De categoría “esposa de socio” a gestionar una regata: Las mujeres del agua

, Deportes

En el Rowing Club Argentino, las socias llegaron a la comisión directiva por capacidad e interés personal. Un deporte típicamente masculino se va poniendo a tono con los tiempos que corren. Una historia que involucra a todos los clubes de remo.

        En la película África Mía, Meryl Streep, recién llegada de Europa, ingresa a un lujoso club de hombres, en Kenia, y todo se detiene, mejor dicho, los hombres se sorprenden tanto que parece que, por un momento, dejaran de respirar, hasta que un empleado la saca del lugar. Era 1913.

        Varias décadas después, “todos los clubes de remo tenían una sede administrativa en Capital Federal y allí las mujeres no tenían permiso para entrar”, contó Ángela Madorno, quien llegó al Rowing Club Argentino de la mano de su esposo en la década del 80.

        Terminada la 2° Guerra Mundial, las mujeres empezaron a escribir su propia historia: demostraron su potencia en empresas, universidades, sindicatos, clubes. En muchos casos, simplemente porque los hombres reconocieron que la energía femenina es necesaria para que a ellos también les vaya mejor; en otros, tuvieron que empujar un poco para ocupar el lugar que siempre merecieron.

        Los clubes de remo fueron espacios muy masculinos; en algunos casos, machistas. Grandes remeras, entrenadoras, mujeres que demostraron que saben gestionar hoy se encuentran en lugares destacados poque la aguja de la balanza ya no puede ser invisible.

Algunos se empeñan en que sigan ocultas

        Compartiendo un café en el salón principal del Rowing Club Argentino, una casona de bello estilo inglés, Ángela Madorno, Adriana Narducci, Mariana Hidalgo y Flor Isola hicieron un repaso por una historia que ellas mismas vivieron y, entre anécdotas, reflexiones y carcajadas, aseguraron que las mujeres fueron ocupando lugares decisorios por capacidad, actitud y mucha dedicación al club. “Antes las mujeres podían ser socias, pero no podían sacar bote, su categoría era ‘esposa de socio’. Ahora, hace 4 años, algunas mujeres ingresamos a la Comisión Directiva, pero en muchos clubes siguen siendo sólo hombres”, comentó Mariana Hidalgo, actual secretaria de la Comisión Directiva del Rowing, quien informó además que existe una recomendación de la Dirección General de Justicia que en el futuro obligará que haya un porcentaje de mujeres en las comisiones directivas, pero desde su punto de vista “es mejor que las mujeres lleguen por predisposición personal y no por exigencia de un ente oficial”. Aunque después de mirarse un segundo, todas acordaron que “cuando no se da naturalmente, hay que forzarlo para que la mujer tenga su lugar”.

        Varias acciones todavía son necesarias para que esos lugares se ocupen: en el Rowing hay un salón donde están los retratos de todos los socios que se destacaron como remeros; si bien algunas mujeres tuvieron también actuaciones destacadas, sus cuadros no están expuestos.

Creativas y potentes

        Si antes las mujeres se quedaban en la puerta del club esperando que el hombre sacara el bote y las llevara de paseo, ahora no sólo corren regatas, también las crean.

        La Regata de la Mujer, que se realiza en marzo en celebración del Día Internacional de la Mujer, fue ideada por Adriana quien se la transmitió a polvorita Ángela que, por llevar muchos años en el club, cuando la explicó a las autoridades, cerró diciendo “al club no le va a costar ni un peso”. Y así fue, las mujeres se encargaron de conseguir los premios y de hacer la promoción: “Mientras íbamos remando, nos acercábamos a otras remeras y les decíamos ‘chicas, miren que va a haber una regata de mujeres’”, contó Ángela.

        En la primera edición se anotaron 90 remeras; en la segunda, 120. La volvieron a hacer este año, pero como aún había aislamiento obligatorio, cada remera corrió en su lugar de origen y mandó los datos al Rowing. Participaron mujeres de Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Uruguay. Para el 2022 suponen que batirán récord de inscripciones.

        Otro gran logro fue subir al bote largo, es decir el famoso 8. “Eso es como haber subido al poder del remo!”, exclamó jocosamente Ángela. Algunos hombres se mostraron un poco renuentes y se miraron entre ellos como diciendo “si no lo pueden ni manejar”.

        Pero ellas demostraron que pueden y en cada regata se enorgullecen de dejar la camiseta transpirada y recuerdan con humor a aquellas mujeres que siguen prefiriendo la comodidad. Un ejemplo es la anécdota que, con entusiasmo vivencial, contó Flor: “Muchos hombres reman con mujeres de timonel, flaquitas, es una estrategia para ganar. Un día, en una regata, nosotras llegábamos todas transpiradas y escuchamos que una minita nos gritaba ‘agua, agua’, venía de timonel, con su camperita cerradita y nosotras, con un calor, le gritamos ‘defendé el género’ y seguimos remando”.

        Las socias del Rowing Club Argentino han armado un grupo generador de iniciativas, apoyadas por el actual presidente que “es un hombre muy abierto”. Ninguna compite por espacios de poder. “Somos un equipo”, aseguró Adriana.

        Decisión, humor, constancia y dedicación a la institución parecen ser las claves de estas mujeres del agua.

Por Mónica Carinchi

Deja una respuesta