manera, se busca que los alumnos exploren sus emociones, venzan la timidez, eliminen inhibiciones y aprendan habilidades de comunicación. Porque hacer teatro es mucho más que memorizar un texto; hacer teatro es un aprendizaje práctico de la vida, pues lo importante no es sólo el producto final, sino todo el proceso.

        “Los grupos se modifican mucho, porque el teatro da la posibilidad de ensayar roles. Un día se puede ser malo o bueno; otro, policía o ladrón. El teatro es una tarea colectiva, por eso uno que no trabaja, repercute sobre el grupo”, explicó Natalia Vozzi, profesora de teatro de varias escuelas de San Fernando.

 

Teatro contra la apatía

        “Cuando comencé en las escuelas secundarias, fue difícil, pero después se lograron cosas interesantes. Por ejemplo, en un curso, que ya había tenido clases con otro profesor, uno de los chicos había fallado para la muestra. Entonces, cuando hicimos la nuestra, todos me decían que él no iba a venir. Pero yo les dije que él, conmigo, había hecho un proceso y yo estaba segura de que iba a venir. Y así fue. Ese alumno, al principio, era muy introvertido y, al final del ciclo, le tenía que pedir que se callara, se divertía mucho con sus compañeros. Logró saber que tenía su lugar”.

        Natalia Vossi estudió pedagogía teatral y no sólo trabaja con estudiantes secundarios, sino también con personas que quieren ser actores. Por esto, advierte muy bien las diferencias: “En una escuela, el objetivo no es formar actores, sino que enriquezcan su formación. Aunque no es lo mismo que trabajar con alguien que lo hace por gusto, van encontrando métodos de expresión que les interesan. Creo que tienen muchísimo potencial, pero a los adolescentes les cuesta todo lo que implique tiempo y trabajo. Para ellos todo tiene que ser inmediato y fácil. Yo creo que es porque no saben lo que quieren. Quizás es algo que nos pasa a todos en nuestras vidas hasta que entendemos que todo lleva su tiempo y su esfuerzo. Los adolescentes están muy apáticos y el teatro requiere pasión”.

        Y de eso Natalia sabe mucho, ya que forma parte de una agrupación teatral independiente, Territorio, que, con mucho esfuerzo, pudo llegar a Polonia, a donde fueron invitados para presentar Detrás de la forma, en un festival internacional de teatro.

 

El fruto del esfuerzo: el viaje

        “En octubre de 2010 estrenamos una versión de Ferdydurke, una novela de Witold Gombrowicz, un escritor polaco que vivió mucho tiempo en Argentina. A raíz de esto fueron de la embajada de Polonia a vernos y, como les gustó mucho, nos invitaron a Polonia”, contó Natalia.

        El viaje se concretó en 2012 y como los polacos sólo pagaban el hospedaje, tuvieron que trabajar mucho para conseguir recursos.

        “A ellos les interesó la pasión que nosotros ponemos, porque, en el teatro independiente, todo es a pulmón. En cambio, allá, está todo sostenido por el Estado. Si necesitan mucha producción, la tienen; mientras que nosotros tenemos que pensar seriamente en eso, porque cada detalle cuesta muchísimo y todo sale de nosotros. A veces obtenemos subsidios, pero igualmente estamos siempre muy limitados. Esta es una diferencia importante”, señaló, con pasión, Natalia.

        Como en Polonia también ensayaron, tuvieron pocos ratos libres para ver, obviamente,  teatro: “No pudimos ver todo lo que hubiéramos querido, pero, en todos los casos, ellos son muy prolijos y metódicos, eso se nota en las funciones. No quiero desmerecerlos, porque todo lo que vimos fue muy bueno, pero nosotros le ponemos una pasión que hace que el teatro esté mucho más vivo. Nos aplaudieron de pie y nosotros llorábamos, porque nos costó mucho llegar hasta allá”.

        Con mucha vivacidad, Natalia remarcó que, en el teatro independiente, se hacen únicamente propuestas que atrapan a los actores, una de las claves, seguramente, de la pasión. Enfatizó, además, que “valió la pena cada uno de los pasitos que hubo que dar para poder viajar”. Y eso es lo que le gustaría que sus alumnos entiendan: “Para lograr algo se necesita trabajo y esfuerzo y, cuando llega la hora de la cosecha, a uno nadie le quita la satisfacción de decir ‘esto lo logré con mi trabajo’. Esto es lo que quiero transmitirles, para cualquier cosa que hagan”.

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